19/9/18

BURRÍCULO

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 19/09/2018. Contraportada.

En la vorágine devoradora de los CV de nuestra clase política es preciso no confundir el culo con las témporas. Una cosa es ser un pirata y otra hacer creer que nuestro sistema universitario es un bluf.
Una vez más, los perniciosos efectos de la partitocracia. Durante las últimas décadas se ha promovido un tipo de político de poca o nula cualificación, una suerte de producto orgánico procedente del torvo mundo de las juventudes institucionales. Jóvenes ambiciosos, sabedores del poder de colocación de los partidos, aprenden rápidamente a hacer pasillo, a chupar rueda de cargos con influencia bajo cuyo amparo buscan medrar con afán perdurable. En estas organizaciones puberales parece abundar un tipo de estudiante mediocre que, bien se eterniza en sacar su carrera, bien la abandona ante la consecución de un puesto merecido. Cuando acceden a tales responsabilidades —designadas o electas— no tienen cualificación suficiente para su desempeño, ergo son nefastos gestores. La necesidad empuja…, que diría el clásico, así que anhelan alcanzar la vitola de un título universitario mediante todos los regates y facilidades posibles para difuminar su negligencia. He aquí un tipo de demanda que genera mercado.
Luego está el maltrato a la universidad pública, una muestra de la incultura y mentecatez nacionales que, desde luego, no son de ahora. España, en general, desprecia a sus universidades, como desprecia la ciencia y el estudio. Antes se da crédito a quien ha tenido la viveza de dar un pelotazo que a quien ha dedicado su vida a desarrollar alguna parcela del conocimiento.  Si a esto le sumamos los efectos del disolvente neoliberalismo que ha traído la mercantilización de la academia mediante reformas degradantes, como el plan Bolonia, y los recortes de financiación que han afectado a la sostenibilidad de las universidades —razón de la subida de matrículas y abandono de la investigación básica—, nos topamos con un sálvese quien pueda que, lamentablemente, a veces aúpa a la gestión a tahúres o propicia en ciertos rincones chiringuitos, sobre todo online.
El galdosiano trasunto de los másteres retrata al país mejor que una encuesta del CIS: el postureo, el analfabetismo, el desprecio por la formación y el desarrollo definen estos tiempos de emprendedores. Apostar por la ciencia y la cultura no es cosa viejuna. De ahí derivan la ética, la competitividad, el desarrollo… Hasta la riqueza nacional.  



5/9/18

LAS NOVATADAS

DIARIO DE BURGOS, 05/09/2018. Contraportada.

Según algunos, la entrada en la universidad lleva pareja sufrir una experiencia iniciática que, dicen, tendría como misión facilitar la integración del nuevo estudiante. Se pretenden rito de paso y tratan de justificarlas dándoles rango de tradición. Son las llamadas novatadas. Y algunos de sus defensores las definen como bromas.
Lo que ha irrumpido recientemente en nuestros campus es un conjunto de prácticas abusivas y vejatorias donde individuos que se erigen en autoridad —veteranos— exigen a los nuevos estudiantes —novatos— comportamientos humillantes y denigratorios, llenos de violencia y sexismo. En estas prácticas, el novato pierde todo control sobre su persona obligado a actuar contra sí al aceptar la vejación y el consumo compulsivo de alcohol. También los veteranos, dada la ingesta abusiva, tienden a perder el control de sus bromas sobrepasando todos los límites.
El absurdo e infantilizante discurso sobre la integración no tiene un pase. Cualquier joven sabe que uno no se hace amigo de toda una carrera o clase. Con el tiempo, se conocen los amigos por compartir intereses y afinidades. Presuponer que humillar y emborrachar integra, no es una idea absurda, es directamente imbécil.
Las novatadas son violencia normalizada —pretendidamente—. Quienes las promueven las utilizan para sentir el primario poder de gritar, forzar y golpear a los más débiles. Dicen que son divertidas, pero su desarrollo implica intimidación y abusos. Sus efectos suponen naturalizar la violencia como forma de relación y una concepción de la comunidad jerárquica, desigual e injusta.
Marcar etapas de nuestra vida con ritos que expresan cambio personal o adherencia a una comunidad no es raro. Claro que tales prácticas suelen estar vinculadas a sociedades en las que el sujeto individual tiene poca presencia pública frente a los grupos de pertenencia… Nada que ver con el espíritu universitario.
A menudo, las novatadas son delitos, y graves. Confundir el deseo de diversión con maltrato expresa la catadura moral de quienes las defienden. Por debajo del discurso de aceptación —es una imposición— hay mucha gente que sufre, muchos menores que se ven sobrepasados en una edad difícil y en un contexto inseguro.
Abusar no es divertido, salvo para los que se asumen tipo manada