22/6/22

WIN-LOSE

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 22/06/2022. Contraportada.

 Las victorias borran cualquier discrepancia, tensión o desajuste previos. Es lo que tiene ganar, todos quieren ser parte de la grandilocuencia. Pero el análisis de lo sucedido arroja ciertas sombras…

No cabe duda de quién ha perdido en Andalucía: la izquierda toda, desde luego, pero también, ¡oh, sorpresa!, la derecha y la ultraderecha. Quien ha ganado el 19-J ha sido Juan Manuel Moreno Bonilla, Juanma, una marca personal que ha prescindido de las siglas de su partido durante la campaña para apostar por un empeño arriesgado: convencer a través de su imagen de talante moderado, de sesgo tranquilo, confiable, cercano e independiente de que él era la apuesta precisa para consolidar un cambio político necesario en la región. También, el único capaz de parar a Vox. Y le ha salido redondo. Resulta comprensible que ahora el PP saque pecho, pero en Génova no las tuvieron todas consigo con la estrategia del presidente andaluz. El llamado efecto Feijóo es, hasta el momento, más humo que certezas, y el error Mañueco ha estado pesando mucho hasta generar un discurso posibilista sobre la necesidad indeseada que supone Vox.

Que Moreno Bonilla haya convencido de que él era el muro contra Vox no lo ha hecho Feijóo (o Génova), que se tragaron el sapo de Castilla y León. En Andalucía, las extemporaneidades y estulticias del señorito-vicepresidente García-Gallardo, con el firme apoyo del consejero de Industria Veganzones, han sido vistas con horror. Tampoco Olona ha contribuido al entusiasmo exhibiendo una supina ignorancia de la región, más allá de cuatro tópicos muy mal usados, y un patético afán por encarnar una imagen femenina a lo Julio Romero de Torres.

En cuanto a las izquierdas, hay poco que descubrir sobre sus muchos errores, de sus problemas para configurar un proyecto ilusionante e integrador metidas como están en guerras de guerrillas sobre temas disolventes y sobredimensionados, cuando no ajenos a la problemática social. En la parte más centrada, el PSOE, ha pesado otra herencia castellanoleonesa: que no son útiles para frenar a Vox, pagando muy caro no anteponer la defensa del sistema democrático —abstenerse para permitir un gobierno del PP— a sus propios intereses.

El efecto Juanma debería centrar a Feijóo —veremos—. Mañueco queda muy devaluado, convertido en la mancha y la vergüenza. La victoria andaluza deja muy debilitada a Castilla y León. 





8/6/22

CRUZADAS

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 08/06/2022. Contraportada.
  

Aquellas guerras medievales de quienes iban a liberar los santos lugares, paradójicamente contra quienes mantenían idéntico principio ─conservar los santos lugares─, parecen haber quedado como algo positivo, admirable en la mentalidad popular. Desde el romanticismo hasta hoy, los cruzados aparecen en novelas, películas y videojuegos como héroes de causa justa, mitad monjes, mitad guerreros ─en unión desequilibrada hacia lo segundo─. Sin embargo, más allá de su literaturización, los cruzados se caracterizaron, fundamentalmente, por sembrar el caos y destrucción a su paso.

Las cruzadas fueron luchas estériles que sirvieron para reforzar el principio de la exclusión, el odio al diferente y la exaltación de la violencia más cruda, pues matar era un deber divino y haciéndolo se ganaba el cielo.

También la Península Ibérica fue tierra de cruzadas en la Baja Edad Media, con el consabido efecto del exterminio de las otras fes. Recientemente, algunos políticos de la extrema derecha ─ya sea Vox, ya Ayuso─ nos han querido engatusar con la viejuna idea de que España nació justamente de la expulsión de los moros, que nuestro ser colectivo se debe a la reconquista, que en su boca no es sino una cruzada. Y uno podría preguntarse, ¿a qué sacar ahora semejante tema, desde semejante interpretación? Y un malpensado dirá: ¿a ver si quieren que pensemos que la identidad española es beligerantemente cristiana, intolerantemente católica, irreductiblemente antimusulmana? Y el buenista de manual le responderá: No, hombre, no, eso sería querer ideologizarnos por la patilla…

Desde la Ilustración conocemos que la modernización y democratización del Estado y la sociedad se realizan sobre las bases del equilibrio de poderes, el laicismo, la libertad, la igualdad y el respeto. Estos principios básicos que alentaron los programas liberales decimonónicos buscaban conseguir la desideologización del belicoso fundamentalismo tradicional. Por supuesto, este siempre se defendió acusándoles de ser ellos los perversos ideologizadores que pretendían acabar con su saludable intolerancia.

La última diatriba de Ayuso contra la Ley de Educación está en la estela de un tipo de populismo de derechas que no hace sino desgastar al Estado, sus instituciones y funcionamiento (como no renovar el CGPJ) tanto o más que el independentismo. Las afirmaciones protagonizadas por una tergiversadora presidenta autonómica, por un presidente incendiario del TSJ, por una candidata que niega la violencia machista, por un obispo que oculta los abusos eclesiales, son pura ideología, toda de un mismo tipo. Póngale Ud. la etiqueta.