23/1/19

WINTER IS COMING

IGNACIO FERNÁDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 23/01/2018. Contraportada.

Llega el invierno. Bardas oscuras acarrean del norte ventiscas y cencelladas. Los cuervos baten los cielos con demandas de lealtad y alianza: anuncian la sangría.
Los bosques caen para alimento de fundiciones y fraguas. Los reinos se llenan de escoria y metal batido. Se requisan monturas y mocerío. Bajo los cascos, campesinos aterrados marchan de seis en fondo a ritmo de martinete.
Los señores vuelven por sus fueros: la guerra es su condición. Demasiada molicie y caza insulsa, hartos de galanteos y discusiones, de alguna lectura, de tanta teoría... Extrañan matar gente. Han jugado a la unión de las casas y mareas, ensayos con las tribus y comunes, roturaciones para desclasados de ingratitud indómita. Basta. Satisfechos de la traición recibida, ya no hay porqué contenerse más ni fingir en su lenguaje. Es hora de acabar con la herrumbre. Matar, crecer o morir; sobre todo de morir.
Señores y Filósofos no amalgaman. El traslado del pensamiento al gobierno choca con la ambición de poder absoluto, el deseo de control, las camarillas de fieles… Aupado el líder a condición de Señor de los Siete Reinos, el primero de su nombre, cualquier desavenencia conlleva el ostracismo, el retiro a la guardia de la noche.
Reclamar Invernalia, abrirla al pueblo libre, es alta traición.
El Rey de los Ándalos, los Rhoynar y los Primeros Hombres esconde su puño de hierro en impúdica bicefalia marital. Convertido en guardián de la ortodoxia se ensueña melenudo caudillo alado. No hay perdón para quien le recuerde el nido de pulgas del que procede. Su reino se funda tanto en la sombra como en la devoción al fuego.
El maestre filósofo sigue con su erre que erre de la horizontalidad, el desprecio de la magia, la suma de precarios, en ver la belleza tras la vieja. Sabe que para quienes han hecho de la sangre, de la invocación del miedo, de la agitación de la ira y la traición entre afeites su bandera, sobran las palabras.
Llega el invierno, el fuego y los dragones.
Claro que algunos aún no se han enterado de que ni estos son los Siete Reinos, ni hay Trono de Hierro. Miseria de nueva política.


9/1/19

CRÍA CUERVOS...

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 09/01/2019. Contraportada.

Va siendo hora de hablar de paternidades y dejar de poner cara de atontolinado que no sabe por dónde le da el aire. ¿Ha caído del cielo la ultraderecha? ¿Ayer no estaban y hoy sí? ¿De dónde han salido?
Que Vox se haya convertido en una suerte de coco al que todo mundo menta y, aparentemente, teme, se debe a la falta de compromiso de la derecha en el mantenimiento de los valores democráticos. La siempre perfectible democracia requiere cuidado y mimo, si de verdad interesa su desarrollo. Precisa pedagogía y asumir la paradoja de que hasta los enemigos más iracundos del modelo tienen cabida en él.
No diré que no hay demócratas en el PP, pero la confusión que sostiene como partido confesional, vinculado familiar e ideológicamente al nacionalismo franquista, permanentemente maniqueo en su visión moralista de la sociedad, refractario a la aceptación del contrario, manipulador y agitador del dolor de las víctimas, denigrador de las políticas de diversidad e igualdad… no ayuda. Hablamos de un partido instalado en la intolerancia, el frentismo y, seguramente, el más descaradamente clasista. No es liberal, por más que lo proclame, y tiene una clara vocación excluyente de todo aquel que no encaje en su fantaseo de la comunidad nacional.
La vergonzosa actitud de chamarileo sobre la violencia género del equipo de Casado, que ha hecho a Núñez Feijoo salir a poner orden, es denotativa de esa falta de compromiso con los principios democráticos más básicos. Tales actitudes calan profundamente en un electorado que ha asumido que solo las políticas de fuerza valen, esas de las que le gusta presumir al vigoréxico Aznar.
La ultraderecha no ha caído del cielo ni es una mera traslación del trumpismo —por más que haya tendencias internacionales favorecedoras—. Son los mismos votantes, de ahí los nervios de Génova. Es el precio de décadas practicando el descrédito del diferente, de elevar el corrupto egoísmo acaparador a categoría, de agitar el racismo —tan sencillo para el clasismo más duro—, de manipular la historia para edulcorar la dictadura —¿a qué cumplir la Ley de Memoria Histórica?—, de desprecio de la negociación y de la importancia de transigir para resolver los problemas.
Es el desgarro del adolescente impulsivo y primario. Pero es el mismo tronco.


2/1/19

PRESENTACIÓN DE "LOS HETERODOXOS REUNIDOS. UN DISCURRIR CRÍTICO POR TIEMPOS DE CRISIS". ED. ATTICUS.


RODRIGO PÉREZ BARREDO. PERIODISTA.

   Constituye moneda común cuando se presenta un libro hablar sobre su idoneidad, sobre el oportuno momento en el que éste llega a las librerías y a manos de los lectores. No siempre es cierto, claro está, hay mucha mercadotecnia detrás de determinadas afirmaciones. Pero se da la circunstancia, la feliz circunstancia, de que este libro que presentamos hoy, esta obra de Ignacio Fernández de Mata, no sólo es hoy pertinente. Diríamos que es incluso necesaria. No deja de resultar extraordinario que una recopilación de artículos de opinión publicados en prensa a lo largo de ocho años posean todavía ahora, además de una radical vigencia, virtudes que se antojan el mejor equipaje para comprender y defenderse de las horas que nos está tocando vivir. Los heterodoxos reunidos puede leerse como uno de esos mapas de las novelas de aventuras cuya atinada interpretación lleva al protagonista hasta el tesoro. Porque la lectura de este libro tiene mucho de revelación, de esclarecimiento, de discernimiento. Perspicacia, inteligencia, capacidad de análisis, espíritu crítico, agudeza, vehemencia, ironía y ninguna equidistancia son algunos de los principales ingredientes que su autor utiliza para poner el dedo en la llaga de la actualidad y de la realidad, para explicarnos el porqué de tantas cosas que nos horrorizan o escandalizan, que nos irritan o sublevan, que nos ofenden o entristecen.

   En este libro, por ejemplo, se dan las claves del éxito de Donald Trump mucho antes de que éste, para sorpresa y estupefacción de una mayoría, llegara a la Casa Blanca. Sus páginas están llenas de señales rojas que alertaban de la irrupción de la ultraderecha patria y presagiaban con temor su auge rampante desde muy distintos ángulos, léase el separatismo catalán, la negligente gestión de los gobiernos centrales o la impune corrupción que ha carcomido los cimientos de la sociedad hasta dejarnos asomados al borde del abismo. Cada uno de los textos de que se nutre el libro es un oasis de reflexión, un fogonazo certero, una iluminación de zonas de sombra, una guía utilísima, como decíamos antes, para ser conscientes de la arena movediza que pisamos, para cerciorarnos de por dónde sopla viento. Y, a la vez y con ello, ofrecernos bien abrigo y consuelo, bien un camino que ayude a alejarnos de la encrucijada.

   Para quienes amamos la prensa escrita, para quienes somos conscientes de su necesidad e importancia, los artículos de Fernández de Mata constituyen un fuerte en sí mismos: son refugio, trinchera, altavoz, faro. Ahora que tanta mediocridad campa a sus anchas, ahora que hay tantos púlpitos desde los que lanzar opiniones, encontrar un espacio tan reconocible y tan fiable como Los heterodoxos es algo muy valioso. Con añadidos que lo hacen aún más especial: hay algo profundamente romántico en la manera en la que Fernández de Mata aborda sus columnas de opinión, que nace del enorme respeto, y aun admiración, por el soporte que los cobija; y que sigue y crece con una postura responsable y comprometida. No escribe un chisgarabís al que le regalan un espacio que rellenar de cualquier ocurrencia fatua y sin vuelo. Lo hace un hombre de cuerpo entero, un intelectual de altura comprometido con su tiempo, comprometido con la sociedad, especialmente con los preteridos, con los sufrientes, con los más desvalidos. Y lo hace, además, con un estilo bien definido, habiendo hallado una voz y un tono perfectamente reconocibles, que es algo bien complicado para un espacio tan reducido como es una columna de prensa, máxime cuando se procede del mundo académico. Hay más: Ignacio logra, sin renunciar a sus vastos conocimientos, que su crítica inteligencia sea inteligible para todos. Esa es otra innegable virtud: no está subido en una peana, no está aupado en un pedestal. Escribe como respira para que lo entienda todo el mundo.

   Quisiera dejar también aquí anotada otra virtud más de los escritos que Ignacio Fernández de Mata regala a la estampa: la desnudez, la profunda verdad, la radical honestidad que destilan todos ellos. Para quienes gozamos del privilegio de su amistad, sabemos que él es cada una de las columnas que escribe. De la misma forma que en poesía no se puede mentir, y que es perfectamente detectable si se hace, en Los heterodoxos no hay poses ni postureos, está lo que su autor siente y es, lo que su intelecto ha rumiado obsesivamente hasta la destilación final sin medias tintas, sin ambigüedades, con meridiana claridad, a veces temerariamente, siempre con una contundente sinceridad. Y si algo retratan sus textos, más allá de ese episodio concreto de la actualidad política, más allá del análisis certero de tal o cual asunto, es a él mismo. Al intelectual, al profesor, al ciudadano implicado, pero también al hombre, al hijo, al marido, al amigo, al padre que es Ignacio Fernández de Mata. Al hombre fieramente humano que sabe ser un látigo para quienes amargan nuestra ventura, pero también el ser tierno que se conmueve ante el dolor, ante la injusticia, que se reconoce desvalido y desnortado frente a la orfandad, que se esperanza con el alborozo de un niño ante un avance social, que confiesa una tristeza o pide perdón. Creo que debemos celebrar que la editorial Atticus haya tenido a bien reunir a estos Heterodoxos y creo llegado el momento de que sea su autor quien tome la palabra. Gracias.

Rodrigo Pérez Barredo. Burgos, diciembre de 2018.