29/4/20

INFORME CV-19

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 29/04/2020. Contraportada.

La contención no durará tanto. A la vuelta de unos meses la violencia se hará carne entre los ciudadanos hartos de ser sumisos corderos en hilera enmascarada. Arreciarán los golpes y la sangre salpicará las paredes de los super. Francotiradores de balcón sacarán su Beretta del 12 y cambiarán los conejos por ese cabrón del tercero que saca demoradamente al perro.  Las calles serán de los antidisturbios —1,90, defensas de robocop— que primero encañonarán y luego, tal vez, dejen explicarse al personal. La madrugada de los sábados, veinteañeros con subidón de noche clandestina, embestirán los controles de la Guardia Civil al grito de ¡Banzai!
Las cadenas de bulos despertarán a sus galeotes con el anuncio de niños arrojados al vacío, misas desalojadas por Mossos d'Esquadra y el gobierno aprobando ayudas milmillonarias para los LGTBI.
Los justicieros de barrio y bandera saquearán el almacén de electrodomésticos y quemarán el bazar chino, el bar del chino, la alimentación del chino, y al chino. Quienes se atrevan a increpar algo pasarán por una rueda de esputos y golpes. En los hogares españoles, se volverá a la tradicional bofetada marital. La_armeria_amiga.com continuará con su servicio las 24 horas.
Los accesos a la cementera, custodiados por seguridad privada, mostrarán —¡por fin!— hileras de féretros apilados a la espera de alimentar el gran horno incinerador, astro solar de la pandemia. Las imágenes ilustrarán un programa especial de RoucoTv, también descargable desde youtube.
Las centralitas no dan ya abasto recogiendo denuncias y delaciones de vecinos que se asoman cuando no toca, aplauden indebidamente o no reenvían la información que los medios no dan. España está al borde del colapso. Un país sin viejos, con las UCIs tirando de máscaras del Decathlon, los sanitarios envueltos en plástico y el gobierno sin decretar el luto nacional… ¡Un gobierno que —esto ya va calando— quiere instaurar el comunismo! El magnicidio será necesario para volver a la normalidad.
Un nuevo 36, dirá los más afectos. La economía hundida, el gobierno mintiendo, las calles hechas un mar de sangre. La percepción, es sabido, se tiñe de la propia mirada… Con un empujoncito más —Orbán, Salvini, Bolsonaro y Banon apoyan y monitorean—, con un poco más de ponzoña, lo tenemos al alcance.
Fin del informe.


15/4/20

HACER EL MAL

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 15/04/2020. Contraportada.

Al cuestionarnos qué es el odio, la maldad…, acudimos a los casos de tiranos que encarnan la idea del mal absoluto. Saber que hay malos terribles, tranquiliza, libera la carga de las pequeñas culpas de nuestra cotidianidad —pequeñas o no tanto—, y también nos irresponsabiliza. Igual que hay gente buena, hay muchísima mala. O mejor, todos somos capaces de desatar importantes cargas de maldad.
El concepto de sadismo cotidiano es aplicable a gente corriente que siente placer al causar daño a otros. El grado del daño puede ser mayúsculo o menor, v. gr. la abuela o el hermano que chincha a un pequeño por el placer de verle hacer pucheros, llorar… y luego consolarlo. También quien atenta contra la reputación de alguien a base de falsedades y chismes. O hacer de policía de balcón, o de difamador de whatsapp o Telegram.
La senda del mal es un camino que arranca de una colectivización del yo: asumirse uno parte de un grupo fuerte permite abandonar la individualidad para actuar conforme dicta el conjunto. Esto supone percibirse sin responsabilidad o culpa alguna, se actúa en línea con el resto, desde el anonimato, contra los contrarios/enemigos/rivales convenientemente deshumanizados. El otro queda descrito como compendio de todo lo horrible e inhumano. Y así llega el momento de la alegre difamación, de la delación gustosa, del ataque en masa contra quienes son detenidos o exhibidos en paseos infamantes.
Hasta el Financial Times ha mostrado su perplejidad por el comportamiento de la oposición política en España durante la crisis del coronavirus. Las barbaridades que se han dicho sobre el Gobierno, sobre el Presidente Sánchez, sobre el Ministro de Sanidad…, son una vergüenza. Se les ha acusado de ocultar información, de pretender la ruina del país, ¡de eutanasia encubierta!
Mientras Portugal nos da lecciones de dignidad y decencia —Antonio Costa tachando de “repugnante” la insolidaridad del ministro holandés; o el jefe de la oposición, el conservador Rui Rio explicando que "No coopero con el Partido Socialista, sino con el Gobierno del país"—, al “rico e irresponsable” Aznar —New York Times dixit por irse a Marbella en pleno confinamiento—, cuando se demanda el apoyo y la solidaridad de todos solo le interesa quebrar al Gobierno de España. Hacer el mal.


1/4/20

LA CULPA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 01/04/2020. Contraportada.

La culpa otorgada es un sambenito presto a caer sobre cualquiera con la honrosísima pretensión de arruinar una reputación y de paso los efectos de un buen hacer. Culpar bien es un arte, el del perfecto hijoputismo. Me refiero, claro, al culpar arteramente. Señalar un culpable, un gran culpable, o si Ud. prefiere, un villano, nada tiene que ver con denunciar confabulaciones contra los intereses generales; no se trata de desvelar crímenes reales. Un culpar como dios manda busca reconducir todos los temores, tensiones, malestares, injusticias y odios, focalizarlos, convertirlos en algo —una idea, v.gr. España nos roba—, en alguien —tal político, el gafe local…—, o un grupo —una minoría social, un credo religioso, una ideología…—. Culpar así es la antítesis de la responsabilidad.
Cuando España se enfrenta a una crisis desconocida y de terribles efectos como la actual, son necesarias entregas absolutas, medidas desconocidas, trabajo ímprobo, lucha sin cuartel en la salvaguarda de la población. Inevitablemente, además de políticas inéditas y firmes, se incurre en ensayos y errores ante lo inusitado de la situación. Sin embargo, el comportamiento de la oposición parlamentaria resulta vergonzoso en su esforzado afán por desgastar al Gobierno. Ver a Casado —abascalizado con su barbita y un escenario propio de una película de los 80 sobre juegos de guerra— poner a caldo al Presidente del Gobierno porque sí, para subir en sus encuestas, para ponerse al frente de los necios que no entienden lo excepcional de estos tiempos, muestra cualquier cosa menos talla de hombre de Estado. Qué decir del líder de Vox disfrazado de general Armada pidiendo un gobierno de concentración nacional ¡quienes son incapaces de remar conjuntamente —o al menos  de no estorbar—para superar la pandemia!
El Gobierno se deja la piel mientras la oposición arma cada mañana a sus huestes vía whatsapp llenando la red de bulos y memes encendidos para mantener prietas las filas. Se ceban en malhadados fallos instrumentales, en carencias del sistema sanitario superviviente a sus maltratos y recortes previos, mientras esconden su ineficiencia al frente de gobiernos autonómicos. Ladran, muerden y con su ruido dan munición a los enemigos del país que nos niegan políticas europeas de apoyo.
Eso sí, ellos, participados de tanta providencialidad y omnisciencia, tienen la potestad de señalar quién es el culpable de todo… ¿Para qué pensar más?