11/12/19

DE LOS MOZOS, OBISPILLO.

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 11/12/2019. Contraportada.

Andan bajo el riesgo mismo de la despoblación los Mozos de Coro de la Catedral —denominación mucho más auténtica que el lambido pueri cantores—, que solo once son los varoncitos, once, según avisan los pregones con preocupación.
De los Mozos de Coro salió una de las tradiciones vinculadas a las Saturnalia: el Obispillo de San Nicolás, fiesta propia de las escuelas catedralicias de toda Europa, también de las universidades, siendo tal fecha, 6 de diciembre, la que habitualmente marcaba el fin de las clases.
El Obipillo era elegido por el sochantre en la víspera de San Nicolás de entre los Mozos del Coro —que por el siglo XV quedaron fijados en doce sus titulares—. El jocoso personaje suponía una inversión en el orden catedralicio y religioso local pues habíasele de respetar y celebrar como si del propio obispo se tratara. Revestido con mitra, báculo y ropaje ceremonial, se allegaba el día de su onomástica a la iglesia de San Nicolás a oír misa y recibir de los clérigos el agasajo y pleitesía propios de su Ilustrísima. El incumplimiento de tales obligaciones —como quedó claro en 1552— podía ser castigado con graves multas y hasta la excomunión.
Las alteraciones de orden que suponía esta autoridad burlona y algo carnavalesca, cuyo mandato duraba desde San Nicolás a la fiesta de los Inocentes, proporcionaba también buenos servicios al palacio episcopal. El día 28 de diciembre, el obispillo partía con sus congéneres, acompañados del cabildo en pleno —so pena de multa— hasta el Hospital del Rey donde el Comendador y freires debían agasajarle y ofrecer colación a él y sus acompañantes. Lo mismo había de hacer el prior del Monasterio de San Juan. Con estas visitas burlescas, a menudo mal recibidas y peor despachadas, se reforzaba la autoridad del obispo citadino frente a las tentaciones autonomistas de otras instituciones eclesiales.
El formato actual de la fiesta no deja de ser una recuperación penosa, con varios obispillos recorriendo las calles y llegándose hasta la alcaldía en vez de visitar, a lomos de mula, que no a caballo, al comendador actual del Hospital del Rey, el Rector de la Universidad, y al prior de San Juan, la Directora de la Biblioteca Pública. Pudiendo ser una fiesta con perfiles escatológicos y ribetes culturales —grial anhelado—, queda en ñoñería bienpensante, propia de tiempos lerdos y sensiblitos.



27/11/19

DE LOS INCONEXOS...

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 27/11/2019. Contraportada.

En la postmodernidad absurda, el individualismo campa como una reinona altiva, inalcanzable, salvo por un leve momento de generosidad y cercanía..., a través de Instagram, claro. La cordialidad, el respeto, las cortesías sociales se han ido al garete por una mala comprensión de los derechos y autonomismos. Los sujetos hacen de sus vidas emulaciones de la basura televisada: Gran Hermano, Sálvame, Gandía Shore, CDRs en feliz asalto... El yo indignado por un quítame allá esas pajas confunde causas y motivos, acaba revolviéndose contra las grandes luchas para dar entrada a microproblemas, habitualmente poco fundados, a una confusión que acaba produciendo caos, dolor y, a la postre, manipulación hartera. Tales desanclajes y exacerbaciones trastocan causas como el feminismo, los derechos sociales y las representaciones colectivas.
En estos ríos revueltos pescan la ultraderecha, los radicalismos nacionalistas, los intolerantes de salón —que son quienes andan tras las microidentidades ofendidas—. Las llamadas a la sensatez, a la concordia, al cultivo y respeto por el saber atesorado, caen en sacos apolillados por una terrible dejadez intelectual, una injustificable soberbia desde la más ordinaria ignorancia, una verdadera incapacidad para entender la importancia de los puentes, de la transacción, de la necesaria confianza y respeto entre iguales. Esta sociedad nuestra va siendo, cada vez más, una suma de realidades paralelas, desacomplejadamente insensibles entre sí, negacionistas, incluso. Se han hecho presas de su necedad encasillada en red social.
La incapacidad de VOX para aceptar la vergonzosa lacra de la violencia machista no es menor que la del PP —salvando las distancias— para encarar la fealdad histórica del franquismo y su represión.  Las penosas escenas de Madrid con Ortega Smith —hiératico, despectivo— afeado por Dª Nadia Otmani, resultan abochornantes para cualquier ciudadano con un mínimo de cordura y sensibilidad. Que el alcalde Martínez-Almeida, inmediato anulador de homenajes a las víctimas franquistas, le abroncara, es parte del mismo teatro: allá donde puede, el PP se apoya en los votos de estos Varones Ofendidos Xenófobos. Estos extremismos ideológicos están tan fuera de la realidad española como los independentistas catalanes. Engalanados con sus anteojeras, todos estos desconectados afiebrados viven embrutecidos su exaltación. Son los mismos que avisan de los riesgos de un gobierno de izquierdas mientras, navaja en mano, rayan pupitres con frases como: “una nación es…”.



13/11/19

DE LOS SUEÑOS

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 13/11/2019. Contraportada.

La historia de la Humanidad no es exactamente la de la felicidad. Empezando porque para bastantes, quienes no son sus propios, no son prójimos, ni siquiera del todo humanos. Somos una especie que se niega serlo en toda su extensión, que se ha inventado el bulo de las razas y procura su propio exterminio… En el colmo de la ironía nos hemos bautizado sapiens, sabios —por pensantes—, que es justamente lo que menos nos caracteriza. Tal vez habríamos acertado más con algo así como homo genitalis.
El viaje alucinado de este país hacia la caverna causa estupor. Gentes de toda condición votando, “con dos cojones” —u ovarios, gametos, elija Ud.—, a favor de dar tralla sin contemplación, de acabar con el relativismo, o de rescatar la patria a base de clamarla —en inglés, clam, almeja—. Lo hacen los independentistas catalanes instalados en una cuarta dimensión en la que imaginan a los antidisturbios como jardineros de orquídeas, creyéndose Schopenhauer porque su voluntad excede la realidad y las leyes en la persecución de su mundo ideal —del que sobran tantos charnegos y botiflers…—. Y a más hòsties y foc, mejor, que así damos visibilidad internacional al conflicto. Menos mal que tenemos para corregirles a los mensurados votantes de Vox, esos que se sueñan peinaditos y en pantalones cortos bávaros; otros que son también de grácil pensamiento: tanques, porra, 155, tanques, porra, 155… Y así, ¡venga la ausencia de dudas, fuera incómodas diversidades, basta de heterodoxos! Ya saben, ¡Vivan las caenas! Paletismo, sí, pero patanegra.
No confundamos cantos y graznidos, ni pesadillas con sueños, que haberlos haylos. El acuerdo firmado por Sánchez e Iglesias ayer tiene ecos de tierra prometida, es casi un himno a la alegría. Contenta que lleguemos por fin al aterrizaje de los acuerdos, a la corresponsabilidad, a la intelección de la política como servicio a los ciudadanos y no estéril guerra de banderías, egos y otras turbiedades. Habrá quien critique el gasto público y la preocupación por los de abajo en lo firmado. Echaré mi cuarto a gónadas: ¡Que se jodan! Que se recaude y gaste para beneficio del común es redistribución de la riqueza, apuesta por mayor equidad y justicia social. Al que le moleste, como dice Atxaga, que se vaya a un bosque donde solo haya pinos.



30/10/19

LO QUE IMPORTA...

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 30/10/2019. Contraportada.

Pasados cinco años ya, siento que me llevo mejor con mi padre. Lo he hecho más mío o yo más de él, no sé. Lo cierto es que conversamos más y discutimos mucho menos. Supongo que mi propio envejecimiento nos acerca. También es cierto que escucha más, no impide ciertos temas ni me interrumpe extemporáneamente como antaño... Templados los ánimos, hemos llegado al entendimiento de lo que nos une e importa.
Antes, las audiencias eran en la tienda. Allí, desde su mesa camilla, con maneras de Corleone, Teodoro impartía doctrina. Ahora hemos roto esa limitación. Me acompaña en los paseos —le gusta especialmente cuando viene Atticus, mi pequeño perro que le recuerda a uno que tuvo él de niño—, salimos a tomar unos vinos y también nos juntamos a ver viejas películas —Tiempos modernos, Gilda (“ahí, ahí”, clama verdoncho cuando empieza el despipote del guante), Historias de Filadelfia, Centauros del desierto...—. Desde que he quitado la hiedra del jardín, disfruta de las aguerridas tomateras y las escasas frutas que consigo. Le gusta sentarse en silencio y mirar la mezcla de huertecillo y microvergel que es nuestro refugio. Un vino, el periódico y el perrillo cerca esperando alguna distracción de lo que asoma en la mesa. Esas son las mejores tardes veraniegas...
Mira a Alejandro y se hincha de orgullo. Está ya un palmo por encima de él. Le ve entrar y salir con la bici camino del gimnasio, erigirse en el dueño del fuego de la parrilla, hablar con vozarrón gamberro. “Hecho un machote”, afirma. De vez en cuando le pone el bíceps y le dice “toca, toca. ¡Altos hornos de Vizcaya!”. Y se sonríe de la admiración del nieto.
Aitana es la niña de sus ojos, la muñeca que mimaba con pirulís y pastitas. Siente por ella un amor que nace del que tiene por mi esposa, Yesenia, a la que siempre presenta como su hija... Mira a la niña con arrobo cada vez que esta le propina una de sus detalladas explicaciones escolares. “A esta no hay quien le tosa”, proclama feliz de tanta autoconfianza.
El otro día, coincidiendo con el aniversario de su muerte, le pregunté: “¿Tú votarías a Vox?”. Me miró despacio, calmo, casi amoroso. Y sonrió. ”Ponme otro vino, anda. ¡Qué cosas se te ocurren!”.



16/10/19

FASCISTA

IGNACIO FERNÁDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 16/10/2019. Contraportada.

Curioso, asomado a la puerta de la tienda, sentía el cosquilleo que despiertan las voces y el trompeteo feriado. Miró impaciente el avance de la turba abrazada a sus patillas de hacha, a los bigotazos de porrón y cuenta nueva. Gritaban acompasados: “Amnistía, Libertad”. Los reconocía, se cruzaban a diario en esquinas y callejones, en los paseos, en el cine. Sabía los nombres de varios, hasta qué consumían. Sintió el impulso de soltar el mandilón y sumarse a sus coros entusiastas, a su avanzar hermanado entre melenas y sufrida pana.
Entonces, uno le miró. Y no bien. Se abrió camino entre los compañeros, gritando y señalándole. Le veía gesticular y abrir desaforadamente la boca, pero hasta que se situó frente a su puerta no pudo oírle. Ahí, mientras le miraba a los ojos, le entendió cada letra, cada sílaba, como si las pronunciara a cámara muy lenta: “¡Fas-cis-ta!, ¡Fas-cis-ta!”
Con los ojos como platos, le subió una indignación violenta, puño prieto, contra aquel acusador gratuito. Optó por entrar en la tienda. Cerró nervioso, muy agitado, mientras en sus oídos resonaba el grito del barbudo. ¡Le había llamado fascista!
Toda la vida había sido una persona de orden, como su padre o su suegro. De niño, aunque trasto y mal estudiante, estuvo en los campamentos del frente de juventudes, en la congregación mariana, en todos los homenajes a los Caídos... Celebraba las fiestas nacionales, recorrió el Sahara a caballo con su camisa azul, pagó sus cuotas, acudió a ver a Franco en cada una de sus visitas, hizo la mili voluntario... Y jamás se metió en política. ¿Fascista él? ¿Pero qué cojones se creen que es ser un fascista?
Le subió una rabia sucia. Estaba claro que aquellos de afuera eran de la cáscara amarga, traidores, unos putos rojos. ¿Qué era lo que gritaban? Amnistía y libertad... ¿Amnistía para quién? Algo habrían hecho... ¿De qué libertad hablaban? ¿La de encararle e insultarle, de gritar lo que les viniera en gana?
Si Franco levantara cabeza..., pensó.
Cuarenta y cinco años después, con el barbudo ya hirsuto y acecinado, y el de orden en las filas de la estantigua, la afrenta de una tumba monumental de intolerancia, represión, guerra y dictadura, enfila hacia el necesario apartamiento y olvido. Ya basta de enviados divinos, de guardianes de [su] historia. Y de tanto amor nacionalista, intolerante y opresivo.



2/10/19

UNIDAD DE DESTINO...

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 02/10/2019. Contraportada.

   Pocas cosas son más pesadas que un nacionalista: un individuo fascinado por su artificiosa mismidad que, insatisfecho con su experiencia vital, precisa de un reconocimiento ajeno de singularidad para su pleno ser cultural. Esta singularidad implica una concepción emocionalmente cojitranca pues, en el fondo, supone una actitud despectiva hacia otras formas de ser. En el ámbito nacionalista, la diversidad y heterogeneidad se vuelven enemigas por contribuir a la disgregación de la anhelada pureza cultural.
  A menudo, el nacionalista protagoniza contradicciones o paradojas como la invocación de los derechos universales de los grupos culturales, en clara afrenta a los individuos que los componen o, también, que no se reconocen en ellos. Debiendo todos defender el valor y riqueza de las culturas del mundo, igualmente entendemos que las estructuras políticas han de estar por encima de esencialismos etnicistas, o lo que es lo mismo, que la diversidad y mixtura son valores consustanciales a nuestras sociedades. El nacionalismo provoca, inevitablemente, reacciones enfrentadas, esto es, otros nacionalismos y un marco propicio para el auge de la intolerancia. Sus redes de apoyo internacionalistas promueven solidaridades, reconocimientos y soporte que niegan a los conciudadanos no asumidos como integrantes del grupo.
   El nacionalismo es un problema porque así lo quiere, lo que supone un imposible punto de partida para su solución. El diálogo es sumamente difícil al no existir equiparación de términos y sentidos: los lenguajes de los interlocutores son distintos propiciándose así el desencuentro permanente.
   El nacionalismo exaltado es un problema moderno que tiene que ver con procesos de la Modernidad y de la subjetivización de la Historia. Entronca con atavismos de nuestro ser grupal y temeroso, del arraigamiento y orgullo por lo propio, nos hace presos de la adulación y la autocomplacencia más huera, de las reclamaciones y debates más estériles. Casi siempre lo percibimos como conflicto cuando se trata de otros, y permanentemente nos dejamos manipular por su retórica y emocionalidad cuando se trata del propio. Lo saben en Cataluña, lo saben los de Vox y C’s, y parece que también el PP, aunque aquí, nunca mejor dicho, la cosa va por barrios, o por ciudades con pretensión de ser más capitales que otras. Es, dicen, “para hacer más comunidad”.


18/9/19

LA VUELTA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 18/09/2019. Contraportada.

No son estos tiempos para desentrañadores. Superado el síndrome postvacacional —a la fuerza ahorcan—, no hay forma de levantar la cabeza con el reenganche informativo. Invade el desánimo, se siente uno consumido, macilento, asténico... Es encender la radio, la tele o leer la prensa y constatar cómo vuelven una y otra vez las burras al trigo... Agotador.
Desentrañar, que tiene que ver con lo hondo, las tripas, lo auténtico..., supone atención, curiosidad, averiguación y sospecha. Como actitud ha de ir un paso más allá de lo evidente, superar la sorpresa inicial, la perplejidad lumínica o el estupor etílico. De sus resultados dependen reacciones como la complacencia, la satisfacción y, más a menudo, el horror, la indignación o el desprecio. Vamos, un sube-baja emocional con parada en cardiología.
El desentrañador es un asocial, un aguafiestas, un pesado. Su hiperatención molesta, es antipático al evidenciar las manipulaciones, las corruptelas, al recordar la dejación de controles y responsabilidades que hacemos. No se relaja y gruñe ante la telebasura idiotizante, las apropiaciones de lo público, el engaño religioso, el uso y abuso del patrimonio, la inmensa mediocridad política, el afán desmedido, la despersonalización de nuestras relaciones y el imbecilismo tecnológico. No es un amargado, no cobra por soliviantar ni marear perdiz alguna, pero a fuer de escaldarse corre el riesgo de la desesperanza...
Recorrer los nombres de la política en cualquiera de sus niveles —internacional, nacional, regional, local— nos termina en una farmacia de guardia rogando antidepresivos o barbitúricos. ¡Pero qué hemos hecho para merecer a tanto incapaz! Confundir el bien común con el maquiavelismo de salón, los intereses creados, el tacticismo cortoplacista, abona el desapego ciudadano y que la peña prefiera Sálvame al Telediario. Y así nos va.
Empieza el nuevo curso… o mejor, repetimos.




26/6/19

CRÓNICA DEL 1 DE LA PM

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 26/06/2019. Contraportada.

¡Quién nos iba a decir que la política local se iba a convertir en deporte de riesgo! Los Varones Ofendidos y Xenófobos ha salvado in extremis las posaderas al joven Kennedy burgalés que, emocionado, vara en mano y brazo empuñado, declara que a los concejales ultras “les honra lo que ha hecho”. Ítem más, alaba su compromiso con Burgos, que ya es decir…  En fin, achaquémoslo a los comprensibles nervios de quien se vio fuera del baile y le acaba salvando la desdentada más fea.
Vivimos desde entonces en una montaña rusa emocional. Maroto enseñando pecho tatuado, Marañón poniéndose faja y montera de arriero, y Lacalle… comprando con el móvil entradas para el rey león. Después de que John Fitzgerald pusiera a parir a Madrid como monipodio jodedor de los pactos locales, llégase de nuevo el verde-que-te-quiero-verde y con tonada de la Verbena de la Paloma, dice que pasa a la oposición, esto es, que le pone piso a JFK. Ver para creer.
Dadas las cambiantes coyunturas, y apreciando como ninguno el cambio de Regidor, habrá que replantearse alguna cosilla de los diagnósticos que hace la izquierda rosa, no sea que acabe mandando flores a la sede de los Ofendidos inaugurada por el ciudadano Ndongo (Burgos es maravilloso).
Para dedicarse a la política hoy hace falta tener algo más que las cuatro reglas o un máster de su majestad; conviene ser un figura del billar, juego con históricos toques de lumpen y mariconeo (ya lo dijo don Camilo en La colmena). Tener fortuna es cosa grande, pero en política tan importante es la inteligencia como un considerable retorcimiento de los incisivos y conocimiento del juego a tres bandas. Se equivoca JFK si sigue con la cantinela de que su voto procede de haber sido la delgada rueda de averías del anterior consistorio. ¿Fue así para Tudanca? Igual los hartazgos venían por otro lado. De momento, el senador menguante ya ha aclarado que si te he visto, no me acuerdo, y que de colaborar ná.
Véngase con albricias el nuevo gobierno y sea para bien de todos. Evítennos guiños y ñoñerías, que del enemigo solo se pueden esperar maromas y puñales. Y clavos en el ataúd.



12/6/19

OMMM

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 12/06/2019. Contraportada.

El coaching, los manuales de autoayuda o el mindfulness nacen de dos principios básicos de la cultura cristiana: la culpa y la autosuperación. Ambos elementos suponen una desconexión de la realidad, del funcionamiento del sistema y sus contradicciones, de la existencia de condiciones socioeconómicas de explotación —por ejemplo, una reforma laboral—, subrayando el valor e importancia del propio individuo para su éxito... Lógicamente, también para su fracaso. Sin la exigencia de este individualismo antisolidario y clasista, propio de la cultura neoliberal, no puede entenderse el éxito de estas pseudoterapias o regateos de la lógica frustración por la vía emocional.
El afán de superación y mejora dependen de la positividad con la que se encara la vida. El sujeto ha de asumir las condiciones de su trabajo —o de sus relaciones— como situación dada e incontestable —volvemos a los ejercicios ignacianos, a la pregunta manipulada por J.F. Kennedy de qué puedo hacer yo por Cristo…—. El cambio está en lo que cada uno hace consigo mismo: encarar su explotación con una sonrisa y pensamientos positivos que potencien su autosuperación, con ello consigue hacerse valer y, llegado el caso, recibir el premio a su esfuerzo. Se acabaron los sindicatos, los convenios laborales, las luchas colectivas: uno al frente de su propio destino.
Los manuales de autoayuda exaltan el poder de la mente positiva. Hacen al individuo responsable de su suerte más allá de lo ambiental o sistémico. La positivización del individuo parte del cambio de la lectura de la Biblia por el libro del último gurú que dice “tú puedes”. En realidad, no lo sustituye, son perfectamente complementarios: el mal es estructural —el pecado, el demonio—, y no hay posibilidad de cambio. Solo microcambios: los de tu vida. La felicidad es una aspiración necesaria..., pero, otra vez, fuera de la economía global. El modelo bíblico —protestante— encaja como un guante: Dios-empresario, en su infinita sabiduría, sabrá compensar, en el juicio personal a que someta a sus trabajadores, con el reconocimiento preciso. Gestiona tus obras buenas.
Apelar a este mensaje optimista y superador entre sonidos de cuencos tibetanos permite a cualquier charlatán/a intitularse coach, facilitador, instructor… de estos nuevos mantras que en su promoción de una felicidad ñoña posibilitan seguir desconectados, aceptar la explotación… Eso sí, con una sonrisa o mindfulness.




7/6/19

LA DESPOBLACIÓN. EL MUNDO RURAL EN EL SIGLO XXI.

Oirás hablar mucho de la DESPOBLACIÓN, pero nunca como en este curso.

-Expertos de 6 universidades. Entre los que se encuentran el Director del Comisionado frente al Reto Demográfico (Ministerio de Política Territorial y Función Pública), y el Director de la Cátedra sobre Despoblación y Creatividad de la Universidad de Zaragoza.

-Planteamientos interdisciplinares y análisis complementarios desde enfoques de la Economía Aplicada, la Geografía, la Antropología Social, la Historia, la Sociología, la Literatura, la Ecología y el Desarrollo Sostenible.

-Participación de agentes sociales implicados en políticas locales de desarrollo.

-Ciclo de cine y recital poético





VEN A MEDINA DE POMAR

VEN A LOS CURSOS DE VERANO DE LA UNIVERSIDAD DE BURGOS 😉

Más información en:

cverano@ubu.es

29/5/19

FAS O NEFAS

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 29/05/2019. Contraportada.

Las últimas elecciones han dejado al aire las vergüenzas de una ciudad que se debate entre negar la posmodernidad para confundirse en viejas nieblas, o abrazarla con excesivo afán.
Una vez más, se ha constatado la persistencia del voto conservador y nostálgico que ahorma a PP y Vox:  un 33% del electorado. Cs, recogiendo al resto de náufragos de la desolada derecha y centroderecha —exUPYD, excomuneros, neoliberales, y mediopijos viajados—, aporta casi un 17%. En total, 50% de los votantes ejercientes, o lo que es lo mismo, un muro cuyo mayor proyecto para la ciudad pasa por convertirla en una recreación de Los pilares de la tierra.
En cuanto a la alternativa, el PSOE ha cosechado su parte precisa, pero, por favor, sin engaños. Por más que lo repita de la Rosa, sus resultados no se deben a haber sido la muleta del equipo de gobierno Popular —eterna gratitud le debe el beneficiado y resistente senador Lacalle—, sino a los favorecedores vientos Sanchistas que han recorrido España. En cualquier caso, el 36% socialista es insuficiente. Dada la trayectoria de Marañón en Cs, cabe esperar pocas alegrías para el PSOE y aledaños marginales de esa orilla. Y ahí topamos con el desastre y sinrazón de la izquierda, el socio incompareciente.
Descompongamos la miseria. Como en casi todos los sitios donde Podemos participó en mareas y confluencias en 2015, también en Burgos ha sacado mejores resultados que aquellas por separado. Primer análisis para Imagina, que tan alegremente propició la expulsión de dos ediles claves para el proyecto de transformación. (Cierto que no hubo intentos serios de recomposición por ninguna de las partes). Segundo, si tan convencidos están de la necesidad de cambio, solo cabe una refundación de la izquierda que permita superar la irreductible y dañina identidad de los microgrupos que la componen, con Podemos a la cabeza. Hay que fijar unos mínimos comunes básicos, estrategias claras y unas lealtades necesarias. Está claro que el horizontalismo excesivo, hogar de ambigüedades y diletancia, casa mal con sociedades complejas envejecidas. Así se evitará errores como sumas que restan —castellanistas—, agrupaciones locales cainitas que se declaran independientes de las estrategias nacionales —IU/EQUO— y filibusterismos vergonzantes como el del sin par Manjón.
Arrancan tiempos exigentes de inteligencias que no se acaban de vislumbrar en el horizonte.



15/5/19

CORDEROS QUE RUGEN

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 15/05/2019. Contraportada.


   Leo con curiosidad y estupor la entrevista practicada al cabeza de lista de Vox a las Cortes regionales. Sus medidas palabras recorren el prontuario del partido buscando, como vienen haciendo en el resto de Europa, desproblematizar su ideología: “somos gente normal”, afirma oportunamente. De “centroderecha”. Acabáramos.
   Vox es un indudable hijo de la crisis en un sentido muy diferente al grito de las plazas del 15-M. De la movilización iniciada en mayo de 2011 salieron reivindicaciones de nuevas políticas buscando conquistar un futuro que entendían robado por un sistema corrupto y especulativo. Vox llega de la mano de las empresas de seguridad y alarmas, de su machaqueo constante en las ondas afirmando el miedo: nos quitan lo nuestro, se meten, nos invaden, nos insultan e injurian sin respeto. Así lo soltó antes de ayer Rocío Monasterio en Madrid reclamando el uso de un cuchillo jamonero.
   Son gente normal. Por supuesto. Y el votante incauto debe enterarse de una obviedad: no tienen cuernos y rabo. La historia, la filosofía y las ciencias políticas nos han enseñado que es la gente corriente la que, jaleada desde sus miedos e inseguridades, provoca el horror. Apelando a la nostalgia de lo ido, a las sensaciones enfrentadas con los cambios tecnológicos, a las pérdidas de poder y preeminencia machista, a la percepción de fragilidad que da la madurez, a todos los miedos, temores y llantos, se construye un sentimiento de orfandad afrentada. Ante eso, solo cabe prometer un esplendoroso retrofuturo convenientemente acaudillado, embanderado y testosteronizado. Bajo las faldillas, la religión se embosca con altisonantes proclamas de valores como invoca el socio financiero hazteoir. Lo religioso es, simplemente, político.
   Primero el miedo, luego la promesa de su fin: juntos, al calor del grupo de verdaderos españoles. El resultado: la reunión de corderos que rugen creyendo que balan. Vecinos normales que, aporafóbicos, racistas, homófobos, machistas, fundamentalistas y pijos se niegan a aceptar que la vida es complejidad, diversidad, descontrol y azar.
   Vox reclama el gonadismo como actitud ante la vida: la política es, dicen, echarle güevos. Y querer mucho a tu país y su bandera. A los demás nos dejan lo difícil: luchar por la igualdad y la equidad, por la justicia social. Y querer sin dar gritos. Ni golpes.


 George Grosz, "El agitador", 1928.

1/5/19

DEFLAGRACIÓN

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 01/05/2019. Contraportada.

El nivel de análisis de nuestros políticos parece inversamente proporcional a los resultados obtenidos el 28 de abril... Achacar simplicísimamente a la fragmentación los malos datos de las derechas, supone hacer una lectura alicorta, cuando menos. Muestra, además, una profunda desconexión de la realidad. Si la preferencia del poder empresarial pasa por anaranjar al próximo gobierno, ¿con quienes se reunían los estrategas de la radicalización del PP todo este tiempo? ¿Y el sapientísimo Aznar, no es responsable de haber alentado esta chaladura?
La imagen dada por el partido popular ha sido la de un pollo sin cabeza: vendettas internas, sinfín de ocurrencias, provocaciones innecesarias, propuestas peregrinas, junto a la sensación de tener marcados los temas por el ultragonadismo. Súmese la absurda pretensión de que la corrupción sistema ya no estaba entre ellos… Lo suyo era, es, el retrato de la descomposición. Hasta el lema de campaña ha sido una auténtica proyección de sus terrores... El menosprecio al votante conlleva, inevitablemente, el abandono de este.
No es una mera cuestión de sumas y restas. Se trata de política. Los ciudadanos han votado en contra de riesgos, corrupción y amenazas extremistas, pero también han valorado las propuestas que encerraban un proyecto de mejora social.
Pero el río sigue llevando agua… Con el 26-M veremos los efectos de la otra fragmentación, la de la izquierda. Los hiperliderazgos castradores de toda transversalidad real, junto con los personalismos de mediocres, el mantenimiento de siglas agonizantes, han hecho de los ilusionantes procesos de conjunción municipalista un cierto desastre. La anteposición infantil e inmadura de pequeños yoes, de camisetitas con mensajes provocadores y contrarios a la línea de partido y al equilibrio interno, la falta de generosidad negociando listas y puestos muestran, también, el desprecio por los votantes, que no deben ser confundidos con el grupito de exaltados que fueron a la última asamblea… Y esto, por suerte o por desgracia, supone una última oportunidad para que el PP de Casado trate de salvar los muebles antes de entrar en bancarrota.
La segunda vuelta electoral de las locales/regionales/europeas será el punto de despegue de la nueva fase de reconfiguración del panorama político español. Pero, como cuando se produce un vertido tóxico, lo haremos entre centenares de cadáveres de siglas y peces…




24/4/19

TIEMPOS DE DEBATES / 2


IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA. 24/04/2019.

II.

Y por fin, la montaña parió un ratón.
El segundo debate sirvió más para dejar en evidencia las carencias de nuestros políticos que para despertar claras ilusiones. Vaya por delante que sí hubo un ganador, Pablo Iglesias, quien volvió a hacer de la moderación y coherencia de sus principios una barrera frente al fango. Item más, se permitió reñir a aquellos machitos que con tanta facilidad convertían el escenario en una gallera.
Prescindiendo, otra vez, de los prolegómenos (llegadas, maquillajes, acompañamientos...), el debate de A3 Media resultó mucho más completo en su concepción y organización que el de la pública. La flexibilidad de las intervenciones permitió que la discusión tuviera más interés, ciertas posibilidades. El set era más limpio que el día anterior, y sin la obsesión de la marca corriendo por las pantallas (aunque aparecía, con cierta discreción, en la parte baja de las acertadas dinámicas del fondo). Dos breves recordatorios de los tiempos usados bastaron para aclarar la neutralidad de los moderadores. Dos profesionales, dos, Vicent Vallés y Ana Pastor, fueron los conductores necesarios para evitar el caos entre los contendientes, especialmente en los momentos más barrosos. Cuatro hombres de muy distinto talante e ideas enfrentados; todos jugaron en algún momento la baza de dirigirse a la mesa de coordinación para escapar del griterío y espolonazos. Pues bien, ninguno fue capaz de decir el apellido de la periodista, siempre fue un “señor Vallés…”.
Otra vez, el hábito no hizo al monje. Embutidos en sus atildados trajes, Casado y Rivera se enzarzaron en una pelea casi tabernaria. Había mucha testosterona bajo las almidonadas camisas de la derecha por saber quién queda como capo. Puede que hasta lucieran en los antebrazos el patibulario corazón de “Amor de madre”. Paradójicamente, son los supuestos defensores de la familia quienes más exponen mediáticamente a sus hijos y padres en un juego de búsquedas de empatías poco o nada elegante.
De esto último, hubo bastante poco: de elegancia. Rivera continuó con la estrategia del dopado acelarado, lo que deja una sensación incómoda en el espectador de deja vù. Pero al líder de C's esta vez le mordió Casado. Y entre ellos montaron tal gritería, tal pelea de machos azuzados, que, una vez más, Sánchez pudo escapar sin demasiados rasguños. El afán por mostrar manualidades ocurrentes daña la imagen de seriedad de Albert Rivera y lo retrotrae al nivel de una presentación escolar. Rollitos de papel ilegibles, fotos enmarcadas (ayer se vio más marco que foto), fotocopias con una espiral, tarjetas con fondo de banderita… Rivera transmite sensación de agonía, de última oportunidad. Parece que le hubieran sometido a una sesión de sofrología con la que euforizarle tras la depresión de haber perdido el papel de esperanza blanca que le arrebató la moción de censura. Rivera transmite un aire de político sonado, de un campeón que pudo ser y no será… Obsesionado por un efecto que resulte drástico (un fichaje, una alianza, una medida ingeniosa…), todo se queda en braceo agotador. Fue el gran perdedor.
El presidente no rehuyó el cuerpo a cuerpo que buscaba Rivera. En ocasiones quedó envuelto en la sordidez, pero salió incólume. Tuvo su cierta gracia que tuviera el libro de Dragó/Abascal para contrarrestar el incomprensible obsequio de un ejemplar de la tesis doctoral a su autor… Rivera quedó ridiculizado; en realidad, él y Pedro Sánchez se infantilizaron mutuamente. Sánchez supo rebatir, a veces rozó la mala educación en sus comentarios fuera del uso de la palabra, aunque en una ocasión sonó tan espontáneo como convincente al espetar a Casado un “¡pero qué dices!”, que transmitió indignación sincera. Volvió al argumentario de los logros de su gobierno con la sonrisa maligna de Iglesias de fondo al oírle medidas conseguidas por Podemos, como es la subida del salario mínimo. Pero consiguió seguir su rumbo. A más ruido de la derecha, más posibilidades para el PSOE. Y, sí, esta vez quedó medianamente claro la imposibilidad del pacto postelectoral PSOE-C’s.
Casado luchó y bregó para quitarse el sambenito de perdedor del debate anterior. Y lo consiguió. Pero en su afán por marcar territorio frente a Rivera y dejar claro que de sorpasso al PP nada, le han hecho el caldo gordo a Vox, el feliz ausente del fanguero. Casado volvió a pecar de faltón, de chivato, de oportunista rijoso. La mención a Eguiguren fue rastrera, como desconcertante el fangal de la violencia machista-aborto-ley-madre: la caverna asomándose desde el rostro imberbe del líder del PP. Lo mejor, la coherencia de sus planteamientos: es un carca y no lo oculta. Sánchez tuvo uno de los mejores momentos cuando le espetó que ninguna mujer estaba libre de la violencia machista aunque fuera catedrática de universidad. Porque, con lo dicho por Casado, la carga de culpabilidad volvía a estar en las mujeres: si hubieras estudiado, si trabajaras, no te pasaría esto… En fin, indignante.
Hubo algún guiño poco explicable de la casa organizadora, A3 media, favorable a Casado. Vallés desgranó el programa económico del PP antes de hacerle una pregunta a Pablo Casado. Sirvió en bandeja a la audiencia las medidas estrella (esa pretendida “revolución fiscal”) de los populares, cosa que no sucedió con los otros tres partidos. Ahí se le vio la pluma, no sé si al consejo de administración o a la mesa moderadora, que en el resto del debate estuvo bastante atinada. Y, desde luego, acertadísimo fue el tono conminatorio de Ana Pastor sobre el uso de los tiempos y en las llamadas de atención por impertinencias o solapamientos en las intervenciones.
Ganó Iglesias, con tono moderado y atildando su aspecto con un jersey oscuro que favorece su telegenia, algo dañada en el día anterior (el guiño a los suyos, el escudito de la prenda). De eso se trataba, sin mostrar incoherencia, no perder con lo menos importante: la imagen es otro lenguaje que no se debe olvidar, sobre todo para evitar que reste. Las aportaciones del líder de Podemos resultaron las más serias, propositivas y ajustadas a un plan de gobierno. La invocación a la serenidad y haber mostrado talla de estadista supondrán, a buen seguro, un eficaz freno al voto en descomposición de Unidas Podemos. Tono, responsabilidad, coherencia e independencia de criterios, esas fueron las claves de su victoria, evitando que le marcaran los temas y haciendo notar a los demás sus agresivas carencias.
Resultado final: afirmación del bloque de izquierdas e inquietante espera de los resultados de Vox.




23/4/19

TIEMPO DE DEBATES / 1

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA. 23/04/2019.

I.

Llego al primer debate como si hubiera oído la trompeta del Armagedón: tenso, expectante, deseoso de ver un espectáculo digno de un apocalipsis... Durante una semana me han bombardeado con el debate sobre el debate, que si uno, que si dos, que si Vox también, que si la Junta Electoral... Así que llega el cuerpo maltratado y fuera de sí, necesitado de un padre Karras que lo regule.
Soporto mal el afán de volver espectáculo cualquier hecho habitual: llegar en coche, saludar, entrar por los pasillos..., así que espero a que falten dos minutos para encender el televisor. Últimos comentarios y valoraciones (no sé cuánto llevan) y comienza el asunto.
Tres de los contendientes van vestidos de cóctel y uno de Carrefour, pero pronto se verá que el hábito no hace al monje. El moderador, con traje mal ajustado a su chasis y desafortunado en el color, trató de sobrellevar su difícil papel con incitaciones y comentarios que, lo confieso, no me gustaron. Quiso agitar y sonó chismosillo, poco fino en las apreciaciones sobre los rictus y reacciones a los comentarios de quien estaba en el uso de la palabra... En realidad, prácticamente se moderaron solos.
La realización también me defraudó. Pensé que iba a ser más vistoso, más interpolación de cámaras mostrando reacciones, más visiones de conjunto o particiones de pantalla. La sensación fue un poco enlatada. Demasiado ir de lado a lado las letritas de RTVE. Un set algo mejor que el de Saber y Ganar, pero no mucho.
En cuanto a las intervenciones y resultados, es obvio que Pedro Sánchez no perdió (el gran riesgo de quien va en cabeza de todas las encuestas). Tuvo algún momento incómodo, pero supo zafarse de los escasos intentos de pinza de las derechas. Acertó con lo del detector de verdades para Casado, acusándolo aquel. De los cuatro intervinientes, es quien anda peor de telegenia, le falta soltura ante la cámara, no se acaba de creer que tras el cristalito estamos los espectadores. Buscó en la mirada de Fortes su tabla de salvación. También algunos gestos delatan su nerviosismo. Su aval es su gobierno reciente, y hace bien en esgrimirlo, el mantra de la justicia social es bueno, pero el Presidente huye demasiado de la confrontación sobre medidas concretas o financiación. Evitó vestir un traje a medida, eso debe ser el toque obrero.
 Casado perdió estrepitosamente. Llegó con la vitola del pollo pera: con ganas pero sin experiencia, carente de solidez (hay que ver la de bobadas que ha dicho durante el electoralicio), sin poder despegarse de la sombra de sus mayores, esa corrupción tan fea del PP. La estrategia de manipulación de las cifras, la simple discusión, le hace perder credibilidad. Y Rivera lo sabe.
Alberto Carlos salió con todo, tal vez con demasiado. Parecía dopado, rozando el histrionismo. Su forma de ametrallar hablando le permite hacer piruetas y demagogia, como lo del encuentro de Sánchez con Torra. Le pasa lo que a Arrimadas, les falta un chin para parecer fundamentalistas. No se da cuenta que tanta bandera y españolismo desaforado (otro nacionalismo), convierten su liberalismo en papel mojado. El estilo hard talk podrá hacer que algunos piensen que ha ganado el debate, para mí una excitación repelente y furibunda. Muy cansino. Su minuto final pudiera ser eficaz para un casting, lo de “escuchar el silencio” resultó, simplemente, patético.
Pablo Iglesias se hace perdonar su afán por vestir mal y el traicionero lenguaje corporal. No sé cuánto fía al mal gusto como estrategia, con lo fácil que es combinar un vaquero azul con una camisa cualquiera... Desde luego, resultó el más coherente y sensato. La estrategia de leer la Constitución no es mala, eso sí, paradójica con el discurso anti78, (esto ya lo hizo Iñaki Gabilondo en plena crisis), pero conviene dosificar la cosa para no ser pasto de los memes. Le agradecí la llamada de atención a sus rivales advirtiendo la proyección del debate fuera de España: basta de decir estupideces sobre Cataluña, sobre Torra o sobre el 155. Iglesias se crece cuando habla, y las razones tienen que imponerse a la demagogia. Podrá parecer secundario lo que digo sobre el aspecto y su gestualidad, pero si quiere ampliar el voto, hay que emitir señales de confianza, o, si se prefiere, hay que contrarrestar las señales negativas: una actitud corporal que evidencia superioridad, parecer sobrado en plan mansplaining (sí, ya sabemos que es el más feminista del mundo). En fin, que Iglesias puede considerarse lo más parecido a un ganador, pero sin corona de laurel.
Son estos debates multiplataforma: no vale con esgrimir argumentos, dar razones, explotar los puntos débiles del adversario, hacerle incurrir en contradicciones, sonar firme..., además hay que sacar el merchandising, los gráficos a color, portadas de periódicos, fotos enmarcadas. El asunto llega a rozar lo ridículo, máxime cuando a un gráfico contraponen otro que dice lo contrario sobre los mismos datos. Este aparataje de chistera desvirtúa la seriedad del debate, lo hace parecer premeditado. A más gráficos panelados, menos diálogo. A la fotito con marco de Rivera solo le faltaba una Hello Kitty en la esquina.
En conclusión: todo muy devaluado. Nada de apocalipsis, ni Éxodo ni Deuteronomio, sin plagas, ni siquiera gota fría. El voto, hasta ahora, se ha movido muy poquito.



18/4/19

EL CRISTO...

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 18/04/2019. Contraportada.

Gracias a la primera luna llena de primavera y al observatorio vaticano tendremos una semana de respiro en la campaña electoral, que falta nos hace. Los periodos electivos suelen ser bastante cansinos por la reiteración de ideas simplistas, las acusaciones gruesas y el machaqueo de músicas irritantes; pero lo de esta vez clama al cielo. No se recuerda un nivel tan deplorable y patético en las intervenciones de los políticos como el de estas elecciones, particularmente en el campo de la derecha. El modo pánico en el que ha entrado el Partido Popular ha traído temas resueltos hace más de treinta años junto con absurdas consideraciones sobre los fetos, falsas estadísticas económicas, un penoso chalaneo con los hijos de las inmigrantes, la nostalgia de ETA y hasta prometer bajadas de sueldo del salario mínimo... El espectáculo trumpiano dado por Cayetana Álvarez de Toledo en el debate de televisión sobre el consentimiento de las mujeres ante las violaciones corona esta locura. Todo vale con tal de atraer a los votantes fugados a Vox.
En cuanto a la izquierda, Pedro Sánchez, con el impagable concurso de Pablo Casado, va adquiriendo aire presidencial y, a fuer de cultivar la moderación, un rictus mojigato. Su última cabalgada está, justamente, en ese territorio de absoluta orfandad que se ha convertido el centro. El programa del partido socialista ha reducido toda arista y, tras esconder a Iceta, ha rebajado el tono del secesionismo haciéndole ver que, en el fondo, los problemas de los catalanes son exactamente los mismos que los del resto de españoles. (Los problemas reales, claro; lo otro entra en la órbita del absurdo y lo desinformado, tipo Brexit).
Queda por saber si Podemos tendrá una última vida con las elecciones. Los siempre ridículos egos de la izquierda han precipitado la descomposición del proyecto de nucleación y esto parece abocarles a un proceso de refundación (sí, otro más), seguramente tras las elecciones municipales. Sobran siglas y falta compromiso con la realidad de los ciudadanos. La jerga guerrera de las vanguardias solo ha servido para aupar a pequeños ególatras y generar odios incomprensibles desde fuera de las organizaciones. La atomización conduce a la irrelevancia, y en el proceso de extinción, a las alianzas más absurdas e incoherentes.
Un pedazo de cristo.



3/4/19

AUTOESTIMA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 03/04/2019. Contraportada.

La aventura del 28-A es la de un país que aún ignora en qué se ha convertido. Acostumbrados a ver las cosas tal y como eran, nos cuesta ver los cambios que nos rodean. Los resultados postelectorales tendrán que ver con la transformación que hemos sufrido de la mano de la tecnología, las redes sociales y, sobre todo, la precarización.
Una vez que se ha instalado la consideración de “votante = consumista emocional”, la internacional reaccionaria de Steve Bannon y sus secuaces se ha dedicado, como si de una burbuja financiera se tratara, a recalificar y especular con los miedos. Tal quehacer ha engrasado a los ultras de todo lugar, a los exaltados del Brexit, a los Orban, Salvini, Bolsonaro, etc., España incluida. Para ellos, la política ya no es transformadora, y menos progresista, solo puede aspirar al reaccionarismo, a volver a los viejos privilegios, a un clasismo nostálgico. Sus discursos fáciles y las frases rotundas ocultan los auténticos problemas de la realidad, los metamorfosean hábilmente: la inseguridad laboral, el empobrecimiento que experimenta la población no serían culpa de los poderes económicos y financieros sino de quienes ponen en riesgo nuestro sistema y tradiciones: los migrantes, los secesionistas, los homosexuales y transgénero, los divorciados, las feministas, los que piden más Estado, más impuestos, más libertades que pongan en riesgo nuestra identidad… La pregunta obvia que el votante emocional no se hace es: ¿y a quién beneficia todo esto?
Los emergentes de ultraderecha no hablan sobre cómo la reciente crisis ha arrasado con los  principios de bienestar público, eso son naderías, lo suyo es una cuestión de orgullo y honor, de valentía, de patria y bandera... Lamentablemente, quienes están comprando de forma exponencial su mantra son los jóvenes, aquellos que votarán por primera vez y que enganchan con el discurso adolescente de la necesidad de afirmación —“la España de la autoestima”, lo llaman—, y quienes han visto que la frustración hacía presa de su presente negándoles cualquier proyecto vital autónomo: no quieren futuro, quieren el pasado, la España de sus padres.
Lo peor es que esta cosecha será improductiva, su estéril resultado sentará las bases de mayores insolidaridades y conflictos. Cuando se busca épica, batallas, reconquistas…, lo que se alcanza es destrucción, oscurantismo y fanatismo, aunque se presente por medio de Twitter o Instagram.




20/3/19

PAISAJES PREVIOS A LA BATALLA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA.
DIARIO DE BURGOS, 20/03/2019. Contraportada.

Reflexionar sobre nuestra democracia es un ejercicio desasosegante y triste. La mezquindad, la ruina moral, la ausencia de principios valiosos al bien común dominan el panorama. Ni hay respeto a las instituciones ni a las reglas de juego ni perspectivas que permitan una ilusión mínima. Las razones para votar resultan estrategias contra algo, no a favor de un proyecto. Todos juegan a movilizar a sus electorados agitando miedos. Y en el horizonte empieza a tomar cuerpo el fantasma de la abstención, tan comprensible como peligrosa.
En tiempos de permanente infotoxicación, los partidos se desgastan en competencias nada virtuosas ante las poco halagüeñas perspectivas de los sondeos, especialmente entre las derechas. Se lucha por cada feligrés —la retención del antiguo votante-parroquiano— con un sentido cainita: usando un lenguaje vulgarizado, apelando a las vísceras, al golpe de pecho con aire cuartelero. El tono se eleva en una vorágine permanente: hay que impactar con el fichaje, la propuesta estrella, la última astracanada. El centro conservador ha desaparecido con el histerismo haciendo presa en Cs y en el PP: pucherazos, renuncia a los principios liberales con alianzas incomprensibles, paracaidistas de pasados turbios, propuestas vergonzantes sobre las mujeres y los emigrantes… Y en el vórtice del envenenamiento, Vox avanza constante en su objetivo de neofranquismo fundado en una nostalgia auténtica o presentida. Vuelve la caspa sobre uniformes mientras piden que se prohíba el pensamiento contrario. En realidad, el simple pensamiento.
Las izquierdas muestran su maravillosa estupidez histórica en su afán de fragmentarse, incapaces de lograr un proyecto articulado de país, generoso en las propuestas, lejos de obsesiones identitarias y personalistas o de absurdeces terminológicas. Los votantes tratan de soslayar la ceguera de sus líderes diseñando rutas que parcelan su voto según la elección: una sigla para las generales, otra para las locales y un última para las regionales. Por encima de ellos, Pedro Sánchez contempla, frío, los reclamos de generosidad y pluralismo de quienes le apuñalaron y dieron por muerto… —Roma traditoribus non praemiat—. A la postre, entre unos y otros le están encumbran al centro progresista.
España es una tómbola… sucia, tramposa, confusa e insegura. Son tiempos de orgullos heridos, trampas nacionalistas/localistas, obsesión por la honra y harakiris a placer. Y de infinidad de huérfanos.


George Grosz. "Los pilares de la sociedad". 1926.

6/3/19

ECONOMÍA PARA DUMMIES

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 06/03/2019. Contraportada.

En unas jornadas sobre despoblación a las que había sido invitado, escuché las dolorosas quejas de los comarcanos sobre el sempiterno abandono de las administraciones, la falta de servicios básicos y asistenciales, la desconexión y el dantesco efecto en sus vidas de los recortes en materia social, médica, educativa, infraestructuras, etc. Un trato ominoso incompatible con echarse las manos a la cabeza mostrando (aparente) preocupación por el abandono rural. Uno saca inmediatamente la conclusión de que vivir en los pueblos castellanos tiene algo de heroicidad quijotesca…
De lo que no cabe duda es del desconocimiento del país que tienen muchos de nuestros políticos vistas sus propuestas electorales. La suya es una ignorancia de los lugares y las formas de vida, desde luego, pero también un desprecio de los derechos básicos y del sentido de las leyes. Su desconexión de la realidad es tal que se atreven a presentar, como han hecho el PP y C’s, bajadas de impuestos irreflexivas con el mantra de que así dinamizarán la economía… Díganselo al ciudadano medio, ese que tiene un mal pasar con un sueldo miserable y que sin el apoyo del Estado a través de sus servicios, su vida caería inmediatamente a niveles de pobreza real. De ahí la sinrazón de la propuesta conservadora: sin impuestos, no hay servicios.
La propuesta de Casado — supresiones y bajadas de todos los tributos— supondría una descapitalización del Estado que no permitiría atender los servicios públicos sin incrementar un déficit ya comprometido, salvo que nos esté preparando otra desastrosa ola de privatizaciones… Lo cierto es que España, mal que le pese a Casado, tiene una presión fiscal muy inferior al entorno europeo. Rajoy y Moreno Bonilla ya entonaron el mantra, desdiciéndose después...
El poco versado presidente del PP cree que sigue tendencias (Trump) sin saber tampoco que el Partido Demócrata norteamericano está propugnando subidas de impuestos a las grandes fortunas como vía para la mejora de servicios, medida que es aceptada por el 61% de los estadounidenses. Y el Partido Republicano lo va a debatir igualmente en breve.
Hacer patria es cuidar de la gente, no de drapeaux. Para eso se crearon los impuestos, base de la redistribución de la riqueza y generación de servicios a la ciudadanía. Lo otro, es charlatanería clasista e insolidaria, por más que lo vistan de estímulos para la econosuya.



20/2/19

PELELES

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 20/02/2019. Contraportada.

El poder, las clases dirigentes, siempre han jugado con la información para favorecer su hegemonía y privilegios. La historia de la humanidad no es otra que la de la explotación y del injusto beneficio de unos pocos. Lo esotérico, el fanatismo, las prohibiciones y censuras, la manipulación a través de rumores y maledicencias… tales han sido —son— las vías de control corregidas por la irrupción de la prensa libre, de ahí aquel ilusionante título de cuarto poder… Hasta que el control de la prensa se ha convertido también en asunto de los poderosos.
El proceloso tiempo electoral en el que nos adentramos viene ya aventado de muchas de estas manipulaciones y de esa especie de barra libre de mentiras, bulos y falsedades impunes que grotescamente denominamos fake news. Estas guerras de desinformación han tomado cuerpo en nuestra política y contaminan nuestra cotidianidad convirtiéndonos en peleles, o al menos mostrando que por tales nos tienen
Venezuela y Cataluña, son dos muestras evidentes. A los innegables errores que haya podido cometer el gobierno venezolano, parece olvidársenos cómo ha actuado históricamente Estados Unidos con su patio trasero: jamás ha consentido el asentamiento de gobiernos que contradigan su hegemonía o afecten a sus intereses, recordemos a Salvador Allende, a Jacobo Arbenz, a Cuba... Se nos ha ocultado cómo se ha construido la denostación de Venezuela con embargos y retenciones de sus depósitos internacionales —orquestados por EE.UU. con el apoyo de la Unión Europea—, que son la razón principal de los sufrimientos de la población, tal y como denunció el relator de Naciones Unidas, Alfred de Zayas. Este experto calificó tales sanciones como Crímenes de Lesa Humanidad, tras su visita de noviembre de 2017.
El gobierno norteamericano ha promovido un golpe de Estado, claramente anticonstitucional. Después juega con la maldad del presidente Maduro porque no deja que entre la llamada ayuda humanitaria. ¿Y por qué no se la entregan a la Cruz Roja para que la reparta, en vez de pretender que lo haga el sublevado Guaidó? Visten de crisis humanitaria un relato de profundas tergiversaciones sin insistir demasiado en que Venezuela es el país con mayores reservas de petróleo del mundo.
Si lo de Cataluña fue un golpe de Estado —subvertir el orden constitucional desde las instituciones locales—, lo de Venezuela ¿qué es?



6/2/19

SER EL PROBLEMA...

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 06/02/2019. Contraportada.

Ayer, el Gobierno invocando el artículo 9.2 del Estatuto del Ministerio Fiscal, pidió información sobre diligencias relativas a agresiones y abusos sexuales a menores cometidos en el seno de parroquias, colegios o cualquier otro tipo de establecimiento religioso. La ministra de Justicia se apoyó en la alarma social existente, incrementada por las actitudes de ocultación y protección de los victimarios por parte de la Iglesia. También ayer el Papa reconocía los abusos cometidos sobre monjas por parte de curas y obispos, señalando que estaba trabajando para solucionarlo…
Desde hace meses, periódicos como El País o El Periódico de Cataluña y el reciente documental de Netflix “Examen de conciencia”, han recogido sobrecogedores testimonios de víctimas de agresiones y abusos sexuales en instituciones educativas y lúdicas de la Iglesia, todas ellas coincidentes en hechos, patrones y reiteraciones. Las denuncias han alcanzado a seminarios diocesanos, colegios de salesianos, maristas, jesuitas, benedictinos, opus dei… Demasiados nombres y congregaciones como para seguir negando que hay graves problemas estructurales. No son asuntos menores, sino graves delitos que ocasionan terribles efectos psicológicos que afectarán de por vida a los abusados, a su entorno familiar y social.
No se trata de una persecución antieclesial, se trata de dar apoyo y justicia a las víctimas de abusos sexuales y agresiones como corresponde en un Estado de Derecho. No sé si la conciencia de ser una organización milenaria trastoca la sensibilidad de la Iglesia haciéndole concebirse roca firme al abrigo de los tiempos, pero están muy equivocados. La negación de lo evidente, el maltrato a las víctimas, la protección permanente de los victimarios desacredita a una enceguecida Iglesia en horas bajas, que sigue haciendo de la moral bandera mientras se encamina a una creciente marginalización. Doblemente si tenemos en cuenta la depreciación —y también los abusos y explotación— que sufren las mujeres en la Iglesia, algo de lo que las jóvenes españolas son muy conscientes.
El valor de la vida se demuestra haciendo de ella un valor preciado, protegido y cuidado. La Iglesia debe dar un paso al frente y, sin tibiezas, pedir a expertos independientes que acometan la indagación de los abusos; debe dejar de proteger a los perpetradores y deben ser los primeros en pedir la imprescriptibilidad de los delitos ahora que se debate el anteproyecto de Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia. Otra actitud es indefendible.



23/1/19

WINTER IS COMING

IGNACIO FERNÁDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 23/01/2018. Contraportada.

Llega el invierno. Bardas oscuras acarrean del norte ventiscas y cencelladas. Los cuervos baten los cielos con demandas de lealtad y alianza: anuncian la sangría.
Los bosques caen para alimento de fundiciones y fraguas. Los reinos se llenan de escoria y metal batido. Se requisan monturas y mocerío. Bajo los cascos, campesinos aterrados marchan de seis en fondo a ritmo de martinete.
Los señores vuelven por sus fueros: la guerra es su condición. Demasiada molicie y caza insulsa, hartos de galanteos y discusiones, de alguna lectura, de tanta teoría... Extrañan matar gente. Han jugado a la unión de las casas y mareas, ensayos con las tribus y comunes, roturaciones para desclasados de ingratitud indómita. Basta. Satisfechos de la traición recibida, ya no hay porqué contenerse más ni fingir en su lenguaje. Es hora de acabar con la herrumbre. Matar, crecer o morir; sobre todo de morir.
Señores y Filósofos no amalgaman. El traslado del pensamiento al gobierno choca con la ambición de poder absoluto, el deseo de control, las camarillas de fieles… Aupado el líder a condición de Señor de los Siete Reinos, el primero de su nombre, cualquier desavenencia conlleva el ostracismo, el retiro a la guardia de la noche.
Reclamar Invernalia, abrirla al pueblo libre, es alta traición.
El Rey de los Ándalos, los Rhoynar y los Primeros Hombres esconde su puño de hierro en impúdica bicefalia marital. Convertido en guardián de la ortodoxia se ensueña melenudo caudillo alado. No hay perdón para quien le recuerde el nido de pulgas del que procede. Su reino se funda tanto en la sombra como en la devoción al fuego.
El maestre filósofo sigue con su erre que erre de la horizontalidad, el desprecio de la magia, la suma de precarios, en ver la belleza tras la vieja. Sabe que para quienes han hecho de la sangre, de la invocación del miedo, de la agitación de la ira y la traición entre afeites su bandera, sobran las palabras.
Llega el invierno, el fuego y los dragones.
Claro que algunos aún no se han enterado de que ni estos son los Siete Reinos, ni hay Trono de Hierro. Miseria de nueva política.