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17/12/19
13/12/19
THE CHANCELLOR, 1
EN LIBRERÍAS A PARTIR DEL 20 DE DICIEMBRE 2019. PVP 14,00 €
Compra de ejemplares: https://anaquel.eu/producto/the-chancellor/
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11/12/19
DE LOS MOZOS, OBISPILLO.
IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 11/12/2019. Contraportada.
DIARIO DE BURGOS, 11/12/2019. Contraportada.
Andan bajo el riesgo mismo de la despoblación los
Mozos de Coro de la Catedral —denominación mucho más auténtica que el lambido
pueri cantores—, que solo once son los varoncitos, once, según avisan los
pregones con preocupación.
De los Mozos de Coro salió una de las tradiciones vinculadas
a las Saturnalia: el Obispillo de San Nicolás, fiesta propia de las escuelas
catedralicias de toda Europa, también de las universidades, siendo tal fecha, 6
de diciembre, la que habitualmente marcaba el fin de las clases.
El Obipillo era elegido por el sochantre en la
víspera de San Nicolás de entre los Mozos del Coro —que por el siglo XV quedaron fijados en doce sus titulares—. El jocoso personaje suponía una
inversión en el orden catedralicio y religioso local pues habíasele de respetar
y celebrar como si del propio obispo se tratara. Revestido con mitra, báculo y ropaje
ceremonial, se allegaba el día de su onomástica a la iglesia de San Nicolás a
oír misa y recibir de los clérigos el agasajo y pleitesía propios de su
Ilustrísima. El incumplimiento de tales obligaciones —como quedó claro en 1552—
podía ser castigado con graves multas y hasta la excomunión.
Las alteraciones de orden que suponía esta
autoridad burlona y algo carnavalesca, cuyo mandato duraba desde San Nicolás a
la fiesta de los Inocentes, proporcionaba también buenos servicios al palacio
episcopal. El día 28 de diciembre, el obispillo partía con sus congéneres,
acompañados del cabildo en pleno —so pena de multa— hasta el Hospital del Rey
donde el Comendador y freires debían agasajarle y ofrecer colación a él y sus
acompañantes. Lo mismo había de hacer el prior del Monasterio de San Juan. Con
estas visitas burlescas, a menudo mal recibidas y peor despachadas, se
reforzaba la autoridad del obispo citadino frente a las tentaciones
autonomistas de otras instituciones eclesiales.
El formato actual de la fiesta no deja de ser una
recuperación penosa, con varios obispillos recorriendo las calles y llegándose
hasta la alcaldía en vez de visitar, a lomos de mula, que no a caballo, al
comendador actual del Hospital del Rey, el Rector de la Universidad, y al prior
de San Juan, la Directora de la Biblioteca Pública. Pudiendo ser una fiesta con
perfiles escatológicos y ribetes culturales —grial anhelado—, queda en ñoñería
bienpensante, propia de tiempos lerdos y sensiblitos.
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