24/12/20

MÁS CIENCIA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 23/12/2020. Contraportada

Cuando, curiosos, nos acercamos a la Historia para saber de las grandes figuras de la Ciencia, topamos con las tremendas persecuciones y penalidades que sufrieron al defender sus descubrimientos. Al final, las novedades de aquellos filósofos, físicos, médicos, matemáticos, biólogos y demás librepensadores acabaron por aceptarse, pero, hasta tanto, los fanáticos religiosos, los ultraconservadores políticos, los negacionistas del progreso… propiciaron que la vida continuara siendo más oscura, más dura, con mayor sufrimiento, más corta.

Hoy más que nunca somos conscientes de la importancia de la Ciencia. El mundo entero se agarra a los resultados presentados por las nuevas vacunas, pues de ellas, junto con el control de nuestros comportamientos, depende el que podamos recuperar la normalidad perdida. Solo la Ciencia puede acudir a nuestro rescate. Y va siendo hora ya de que nos tomemos en serio esto aquí. El viejo sueño de los regeneracionistas y, antes que ellos, de los pedagogos de la Institución Libre de Enseñanza, de sentar las bases del desarrollo nacional a través de la promoción del conocimiento libre y experimental, del fomento de la ciencia y la técnica, con buenas bases educativas y un sólido tejido investigador, sigue esperando su turno en España.

Las heterogéneas manifestaciones anticovid −mejor, antimedidas− que hemos visto recientemente muestran extensas capas de población inmersas aún en viejos delirios milenaristas, con extremistas de derecha libertarios convencidos de que los gobernantes son un hatajo de pederastas en perpetua orgia y que usan los órganos de los abusados para trasplantes, mezclándose con terraplanistas que se tapan la cabeza con papel de aluminio para que no les lean el pensamiento, junto con otros conspiranoicos que denuncian que supermillonarios malvados quieren controlar el mundo y espiar a los 7.700 millones de habitantes del planeta con el 5G, a los que se suman grupos antivacunas negacionistas posthippies −muchos de extrema izquierda−, repletos de obcecado pseudonaturalismo, que creen que mediante las inyecciones buscan exterminarnos o instalarnos un chip…  En fin, como se ve, el mayor mosaico de incultura y necedad que se pueda imaginar. Por otro lado, un terrible peligro para la sociedad en un momento tan crítico como el que vivimos.

Ojalá que pasemos unas Fiestas con mucho control y responsabilidad por el bien general. Y que los Reyes nos traigan muchísima más ciencia y, por supuesto, vacunas para todos.



9/12/20

EL CHAT

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 09/12/2020. Contraportada.

   El desvelamiento del chat de los exmilitares y las cartas enviadas al rey confirman mejor que cualquier encuesta del CIS la deficiente cultura democrática de España. Ítem más, los graves peligros que la acechan. Las brutales expresiones sobre fusilamientos de más de la mitad de la población, la fraseología casposa para referirse al Gobierno, las llamadas a la sublevación, la admiración por el golpe de Estado del 36 o por el dictador, muestran la terrible realidad de nuestros cuarteles: una arraigada cultura antidemocrática y franquista que, inevitablemente, conduce a una profunda deslealtad institucional. Y así lo afirma el Teniente Coronel retirado, José Ignacio Domínguez. Que cuarenta años después, la dictadura tenga tales créditos demuestra las graves carencias de nuestro sistema.

España es un país profundamente ignorante de su Historia. Los instalados cómodamente en el franquismo despreciaron y reprimieron cruelmente a quienes no compartía su estrecha visión de la sociedad, más de la mitad de la población. Muerto el general, la nuestra ha sido una historia acelerada de autodidactismo sobre las libertades y los valores democráticos, porque entre unas y otras burocracias —las de uniforme, toga y tonsura—, y con el concurso de los partidos de los nostálgicos de la dictadura, pusieron todos los obstáculos posibles para que no calaran tales valores ni la educación para la ciudadanía o no se adaptaran convenientemente los curricula de las academias militares.

El lamentable chat demuestra, frente a quienes se empeñan en lo contrario, la importancia y valor de Políticas de Memoria que defiendan los Derechos Humanos y los valores democráticos; su indiscutible necesidad.

Con su participación en misiones de paz por todo el mundo, los militares españoles recuperaron estima y admiración. Los penosos sucesos del Yak-42 mostraron, sin embargo, cómo los compromisos de los mandos no eran los que pensábamos, menos aún los del inefable ministro Trillo. Y aquel castillo de naipes se derrumbó. Hoy continúa ese triste destape. Las fuerzas armadas no pueden plantearse la vigilancia social, el definir objetivos a reprimir. Si el espíritu que domina es ese, tenemos un grave problema como país. Con su lamentable actuación, los militares retirados han contribuido a la erosión de la institución militar y de la corona. No entienden que viven dentro de una sociedad moderna, plural y heterogénea, que ahora los percibe, de nuevo, como el potencial represor de sus libertades.