28/11/18

PAYASOS

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 28/11/2018. Contraportada.

Este país nuestro es un lugar de paradojas y contrastes, de exageraciones y excesos que conducen tanto a fundamentalismos de salón como a relativismos hueros. Sumemos a ello profundas deficiencias lingüísticas y culturales, más un marco legislativo desquiciado y ya tenemos el jaleo.
Constatar el nulo sentido del humor de un grupúsculo sindical de la policía ante un gag cómico con la bandera puede resultar opinable, pero también penoso. Que exista la absurda posibilidad de que denuncien al comediante ¡y se celebre un juicio!, eso sí es espeluznante. Tampoco es moco de pavo que el denunciante aclare que ellos —se arroga la representación de toda la policía— “trabajan cada día por esa bandera”. Al garete toda la inversión ministerial para convencernos de que la policía trabaja para servir y proteger… a los ciudadanos. Lamentablemente, mucha gente aplaude la iniciativa de este nuevo manos limpias, haciendo bueno al fanático Jorge de Burgos de El nombre de la rosa que tenía a la risa por mala, pura perdición. A menor humor, ascenso de la ultraderecha.
Del ámbito de la Justicia, ciega de tantos palos entre los miembros del Tribunal Supremo, al de la política. El españolito medio vive en la perplejidad de ver el Congreso de los Diputados convertido en antro tabernario en el que acontecen sainetes de ocurrencias faltosas, voceos de beodo donde se espeta una acusación de fascista por un quítame allá esas pajas. Estiércol y serrín, como muy bien expresó el ministro Borrel al nefando Rufián. El otro extremo del péndulo. Con razón decía la preclara Manuela Carmena: "Los discursos de los políticos son simples, infantiles y teatrales". Donde debe reinar el humor, topamos con la intransigencia; donde la palabra clara y oratoria firme, la irresponsabilidad y la banalidad.
También el secretario de la Conferencia Episcopal nos ha dado un susto gordo con sus afanes masculinizadores de la Iglesia en mitad de la tormenta de los abusos. La palabra justa, en el momento adecuado... Queriendo esconder costuras, muestran todos los rotos.
Mientras languidecen y se amargan nuestros cómicos, a lo que debería atender la ministra de transición ecológica es a las declaraciones de los políticos y no al diésel o la gasolina, eso sí es puro anhídrido carbónico. Lástima que, en vez de tanto golpe en el pecho, no atendamos más al quijotesco trabajo de la RAE.



14/11/18

ABUSOS E IGLESIA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 14/11/2018. Contraportada.

Recuerdo el shock que provocaron a mi padre las noticias de abusos sexuales en la Iglesia católica. Abrir el periódico, ver el telediario con aquellas historias terribles de curas pederastas destrozando la infancia, la vida entera de niños inocentes, le produjo una gran indignación y desasosiego. Poco amigo de debates o conversaciones profundas, mi padre estallaba ante aquellas informaciones que le hicieron plantearse el valor, la honestidad y sentido de uno de los pilares de su vida. Durante algunas semanas dejó de asistir a misa, acumulando una ira sorda que no sabía cómo reconducir. Jamás dudó de la veracidad de los testimonios ni del profundo sufrimiento de las víctimas.
La ceguera de la Iglesia española en tiempos de máxima transparencia es proverbial. ¿Cómo es posible que se ponga al frente de una comisión antipederastia justamente a un obispo acusado de encubrir estos crímenes en su diócesis? ¿Y las declaraciones del jefe de las finanzas de la Conferencia Episcopal diciendo que porcentualmente la pederastia es irrelevante en la Iglesia? ¿Tiene que ser masivo el abuso para atajarlo o reconocer su daño? ¿Qué de la singular condición detentada tanto tiempo por los sacerdotes, de su especial responsabilidad? ¿Qué de colaborar con la justicia ordinaria como alienta el Vaticano?
Alemania ha investigado su pasado reciente y Francia se prepara para hacerlo tras manifestarse el 90% de los católicos a favor de crear una comisión parlamentaria sobre la pederastia en la Iglesia. Sin embargo, Hans Zollner, miembro de la Comisión para la prevención de abusos a menores del Vaticano, no detecta que en España se hayan dado pasos comprometidos con el tema.
Su sentido de excepcionalidad histórica, de relación privilegiada con el poder, de coto privativo con su fuero y derecho particular, han llevado a la Iglesia española a despreciar la importancia que este tema tiene para una sociedad concernida con el maltrato y los abusos. ¿Creen acaso los obispos que los españoles están menos indignados, que van a ser menos exigentes con sus pastores que los irlandeses, los estadounidenses, los australianos, los alemanes, los franceses o los chilenos?
Por el momento, lo que se deduce es que psicología, poca; compromiso con las víctimas, nulo; desprecio a nuestra inteligencia, completo; sentido de la justicia, ninguno. Amén.