DIARIO DE BURGOS, 14/10/2025. Página 5.
“Menos
cofradías y más mamografías”, han coreado miles de mujeres de toda Andalucía en
sus protestas contra la Junta. No es una mera rima ocurrente, es una denuncia airada
de quienes ven en peligro su propia supervivencia ―para algunas es ya demasiado
tarde―. El Partido Popular ha jugado despreciativamente con lo más sagrado de todas
ellas: la salud. Y cuidado, los expertos advierten de que estamos ante la punta
del iceberg y que podrían saltar miles de casos más de otros cánceres y
enfermedades graves.
Las andaluzas han
gritado a Moreno Bonilla: no somos productos, ni las personas ni las culturas. Su
eslogan antepone lo importante y central, la vida, frente a cualquier otro
interés ―religioso, identitario o turístico― o decorado.
El caso de los
cribados del cáncer de mama revela cómo para los responsables del Partido
Popular la salud de la población es un elemento de especulación más. Esta
voracidad clasista rompe el pacto constitucional sobre el que se asienta
nuestra democracia: “España es un estado social y democrático de Derecho”, art.
1.1 CE. Lo “social” se les atraganta a nuestros conservadores.
La privatización
de nuestra salud y cuidados supone la pérdida de la calidad, de los
tratamientos generalizados, del acceso universal, del trato humanitario. No
suele aparecer en los programas electorales ―la privatización―, o lo hace de
manera encubierta, como cuando aseguran que “reduciremos las listas de espera”
―nunca dicen cómo―, y más veladamente con las promesas de bajadas de impuestos,
el gran engañabobos con el que se desmonta lo público para dar entrada a los
especuladores, a los fondos buitre, a las empresas que no moverán un dedo por
la salud de los más necesitados. La parasitación de lo público crea estos
monstruos que, succionado el presupuesto de la Junta, abandonan, menosprecian y
desatienden a quienes están en una situación crítica, necesitados de
tratamiento inmediato, salvo que lo paguen bien pagado.
El engaño y
trato inhumano a las mujeres andaluzas es imperdonable, injustificable, y pasará
factura a Moreno Bonilla.
En cuanto al
resto, habrá que espabilar. ¿De verdad Ud. vota feliz por perder su hospital,
su centro de salud, su médico, su servicio de oncología? Porque cada vez que le
sacan lo de Txapote y los impuestos, eso está haciendo.
Resistirse a
la privatización de nuestra salud es uno de los mayores actos de patriotismo a
nuestro alcance.