21/2/18

ALLONS ENFANTS...

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 21/02/2018. Contraportada.

Un himno es un símbolo poderoso, más, si cabe, que una bandera —que representa, pero en su naturaleza simbólica, es fría—. El himno se entiende como expresión oral y musical que celebra una condición colectiva concreta. La conjunción música y, sobre todo, texto, permite la participación de todos en su expresión. Aúna. Un himno solamente musical puede emocionar, pero si además es cantado, enardece.
La vida de los seres humanos está basada en el asociacionismo permanente. Pertenecemos a todo tipo de grupos y colectivos: familiares, de edad, deportivos, de ocio, religiosos, de género, políticos… Inevitablemente, muchas de estas identidades son referenciales: se es de un barrio/pueblo/ciudad/región y no de otro… Estas incorporaciones y exclusiones se combinan complejamente dada la superposición de identidades que todos atesoramos, lo que permite integrar espacios y colectivos hasta niveles de extraordinaria amplitud. Una misma persona logra sumar no pocos himnos que le hagan vibrar según qué contexto —el himno del colegio, el de la santa patrona, el de la ciudad, el equipo deportivo, el grupo excursionista, el partido político… Y, también, el del país, en este caso desde la sublimación de la idea de comunidad, que no puede ser sino imaginada más que real, siendo lo importante la voluntad, el deseo de pertenecer a ella.
Independientemente de ser de izquierdas o de derechas, bajo el marco de los estados nacionales, es perfectamente lícito desear tener un himno que exprese la pertenencia —ergo, querencia, pasión, entrega— a un país. Podemos discutir si la letra de Marta Sánchez debe mencionar o no a Dios, su escasa calidad estética, etc., pero de lo que no cabe duda es que, como comunidad de españoles, nos falta algo. Y aunque el debate sobre el himno nos pueda parecer oportunista, inevitablemente estimulado por la actualidad catalana, lo que me parece absurdo es dejárselo al choque PP-C’s. ¿Cuándo vamos a abandonar esa actitud flagelante de tener que pedir contritamente perdón por sentirnos españoles? ¿Sólo los de derechas pueden ser españoles? ¿Para poder ser español de izquierdas hay que negar ser español? Si queremos hacer país, habrá que nombrarlo, y que pelearlo. De esa pasión nace también la fuerza para transformar y mejorar el país. Y desear cantarlo.