26/11/20

NO, NO ES VERDAD

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 25/11/2020. Contraportada

La reciente aprobación de la Ley de Educación, LOMLOE, conocida como Ley Celaá, supone una normalización del sector educativo y un ejercicio de cohesión social necesario. Estamos ante una ley positiva, en línea con la legislación de los países más avanzados de la OCDE y es de esperar que surta los cambios precisos en el sistema, en la formación del profesorado y en el modelo docente para alcanzar mejores resultados educativos, que falta hacen.

El primer beneficio de la nueva norma está en acabar con la LOMCE o Ley Wert, impuesta por el Partido Popular en 2013, cuyos resultados más evidentes se vieron en el informe PISA del año pasado: España bajó cinco puntos en matemáticas y diez en ciencias, situándonos a la cola de los países de la OCDE (puesto 28 de 37). El otro elemento clave es su apuesta decidida por una educación pública capaz, sólidamente financiada; un elemento clave para contar con un país preparado ante cualquier crisis, con verdadera igualdad de oportunidades para todos.

Resulta penoso ver cómo la enseñanza concertada ha cedido su medios, redes y púlpitos a la campaña antigubernamental orquestada por la oposición, con el decidido apoyo de la Iglesia. Buscando desgastar al Gobierno, sembrar desafección y miedo, se está manipulando a los padres con cartas y soflamas sobre el cierre de los centros concertados. Uno esperaría de maestros y profesores, y aún de padres del Ampa, un interés acorde a su profesión y cualificación, vaya, que en vez de regirse por el whatsapp de un fulano acudieran al texto legal para comprobar si es verdad que está en riesgo su centro concertado. Y ya se lo anuncio: no. Las fake news llegan porque la LOMLOE debilita el peso de la religión que, sin embargo, sigue presente en la oferta educativa; porque prioriza la no segregación por sexos, amén de la educación en valores de igualdad, respeto y multiculturalidad. Tampoco es verdad que el castellano desaparezca. Ni que la Ley fomente la vagancia al abordar el problema de los repetidores (nuestro país tiene un disparado 28,7%, frente al 11,4% de media de la OCDE). Ni van a cerrar los centros de Educación especial.

Los intereses son, evidentemente, otros. Se juegan más arriba. Y no tienen nada que ver con la Libertad y, dudo mucho, con la Educación.




11/11/20

TRUMPUNK

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 11/11/2020. Contraportada.

 Tras la intención de Joe Biden de coser Estados Unidos, topamos con una preocupante realidad sociológica de guapos y forrados neoliberales, amables racistas, negacionistas de la ciencia, supremacistas bíblicos, anticomunistas siliconados, evangélicos clenbuterados, conspiranoicos armados, en fin, un popurrí fundamentalista que, sin embargo, se dice animado por el principio de libertad absoluta ―los libertarians anti-Estado, anti impuestos, servicios públicos o restricciones de cualquier tipo―. Como diría Maruhenda, buenos americanos, gente devota en su mayoría, que vive en un idealizado Smallville, que tiene más de siglo XX que de XXI. He ahí el trumpismo.

Esa olla a presión de frustraciones vitales, incomprensión de la modernidad, terror a la multiculturalidad, anhelos de sistemas económicos periclitados y fundamentalismo cristiano es el mayor riesgo que Estados Unidos tiene para su propia pervivencia como nación. Su mayor enemigo es él mismo. Con Trump, sus votantes buscan que el mundo gire hacia atrás ―sí, como hizo Superman―. Aunque algunos creen hace tiempo estar ya girando así, a la contra…

Donald Trump tiene mucho que ver con la negación del mundo contemporáneo y, a la vez, su relativa afirmación, una especie de contradictio in terminis. Trump es un fenómeno steampunk, un personaje retrofuturista anclado en fabulosos inventos a vapor, rodeado de auxiliares con minifaldas de vértigo y gafas de aviador, atildados engominados de arrebolado espíritu neocon y furibundos telepredicadores comprensivos con las debilidades de la carne… Un mundo de ensoñación pseudocientífica a cuyo frente se sitúa un iletrado, un negacionista, un inmenso irresponsable que ha dado alas a movimientos por todo el mundo que incurren en esa apuesta por un pasado fake y paranoico, racista, clasista, hipernacionalista. Ojo, que por aquí, de esos, los hay a puñados.

La ciencia es nuestro mejor aliado, como se ve a las claras en estos momentos de pandemia, de busca denodada de vacunas y tratamientos. Una ciencia a la que se ha hecho muchos ascos en España dejando escuálido nuestro sistema de I+D+i, y que ha de remediarse. Lamentablemente, las cegueras ideologizadas sobre lo real y contrastado se extienden a muchos ámbitos, y para muestra ahí está la llamada Ley Trans que promueve nuestra ministra de Igualdad, en la que la biología ha sido borrada de un plumazo. En fin.