26/12/18

NAVIDADES (EN ESPAÑA)

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 26/12/2018. Contraportada.

Cuando el otro día escuché a Teodoro García, secretario general del PP, defender la españolidad de la navidad, del belén y del arbolito, creí que era una broma tipo club de la comedia. Pero no. El paroxismo por tener la bandera más grande está llevando a decir las tonterías más inauditas o a manipular las cosas más inocuas y convertirlas en armas arrojadizas.
Más allá de la ocurrencia absurda —ninguna de las mentadas es, en puridad, española—, lo cierto es que hay una vieja tendencia hacia estas patrimonializaciones histéricas en las que las personas más intransigentes creen ver en riesgo su intolerante identidad. Desde luego, descansa en una visión religiosa concreta, aunque, en general, tiene que ver con el peligro que supone toda identidad exacerbada, más preocupada por los símbolos externos que por las personas que los sustentan.
Por ahí vuela el irredentismo ideológico de los que se oponen a la presencia de Papá Noel “porque los Reyes son lo nuestro”. Ya se sabe, de Oriente; de nula historicidad —sus nombres no aparecen ni en los evangelios—; representando a las razas conocidas en la Edad Media… O los que ponen el grito en el cielo por la celebración de Halloween coaligada a la fiesta de Todos los Santos —que conviven socialmente sin conflictos—. Y, en cuanto a antigüedad… la superpuesta es la cristiana.
Lo verdaderamente importante de todas esas fiestas es que suponen motivos de encuentro y celebración. Se busca lo lúdico, la comensalidad familiar, la unión. No se trata de coherencias estiradas, ni siquiera de creencias sólidas —ninguna creencia lo es en stricto sensu—. Se trata de fiestas, de espíritu de comunidad, de ilusión para los niños…. (¡A ver si los padres ateos no podemos/debemos celebrar la navidad!).
Quienes insisten en ponerse muy estupendos, recuerden: el cristianismo nace como secta judaica —lo que explica bastante bien el freudiano antisemitismo de los seguidores de Cristo—. Y si son de los que se dan golpes de pecho mezclando religión y bandera, una advertencia: Jesús no nació precisamente en Valladolid. Tampoco en Murcia, como Teodoro García…
¡Qué importa ya lo incongruente que es históricamente el Olentzero como Santa Claus euskaldún mientras hoy sea motivo de alegría infantil! Vayamos a lo fundamental: la reunión familiar y la ilusión de los peques. ¡Felices Fiestas!



14/12/18

LA RESPONSABILIDAD DE LA IZQUIERDA ANTE LOS RESULTADOS DEL 2 DE DICIEMBRE

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA

Mucho se ha dicho estos días sobre el resultado de las elecciones andaluzas con la irrupción parlamentaria de la extrema derecha. Y las reacciones de la izquierda han sido, cuando menos, desconcertantes. Mientras Susana Díaz, con aspecto de púgil sonado, miraba sin ver, sin creerse su pírrica ventaja, Pablo Iglesias jaleaba a sus huestes para que tomaran las calles ante la llegada de Vox… ¿Qué ha sucedido en torno al 2 de diciembre?
El primer eslabón del relato interpretativo postelectoral arranca de las declaraciones hechas por los principales líderes políticos la propia noche de marras. Las apariciones exultantes de los líderes de las derechas aclaraban los ejes de su victoria: había ganado el voto anti-Puigdemont, por España y, por último, anti-Susana.
Desde luego, el éxito de Vox se puede considerar cualquier cosa menos una sorpresa. Hacía meses que Casado y Rivera competían en la fagocitación del discurso ultra. Las tendencias y resultados electorales europeos y mundiales no dejaban mucho espacio a la duda. Al final, la máxima de que es mejor el original que la copia, volvió a cumplirse.


En general, la derecha ha construido sus cifras sobre la emoción y la visceralidad. Los tres partidos esgrimen hoy votantes satisfechos, con un apreciable reconocimiento en lo que representa cada sigla. Es una ideologización de mínimos operando sobre convenciones y tradicionalismos que, en última instancia, apela a lo inflamable y las grandes palabras. No nos engañemos mucho con esto, en este país la lectura de programas electorales jamás ha sido deporte de masas.
Vox ha culminado la clarificación de los espacios electorales. Ya no hay criptovotantes del PP —aquellos que votaron por lo bajini a Rajoy en 2011, sin demasiado afán— ahora topamos con la identificación orgullosa y pública de quienes se reconocen en cada una de las siglas. Esto es, que votan con el corazón. Adviértase que las derechas, particularmente C’s y Vox, aún no han asentado sus suelos electorales.
Quien mejor lo ha entendido es San Josemaría Aznar, reclamando la paternidad de los tres bloques conservadores —no en vano construyó su ascenso al gobierno con un PP que incluía a todo el espectro de la derecha—. Ahora, el expresidente pretende aupar FAES a un Olimpo convergente: la pretendida casa común de la derecha. Este hombre siempre ha tenido alma de gurú.
¿Cómo será la evolución del voto conservador a nivel nacional? Plausiblemente, el PP se mantendrá como una opción en desmantelamiento —como la CDU/CSU alemana—, apoyado en una sociología envejecida y leal, con mentalidad cetácea —se ven mayores de lo que en realidad son—, sin asumir por completo su ralentización. Sus intentos de ampliar el voto seguirán yendo en dirección al caladero de Vox. Y se equivocarán.
Ciudadanos seguirá creciendo, en parte sobre el votante urbano y más tecnológico que en otro tiempo oscilaba entre el PP y UPYD, y que ahora también bebe del desengaño de la socialdemocracia. Se ve a sí mismo como una derecha moderna, liberal, cosmopolita, que mantiene en alto las expectativas aspiracionales de la clase media. Su discurso nacionalista es compartido con las otras formaciones conservadoras, si bien la parte de electorado más exaltada y combativa que había arrancado al PP, la ha perdido en favor de Vox, con lo que la posibilidad del sorpasso se diluye.
Vox, como sabemos, crece sobre un sector masculinizado, de mediana edad, vapuleado emocionalmente por una modernidad frustrante en las referencias y el sostén de sus principios identitarios. Es el auge del hartazgo y la más evidente crítica a las amenazas de la diversidad. Uno de los principales impulsores de Vox está en la Iglesia católica, tanto desde sus sectores semiindependientes más rancios —Opus, Kikos, Hazte oír, etc.—, como desde las máximas estructuras institucionales con sus proclamas contra el matrimonio homosexual, la ideología de género, el aborto y el feminismo. Este refrendo religioso facilita desprenderse de las constricciones de lo políticamente correcto y mostrarse públicamente orgullosos de su militancia.



Y luego está Cataluña. ¡Los españoles estamos hartos de la deriva independentista de una parte de Cataluña y su matraca permanente de irredentismo!  La posibilidad de expresar esto en las urnas ha condicionado enormemente la dirección del voto. Que no se haya previsto el peso de este hartazgo en el mundo de la izquierda es de una ceguera preocupante en lo que supone de desconexión emocional con las bases.
A pesar de los intentos de Marx, Engels y Lenin de definir a los obreros como apátridas ajenos al discurso nacionalista de la burguesía —la principal herramienta emocional para acabar con la lucha de clases—, la realidad social humana se basa en la pertenencia y el reconocimiento. A la propia internacional socialista no le quedó otra que organizarse sobre la base de las nacionalidades... No se puede pretender que los votantes de izquierda no reaccionen al impulso nacionalista. Esta es una idea absurda en el marco de los estados-nacionales, con un permanente traslado a la población de la simbología nacional y sometidos a los potentes refuerzos emocionales del deporte de masas. Pretender, como hace Pablo Iglesias, que el pensamiento de la clase trabajadora es, simplemente, primario, es todo un error. Y un insulto. Llegar a fin de mes es una prioridad, evidentemente. Que sea la única preocupación, y no les afecten cuestiones sublimes o elevadas, caso de la identidad nacional, ¡por favor!
Las elecciones andaluzas eran el espacio perfecto para visibilizar este hartazgo con Cataluña. Y sus frutos más evidentes los han recogido las derechas, particularmente Vox y C’s. El PP se ve lastrado por su acendrada irresponsabilidad —primero, como agitador contra el Estatut, provocando el despertar del monstruo; posteriormente por la inoperancia política de los gobiernos de Mariano Rajoy—. Las campañas de las banderas han dado cierto consuelo a los suyos, pero no han afianzado el voto más visceral que le ha abandonado en pos de mayor visibilidad de la defensa activa de la idea de España —C’s—, o de mayor combatividad —Vox—. La participación de los líderes nacionales ha reforzado esto, particularmente para C’s con la presencia luciferina de Rivera y, sobre todo, de la gran figura del españolismo en Cataluña: Inés Arrimadas, —lo que de paso resolvía para el electorado el problema de la anodina personalidad de Juan Marín—.
Para el PSOE esta cuestión ha sido la puntilla rematadora del cansancio general sobre su permanencia en el poder. El mayor problema del PSOE andaluz es el propio PSOE andaluz. Las muchas razones históricas que ayudan a entender la permanencia del partido socialista en las instituciones andaluzas se ven lastrada por el inevitable clientelismo que ha generado décadas de gobierno, el desgaste de la corrupción y la patrimonialización del partido y de la autonomía que ha hecho Susana Díaz, particularmente acentuado tras ser derrotada en las primarias del PSOE nacional.
La alta abstención — superior al 41%— también tiene algo que ver con Cataluña, mezclada con los problemas del propio PSOE andaluz.
La distancia entre Susana Díaz y Pedro Sánchez ha afectado a la traslación al gobierno de Andalucía de los efectos euforizantes de la moción de censura de junio. El impulso del gobierno bonito de Pedro Sánchez parece no haber cruzado Despeñaperros. Pareciera que entre los desencantados votantes socialistas andaluces han calado las críticas de la oposición a Sánchez sobre los auténticos motivos de su acercamiento al independentismo catalán —que no sería para resolver el problema de Cataluña sino por puro afán de sostenerse en el poder a toda costa—.  Para el cansancio de tanto PSOE en el sur, tales ataques tienen una lectura local particular que ha reforzado la tendencia a la abstención inesperada de votantes socialistas. (La insistencia de las encuestas en el triunfo de Susana también ha facilitado que los menos entusiastas con este continuismo y con una candidata que ha encarnado lo peor del pragmatismo y la desideologización —defenestración de Pedro Sánchez facilitando el gobierno de Rajoy—, se quedaran en casa).



De lo que no cabe duda es de que la importantísima abstención —¡2,6 millones de posibles votantes!— representa el gran fracaso de la izquierda. Ella —tanto el PSOE, como Ahora Andalucía— es la destinataria de este no-voto de protesta que rechaza el continuismo, pero que tampoco se ven reconocidos en ninguna otra opción. Notables son los casos de Cádiz y Huelva, las provincias con mayor abstención de la región y en ambos casos con tasas de paro que superan el 25% de la población activa.
No se debe olvidar sumar el voto de indignación absoluta —el nulo—, que se ha duplicado con respecto a las anteriores elecciones —de 41.000 a 81.000; en el caso de Granada triplicado: de 4.500 a 13.700—. Y el particular fenómeno fuera de órbita de PACMA, rayando ya los 70.000 votos.
El caso de Podemos/IU —Adelante Andalucía— muestra el desnortamiento en el que anda su dirección, tanto la andaluza como la nacional. Podemos ha entrado en una deriva de enroques en torno al intento de fidelización de electorados diversos que no conforman una identidad común, lo que deviene en asunto imposible. No se trata ya de las familias internas —pablistas, errejonistas y anticapitalistas, que, evidentemente, cada una tiene sus percepciones y lealtades— sino de la fragmentación de los interlocutores. El discurso de Pablo Iglesias durante la noche electoral era la evidencia más penosa de esto. Decididos a presentarse como superadores de la identidad nacional —a pesar de sus contradictorias reivindicaciones de patriotismo privándolas de las necesarias gotas de simbolismo—, Iglesias se dirige a una suma de colectivos que en un número importante se configuran bajo el formato posmoderno de la hiperidentidad basada en un fragmento de su realidad personal y social. Sería el caso de la exaltación de las identidades sexuales por encima de las personales, de la causa del feminismo como identidad particularizada, así como otros movimientos —el de los jubilados, el memorialismo, afectados por la hipoteca, etc.—. Con ello, Iglesias define una simplificación de la realidad por la vía de parcelarla. El ciudadano-votante ya no se percibe como ser complejo en su personalidad y compromisos. Esto es, se aboca a quien se siente de izquierdas —concernido por los derechos colectivos, la justicia social y la solidaridad— a la orfandad si no puede autoaplicarse una etiqueta posmo. Tanto debate sobre los significantes ha privado de significado.
El cálculo electoral de Podemos se topa con la distancia creciente experimentada por quienes demandan izquierda frente al pragmatismo descafeinado del PSOE —a pesar de la refundación de Sánchez—. Y ahí se evidencia por qué decrece Podemos y por qué Izquierda Unida suma siglas pero no votos al proyecto de Unidos Podemos. El discurso de compromiso abierto y general que sostenía históricamente Izquierda Unida ha perdido a sus bases, que no se ven reconocidas en el discurso podemita. La descomposición permanente de la realidad que hace Iglesias adquiere el valor de un lenguaje entre huero y sectario para el olvidado votante de izquierdas clásico.
También a Podemos le ha pasado factura el tema catalán. Las maniobras hipercalculadas en torno a la insoportable ambigüedad de Ada Colau, van alejando a los votantes españoles que no comparten ni el análisis ni las formas de los independentistas catalanes. La ingeniería electoral que hace de las circunscripciones catalanas el granero más ansiado de votos ha llevado a Podemos a esta anfibología permanente. Y hubiera hecho mejor Iglesias en escuchar las advertencias de Carolina Bescansa que en perseverar con su aproximación al independentismo. ¿De qué sirve recoger pequeñas miserias de un campo tan definido y estanco como es el catalán, si eso implica la desafección en el resto de España? El conjunto de la izquierda ha perdido en estas elecciones andaluzas 684.445 votantes, mientras las derechas han ganado 350.883.


No deja de sorprenderme la irresponsable declaración de “alerta antifascista” lanzada por Pablo Iglesias durante la noche electoral, en lo que resulta un acto de desesperación y de no asunción de sus responsabilidades —las suyas y las de Teresa Rodríguez— por su fracaso con la pérdida de 282.519 votos directos. Pedir a los jóvenes que se manifiesten permanentemente contra Vox es un acto de irrespeto democrático, de exaltación del radicalismo y depreciación de las instituciones. De hecho, Vox habría obtenido menos escaños si la izquierda hubiera hecho sus deberes alcanzando un mayor número de votos y dejando a la Ley d’Hondt hacer el resto. A la ultraderecha no se la vence con manifestaciones que acaban en quemas de contenedores, radicalizando posturas y alejando al elector que rechaza la violencia de los extremismos. Si la parte de indignación y hartazgo que se esconde tras una parte de los votantes de formaciones antisistema no recibe contraofertas sensatas, comprometidas y convincentes, de nada sirve salir a la calle. Por otro lado, que el radicalismo entre en las instituciones suele conllevar su atemperación, evidencia sus incongruencias y se ve obligado a abandonar las gratuitas soflamas de los mítines para encarar la realidad y la crudeza gris de manejar presupuestos con los que responder a las necesidades de la población. Sacar las huestes a las calles refuerza la percepción de lucha, de enfrentamiento y solo sirve para robustecer el discurso victimista de la ultraderecha.
Por último, las autonómicas andaluzas han coincidido, lamentablemente, con la irrupción de protestas sociales y profesionales en Cataluña fruto del desastre político en que está la región por los recortes impuestos por Artur Mas y sus continuadores. Esta bofetada de realidad a la ficción independentista ha pasado un tanto inadvertida por los resultados de las elecciones andaluzas —y así lo han hecho notar tanto Puigdemont como Torra interesadamente—. Así que, vuelta burra al trigo.
No hay elección pequeña ni asunto ajeno. En unas municipales llegó la II República, pero en aquel entonces pilló a todo el mundo con los deberes hechos…

12/12/18

LA VÍA CEGADA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 12/12/2018, Contraportada.

Gasta trazas de oficinista anodino, entradito en años y carnes, con el cabello ralo, desbocado, y facciones de abuelo primerizo. Unos ojos chicos se asoman traviesos tras las gafas de pasta intemporal como si en la lengua le picara una verdulería. Visto así, en la distancia, mudo, parece un tipo majo.
Cuando, por el contrario, pienso en lo que oigo decir a Joaquim Torra, inmediatamente me viene a las mientes el fascinante libro de Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén, y la gran categoría que cambió la forma de analizar el holocausto, en general, la maldad humana: la banalidad del mal.
Eichmann era un criminal de guerra —teniente coronel de las SS— que vivía refugiado en Argentina con un nombre falso. Durante la II guerra mundial tuvo a su cargo la unidad IVB4 responsable de las deportaciones de judíos en aplicación de la Solución final. En 1960, el servicio secreto israelí lo localizó en un suburbio de Buenos Aires, donde fue secuestrado y se le trasladó secretamente a Jerusalén para su juicio. Arendt, profesora de filosofía en Estados Unidos —huida de la Alemania nazi—, cubrió para la revista New Yorker el juicio, que fue televisado a todo el mundo.
La terrible vulgaridad de Eichmann, un hombrecillo gris parapetado tras el orden burocrático nazi, haciendo gala en todo momento de un estricto sentido del deber y de la obediencia, impactó a Hannah Arendt. El mal absoluto que imaginamos tras la maquinaria exterminadora del nazismo —más allá de los fanáticos jerarcas— solo podía haber sido posible gracias a hombrecillos como aquél: funcionarios que renunciaban al pensamiento y a la crítica para aceptar la despreocupada subordinación a las órdenes, a la voluntad del mando. Era impensable que hicieran otra cosa que “cumplir con su deber”. Tampoco deseaban entorpecer sus carreras profesionales con peros morales.
En Torra converge el burócrata mejorado y el iluminado que diseña el horizonte excluyente de la nación. La irresponsabilidad de sus palabras, de sus alientos y provocaciones nacen de un fanatismo extremo que fija en una invención de lo colectivo —su nacionalismo— toda necesidad de sacrificio, incluyendo el sangriento y mortal. Ya no es solo que viva(n) fuera de la realidad, es que, además, la han desintelectualizado por entero, la han deshumanizado.
Con esto no hay entendimiento posible.



2/12/18

Pues ya lo tenemos: he ahí el trabajo de tanto tiempo de la mano de la magnífica editorial ATTICUS.
LOS HETERODOXOS REUNIDOS. UN DISCURRIR CRÍTICO EN TIEMPOS DE CRISIS es el fruto de ocho años de reflexiones sobre la realidad y el emputecimiento del mundo.
El próximo día 19 de diciembre se presentará en el Salón Rojo del Teatro Principal de Burgos. Orgulloso y feliz a partes iguales. (Y un poquitín abochornado, también). ¡Os espero a todos!




28/11/18

PAYASOS

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 28/11/2018. Contraportada.

Este país nuestro es un lugar de paradojas y contrastes, de exageraciones y excesos que conducen tanto a fundamentalismos de salón como a relativismos hueros. Sumemos a ello profundas deficiencias lingüísticas y culturales, más un marco legislativo desquiciado y ya tenemos el jaleo.
Constatar el nulo sentido del humor de un grupúsculo sindical de la policía ante un gag cómico con la bandera puede resultar opinable, pero también penoso. Que exista la absurda posibilidad de que denuncien al comediante ¡y se celebre un juicio!, eso sí es espeluznante. Tampoco es moco de pavo que el denunciante aclare que ellos —se arroga la representación de toda la policía— “trabajan cada día por esa bandera”. Al garete toda la inversión ministerial para convencernos de que la policía trabaja para servir y proteger… a los ciudadanos. Lamentablemente, mucha gente aplaude la iniciativa de este nuevo manos limpias, haciendo bueno al fanático Jorge de Burgos de El nombre de la rosa que tenía a la risa por mala, pura perdición. A menor humor, ascenso de la ultraderecha.
Del ámbito de la Justicia, ciega de tantos palos entre los miembros del Tribunal Supremo, al de la política. El españolito medio vive en la perplejidad de ver el Congreso de los Diputados convertido en antro tabernario en el que acontecen sainetes de ocurrencias faltosas, voceos de beodo donde se espeta una acusación de fascista por un quítame allá esas pajas. Estiércol y serrín, como muy bien expresó el ministro Borrel al nefando Rufián. El otro extremo del péndulo. Con razón decía la preclara Manuela Carmena: "Los discursos de los políticos son simples, infantiles y teatrales". Donde debe reinar el humor, topamos con la intransigencia; donde la palabra clara y oratoria firme, la irresponsabilidad y la banalidad.
También el secretario de la Conferencia Episcopal nos ha dado un susto gordo con sus afanes masculinizadores de la Iglesia en mitad de la tormenta de los abusos. La palabra justa, en el momento adecuado... Queriendo esconder costuras, muestran todos los rotos.
Mientras languidecen y se amargan nuestros cómicos, a lo que debería atender la ministra de transición ecológica es a las declaraciones de los políticos y no al diésel o la gasolina, eso sí es puro anhídrido carbónico. Lástima que, en vez de tanto golpe en el pecho, no atendamos más al quijotesco trabajo de la RAE.



14/11/18

ABUSOS E IGLESIA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 14/11/2018. Contraportada.

Recuerdo el shock que provocaron a mi padre las noticias de abusos sexuales en la Iglesia católica. Abrir el periódico, ver el telediario con aquellas historias terribles de curas pederastas destrozando la infancia, la vida entera de niños inocentes, le produjo una gran indignación y desasosiego. Poco amigo de debates o conversaciones profundas, mi padre estallaba ante aquellas informaciones que le hicieron plantearse el valor, la honestidad y sentido de uno de los pilares de su vida. Durante algunas semanas dejó de asistir a misa, acumulando una ira sorda que no sabía cómo reconducir. Jamás dudó de la veracidad de los testimonios ni del profundo sufrimiento de las víctimas.
La ceguera de la Iglesia española en tiempos de máxima transparencia es proverbial. ¿Cómo es posible que se ponga al frente de una comisión antipederastia justamente a un obispo acusado de encubrir estos crímenes en su diócesis? ¿Y las declaraciones del jefe de las finanzas de la Conferencia Episcopal diciendo que porcentualmente la pederastia es irrelevante en la Iglesia? ¿Tiene que ser masivo el abuso para atajarlo o reconocer su daño? ¿Qué de la singular condición detentada tanto tiempo por los sacerdotes, de su especial responsabilidad? ¿Qué de colaborar con la justicia ordinaria como alienta el Vaticano?
Alemania ha investigado su pasado reciente y Francia se prepara para hacerlo tras manifestarse el 90% de los católicos a favor de crear una comisión parlamentaria sobre la pederastia en la Iglesia. Sin embargo, Hans Zollner, miembro de la Comisión para la prevención de abusos a menores del Vaticano, no detecta que en España se hayan dado pasos comprometidos con el tema.
Su sentido de excepcionalidad histórica, de relación privilegiada con el poder, de coto privativo con su fuero y derecho particular, han llevado a la Iglesia española a despreciar la importancia que este tema tiene para una sociedad concernida con el maltrato y los abusos. ¿Creen acaso los obispos que los españoles están menos indignados, que van a ser menos exigentes con sus pastores que los irlandeses, los estadounidenses, los australianos, los alemanes, los franceses o los chilenos?
Por el momento, lo que se deduce es que psicología, poca; compromiso con las víctimas, nulo; desprecio a nuestra inteligencia, completo; sentido de la justicia, ninguno. Amén.



31/10/18

FRANK O’LANTERN

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 31/10/2018. Contraportada.

Crepúsculo de la noche de los muertos vivientes. Asordinado, emerge el rumor de cadenas que acompaña al caudillo-cadáver. Le preceden gemidos y el entrechocar óseo de los taconazos saludadores, húmero enhiesto. La fantasmal hueste avanza torpe, incordiada por las gualdrapas y correajes desajustados. Las antorchas rompen la noche negra amarilleando ijares y demás usos de cocido. Al frente de la estantigua, el caudillo-cadáver, impertérrito, duda. Como siempre.
Los restos —los restos de los restos— tienen poca prestancia. Extraña su bayo morófobo y antisemita que le hacía parecer un dios encapado. El ausente le insulta y desprecia por el engaño y robo de la mesnada. El caudillo-cadáver, sordo a todo pensamiento, estira su escasito 1,63 mientras el otro le rumia maldiciones oídas en tablaos finos.
Le dan miedo los monjes. Sin rostro, encapuchados tras su miserere gregoriano, los oye recorrer el piso superior sin que sus rezos le den beneficio alguno. Gorigori. Nada es como esperaba en esta oscura eternidad calcárea. Se aburre aún más que en vida.
La hueste se inquieta. Se barruntan cambios. Andan desapareciendo huesos… Llegan voluntarios vocingleros, estos vivos, pidiendo cambio en las guardias y retretas. Se pide rearme. ¡Apretad!, les dice la aflautada voz.
Su Excelencia, han llamado del Gobierno. El caudillo-cadáver mira abúlico desde sus cuencas vacías. Dicen que se acaba la cruzada y la sopa boba… Vuecencia marcha.
Silencio entre las osamentas. ¿Para esto hemos hecho una guerra? ¿Qué fue de tanta tortura y muerte, ocultaciones y robos, tanta miseria y opresión? ¿Qué se hizo de nuestro terror? ¿Dónde fue nuestra inmisericorde victoria?
Secretarios y escribanos con máscaras de pájaro dan fe de la ponzoña y malestar del mísero amasijo. ¡Cuál es el destino!, graznan camisas viejas. ¿Qué dice Roma?
Las sombras descarnadas se remueven. ¿Justo ahora, cuando tanta promesa hay de retornar a Ítaca? El caudillo-cadáver, padrecito, aviva el cloqueo nacional. Quien se cruce el desfile es arrastrado hasta las cumbres del Moncayo… Hasta aquí llega el baile del perro All Hallows' Eve.
Perdisteis la historia, Excelencia. Sois la sombra del mal.
Con lo que a él le hubiera gustado un entierro en alta mar…



17/10/18

EL 'PATRIOTA'

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 17/10/2018. Contraportada.

El PP del joven Casado se ha posmodernizado de un plumazo y se ha hecho hater. La generación tecnológica ya está al frente de la franquicia. Casado ha entendido que la supervivencia del partido pasa por la agitación del votante, por su instalación en una suerte de histerismo permanente. Busca emular la sensación de acoso y necesidad de lucha lograda por sus lisérgicos colegas cataloindepes.
Los análisis big data de Teodorín García le han llevado a concluir que el PP debe pasar por un proceso de podemización. En una interpretación peculiar, confunde el valor de la ira de los desfavorecidos y pobretes que hartos de la precarización de su presente y futuro salieron el 15-M —unos mediocres, según los salesianos—, con la actitud de pijo ofendido ante tanta cutrez socialdemócrata a su alrededor.
En su desconcierto posmo —acude a la receta de Samuel Hungtinton para los blancos norteamericanos en los 90, tal y como hace hoy Trump—, Casado clama ira sobre la advenediza izquierda que, paradójicamente, le ha aupado al control de su partido, corrupción mediante. Y para tapar la hediondez, toca clamar al orgullo ofendido sobre una casposa base nacionalista.
La eficaz estrategia busca tender puentes intergeneracionales: a los jóvenes desmemoriados, para evitar su pase a C’s, los enardece en instragram con mucha bandera y una retórica que venden atrevida y valiente —aunque solo sea la reanimación de la vieja fraseología franquista—. Una vez soltada la soflama sobre “la nación más vieja de Europa”, la peculiar comprensión de la Hispanidad y del día de la raza, del peligro de los inmigrantes y demás mantras nacionalcatólicos, trata de revolver el río de la nostalgia para ganancia en el mayor caladero de sus votos, el de la tercera edad.
Así hemos llegado a la plena deslealtad y, dejémoslo claro, antipatriotismo. Ante el menor asomo de posibilidades de que el Gobierno de España pueda desarrollar sus políticas, se planta en Bruselas a poner a parir a nuestro Ejecutivo, ¡qué diantres, a nuestro país!
Así es la condición posmoderna, su visión fraccionada de la realidad le hace incapaz de solidaridad global o respeto institucional. Casado solo es capaz de expresar lealtad con Orban, Le Pen, Salvini, Åkesson o Kurz pero, siquiera desde la discrepancia, no con su gobierno.


3/10/18

EL CIELO Y LA TIERRA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 03/10/2018. Contraportada.

Da igual la verdad. La verdad histórica, la verdad social, la verdad política. Siempre ha sido así. Importa el programa, la ambición, la pretensión…, lo demás vienen siendo mimbres a su servicio. Este es, lamentablemente, el marco en el que se desenvuelve una parte importante de la política.
Hemos estudiado hasta la saciedad los procesos nacionalistas decimonónicos, con su invención de las naciones y su simbología, su pretendido rastreo milenario de la etnicidad, del pueblo, el forzamiento —cuando no invención— de la historia. Muchos de estos proyectos eran revolucionarios porque prometían derechos nunca detentados por el común de las gentes, eternos súbditos a merced de los privilegiados. El siglo XIX fue rico en invenciones y manipulaciones, como también lo eran los niveles de incultura, pobreza y desesperación. Hubo proyectos políticos integradores y otros basados en el reduccionismo de la identidad a una religión, a una lengua, incluso a las dos cosas.
Hoy, dicen algunos, las cosas no son así. La mirada autocomplaciente sobre los niveles educativos generales, sobre el acceso a la información y a la tecnología, la extensión de los derechos, parecerían perfilarnos como una sociedad que se mueve por la razón, la responsabilidad y la equidad… (Risas).
El problema catalán, con su cierta complejidad y malbaratamiento de oportunidades, tiene también mucho de viejo. En la invención de la historia, la obsesiva construcción de la diferencia, en la manipulación informativa, en la inflación de agravios, en la reducción de la comunidad a la tribu. La multiplicación de medios y redes vuelven al universo del carisma, a la idolatría por la identidad… Todo ello en un ámbito summum del desarrollo, de los derechos y las libertades individuales. Una realidad paralela ha suplantado a la vieja cotidianidad. Y ante las huestes enfermas de necesidad de ser, se van sucediendo los profetas, los jeremías políticos llenos de misión y nación: “La tierra se vuelve cielo si pierdes el miedo. No tengáis miedo a ser hombres”, espetó con aire frailuno el presidente de la Generalitat, Joaquim Torra a sus manifestantes cual mesías profiriendo el sermón de la montaña. Luego añadió lo de “apretad”, recordando a aquel otro gran timonel, Xavier Arzalluz, jaleando a “los muchachos”.
Los cachorros y la luna. O de cómo el sueño de la razón produce monstruos.


19/9/18

BURRÍCULO

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 19/09/2018. Contraportada.

En la vorágine devoradora de los CV de nuestra clase política es preciso no confundir el culo con las témporas. Una cosa es ser un pirata y otra hacer creer que nuestro sistema universitario es un bluf.
Una vez más, los perniciosos efectos de la partitocracia. Durante las últimas décadas se ha promovido un tipo de político de poca o nula cualificación, una suerte de producto orgánico procedente del torvo mundo de las juventudes institucionales. Jóvenes ambiciosos, sabedores del poder de colocación de los partidos, aprenden rápidamente a hacer pasillo, a chupar rueda de cargos con influencia bajo cuyo amparo buscan medrar con afán perdurable. En estas organizaciones puberales parece abundar un tipo de estudiante mediocre que, bien se eterniza en sacar su carrera, bien la abandona ante la consecución de un puesto merecido. Cuando acceden a tales responsabilidades —designadas o electas— no tienen cualificación suficiente para su desempeño, ergo son nefastos gestores. La necesidad empuja…, que diría el clásico, así que anhelan alcanzar la vitola de un título universitario mediante todos los regates y facilidades posibles para difuminar su negligencia. He aquí un tipo de demanda que genera mercado.
Luego está el maltrato a la universidad pública, una muestra de la incultura y mentecatez nacionales que, desde luego, no son de ahora. España, en general, desprecia a sus universidades, como desprecia la ciencia y el estudio. Antes se da crédito a quien ha tenido la viveza de dar un pelotazo que a quien ha dedicado su vida a desarrollar alguna parcela del conocimiento.  Si a esto le sumamos los efectos del disolvente neoliberalismo que ha traído la mercantilización de la academia mediante reformas degradantes, como el plan Bolonia, y los recortes de financiación que han afectado a la sostenibilidad de las universidades —razón de la subida de matrículas y abandono de la investigación básica—, nos topamos con un sálvese quien pueda que, lamentablemente, a veces aúpa a la gestión a tahúres o propicia en ciertos rincones chiringuitos, sobre todo online.
El galdosiano trasunto de los másteres retrata al país mejor que una encuesta del CIS: el postureo, el analfabetismo, el desprecio por la formación y el desarrollo definen estos tiempos de emprendedores. Apostar por la ciencia y la cultura no es cosa viejuna. De ahí derivan la ética, la competitividad, el desarrollo… Hasta la riqueza nacional.  



5/9/18

LAS NOVATADAS

DIARIO DE BURGOS, 05/09/2018. Contraportada.

Según algunos, la entrada en la universidad lleva pareja sufrir una experiencia iniciática que, dicen, tendría como misión facilitar la integración del nuevo estudiante. Se pretenden rito de paso y tratan de justificarlas dándoles rango de tradición. Son las llamadas novatadas. Y algunos de sus defensores las definen como bromas.
Lo que ha irrumpido recientemente en nuestros campus es un conjunto de prácticas abusivas y vejatorias donde individuos que se erigen en autoridad —veteranos— exigen a los nuevos estudiantes —novatos— comportamientos humillantes y denigratorios, llenos de violencia y sexismo. En estas prácticas, el novato pierde todo control sobre su persona obligado a actuar contra sí al aceptar la vejación y el consumo compulsivo de alcohol. También los veteranos, dada la ingesta abusiva, tienden a perder el control de sus bromas sobrepasando todos los límites.
El absurdo e infantilizante discurso sobre la integración no tiene un pase. Cualquier joven sabe que uno no se hace amigo de toda una carrera o clase. Con el tiempo, se conocen los amigos por compartir intereses y afinidades. Presuponer que humillar y emborrachar integra, no es una idea absurda, es directamente imbécil.
Las novatadas son violencia normalizada —pretendidamente—. Quienes las promueven las utilizan para sentir el primario poder de gritar, forzar y golpear a los más débiles. Dicen que son divertidas, pero su desarrollo implica intimidación y abusos. Sus efectos suponen naturalizar la violencia como forma de relación y una concepción de la comunidad jerárquica, desigual e injusta.
Marcar etapas de nuestra vida con ritos que expresan cambio personal o adherencia a una comunidad no es raro. Claro que tales prácticas suelen estar vinculadas a sociedades en las que el sujeto individual tiene poca presencia pública frente a los grupos de pertenencia… Nada que ver con el espíritu universitario.
A menudo, las novatadas son delitos, y graves. Confundir el deseo de diversión con maltrato expresa la catadura moral de quienes las defienden. Por debajo del discurso de aceptación —es una imposición— hay mucha gente que sufre, muchos menores que se ven sobrepasados en una edad difícil y en un contexto inseguro.
Abusar no es divertido, salvo para los que se asumen tipo manada



2/8/18

NO, ANTONIO JOSÉ NO ESCAPÓ A FRANCIA EN 1936.

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA

Como todo el mundo sabe, Antonio José Martínez Palacios murió asesinado en los montes de Estépar (Burgos) tras ser sacado de la prisión de Burgos en la madrugada del 9 de octubre de 1936.
Pues bien, hace unas semanas sufrí los embates de un ofuscado por haber desmontado su descacharrante hipótesis sobre la fuga de Antonio José a Francia en 1936. La polémica —si es que puede llamarse así— se basa en unas declaraciones del tal Antonio de la Fuente quien, sin aportar prueba alguna de la pretendida escapada, pretende poner en solfa lo que sabemos de la suerte del malogrado músico. A petición del Diario de Burgos, tres especialistas en la época, en Antonio José y en el estudio de la represión de la guerra civil dimos respuesta a la ocurrencia.
La noticia apareció en el Diario el lunes 16 de julio. En una página (14) se recogía la novelesca idea de una red jesuítica creada para sacar a perseguidos por el incipiente franquismo. Una propuesta en sí misma fantasiosa toda vez que la República había disuelto la Compañía de Jesús en 1932 —lo que, lógicamente, no haría presuponer simpatía alguna de los jesuitas a la causa republicana—. El segundo elemento clave para la hipótesis suponía implicar la persona del Padre Nemesio Otaño, un músico jesuita que sería quien manejaba la red y habría sacado a Antonio José rumbo a Francia a través de Barcelona para llegar a Marsella. La aventura concluía en Pontoise donde supuestamente moriría el burgalés en un bombardeo de los nazis. Todo un salto en el vacío si conocemos que el susodicho jesuita fue el encargado de las políticas musicales en el lado nacional durante la Guerra Civil —encargo que recibe directamente de Franco—, y posteriormente estaría al frente de la Comisaría de música y del Conservatorio de música de Madrid. Fue, pues, uno de los grandes instrumentalizadores políticos de la música durante el franquismo.
En la página siguiente (15), el redactor de DB nos consultaba al arqueólogo Juan Montero, al musicólogo Miguel Ángel Palacios Garoz y a un servidor sobre la verosimilitud de tal propuesta. Detallo esta circunstancia para que se entienda que nosotros fuimos buscados y no nos propusimos. ¿Por qué digo esto? Porque durante toda aquella semana recibí no menos de treinta emails del alucinado hipotetizador acusándome de quitarle su momento de gloria amén de los más desquiciados insultos e infundios en los que exhibía sin rebozo su completa ignorancia histórica —y que estuvieron a punto de costarle una denuncia por acoso—.
Como se publicó en el DB, cité una carta del Padre Nemesio Otaño a Higinio Anglés (29 de agosto de 1937, Fondo Higini Anglès de la Biblioteca Nacional de Cataluña) en la que el jesuita le informaba del asesinato de Antonio José —a quien habían conocido en un congreso en Barcelona en la primavera de 1936— hablando con saña del burgalés que “resultó [ser] un rojo vivísimo, ateo y endemoniado y ha sido fusilado en Burgos. Murió impenitente con el puño cerrado en alto”.  Como se ve, muy poco empático con la suerte de Antonio José.
Aún así, el Sr. de la Fuente se empeña en presentar a Antonio José como un compositor de honda raíz religiosa, lo que, según su opinión, le haría acreedor del novelesco auxilio jesuítico. De esta manera parece tratar de generar distancia entre el músico y el régimen republicano, y más concretamente, el Frente Popular, al que sin embargo el propio Antonio José reconoció haber votado en 1936 en coherencia con sus ideas progresistas (recogido en M.A. Palacios Garoz, En tinta roja. Cartas y otros escritos de Antonio José, Burgos, 2002). No entro a detallar el convencido republicanismo de Antonio José ni su compromiso con los más desfavorecidos —lo que, a la postre le ocasionaría su muerte—. Convendría distinguir que una cosa es componer música religiosa, canciones, dado el alto número de coros que había vinculados a la Iglesia, y otra suponer que el autor de tales canciones sea un místico. No se cuestiona la espiritualidad de Antonio José, aunque sí tenemos declaraciones suyas que muestran un profundo distanciamiento de la Iglesia en sus últimos años. Por otro lado, para un compositor que comienza su carrera, cualquier oportunidad de hacer oír su música es oro. Y dado que algunos de sus maestros eran músicos con puestos eclesiales, como José María Beobide, organista de la iglesia y colegio de La Merced (jesuitas), era perfectamente normal que practicara tales composiciones. Gracias a Beobide, Antonio José consiguió un puesto como profesor de música en el colegio de los jesuitas de Málaga, donde tuvo una productiva etapa compositiva.
En sus torticeras deducciones, el sr. de la Fuente aducía que la prueba del nueve para sostener la plausibilidad de su hipótesis es que se había dirigido al fiscal provincial de Burgos para que le confirmara que Antonio José había sido asesinado en Estépar, y que este no lo había podido corroborar. Da a entender que al figurar en la ficha carcelaria de Antonio José que fue puesto en libertad, no pudo ser fusilado… Acabáramos.
Es obvio que un fiscal no puede decir nada al respecto pues ni Antonio José tuvo un juicio ni causa probada documentalmente para su detención. Su captura y encierro el 7 de agosto de 1936, se produjo en cumplimiento de las órdenes del general Mola. Como muestran infinidad de estudios locales y globales sobre la represión, los sublevados iniciaron una inmediata limpieza ideológica allá donde triunfaron tratando de generar espacios seguros. Somos muchos los que hemos estudiado con todo rigor estas prácticas y que hemos demostrado la falsificación de documentos —tan habitual en dictaduras— como forma de autoprotección de los implicados (véase mi libro Lloros vueltos puños. El conflicto de los ‘desaparecidos’ y vencidos de la guerra civil española, Granada, 2016). Ninguna de las personas asesinadas durante el verano sangriento de 1936 —sin juicios ni consejos de guerra—, en el caso de que pasaran por alguna prisión, tuvo recogido en sus expedientes que fueran asesinados. Nadie encontrará la expresión “fusilado”. Lo que se indica es que se le ha trasladado a otra prisión —a la que nunca llega—, o que ha sido puesto en libertad. Tales expresiones suponen sacas conducentes a fosas comunes. El caso de Antonio José es idéntico al de sus compañeros de saca. Como lo será, tres días después, para su hermano Julio. El caso está perfectamente recogido en el libro de Isaac Rilova Guerra civil y violencia política en Burgos, Burgos, 2016.
La historia no es un juguete que manejar caprichosamente. No pocos se acercan a ella irresponsablemente para forzarla a decir algo conveniente a su ideología o fantasía. El caso de la represión de la Guerra Civil es un asunto terrible y complejo, su estudio ha tenido que enfrentarse a un montón de problemas derivados del triunfo franquista y su larga dictadura. Las familias afectadas por asesinatos y todo tipo de represión sufrieron una terrible experiencia desde la incomprensión y ensañamiento de la población afecta a la dictadura. La imposibilidad de cerrar sus duelos y haber podido llevar adelante una vida digna son la razón de que todavía hoy enfrentemos tantos problemas de la llamada memoria histórica. Es verdad que hay algunas corrientes históricas como la llamada historia contrafactual que juegan a proponer alternativas a lo sucedido como forma de analizar los procesos históricos, pero se trata de juegos de expertos que no niegan ni contradicen los hechos acaecidos.
Aventurar o imaginar otras cosas sin base científica —sin conocimiento del contexto, de la literatura especializada, carente de formación histórica— podemos definirlo como juego sin importancia mientras se trate de una conversación de bar y no trate de pasar por verdad comprobada o estudio de rigor científico. Es verdad que hay programas y espacios que acogen todo tipo de aventuras conspiranoicas o alternativas del tipo Hitler escapó a Brasil o Elvis sigue vivo, pero la mayoría sabe discernir lo absurdo de lo serio, lo científico de lo alucinado.
Encontrar los restos mortales de Antonio José será difícil. Como tantos miles de asesinados y enterrados en fosas comunes, se propició que en el momento de su muerte carecieran de cualquier objeto personal que facilitara su identificación. Es más, se trató de ocultar a la población que aquel exterminio selectivo estuviera sucediendo, de ahí la ocultación de las fosas. Además, han pasado ya ochenta y dos años de los crímenes, lo que aumenta la dificultad de la localización de las fosas cuando no han sido destrozadas, como pasa en Estépar con las obras de la autovía A-62 y del AVE.
La memoria de Antonio José, como la de tantos otros represaliados, es un bien colectivo, un patrimonio común sobre el sufrimiento y la injusticia. Jugar con estas cosas supone un ejercicio de irresponsabilidad e insensibilidad. Y de profunda ignorancia, también.




29/7/18

YA ESTÁN AQUÍ...

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA

No solo Spain is NOT different sino que la derecha, tan acostumbrada al dictado internacional de las modas, ya se ha apuntado al involucionismo más radical. Ha habido ingenuos que pensaban que el moderantismo rajoniano vacunaba al conservadurismo español de ciertos excesos. Pero Casado ya nos ha dejado claro que no, que con él ha llegado el esperado ultramontanismo. Y lo piensa jugar sin ambages ni medias tintas como demuestra su rotundo “aquí no cabemos todos”. De entrada, la carta de la migración. Queda así claro que el primer flanco que Pablo casado vigila es el de la extrema derecha, allí por donde Vox le comía la tostada justamente con la cuestión migratoria.
Son varios los vectores que se mueven de fuera a adentro en el espectro conservador. Asistimos alucinados a la cruzada ultra de quienes han aupado a Trump al poder, como Steve Banon, y que ahora reparten sus apoyos y financiación a los grupos de extrema derecha de toda Europa. Y no es el único caladero. La Rusia de Putin anima y apoya igualmente a todo movimiento insolidario y antieuropeo. Se alienta el orgullo ultra, la testosterona nacionalista, la hiperconciencia identitaria, el ombliguismo tribal.
Los populismos se basan en un tipo de pragmatismo que les permite bandazos ideológicos, victimismos absurdos y un cinismo sobrecogedor. El partido que más claramente se intitula “popular” volverá a la estrategia de la agitación, a descubrirnos que vivimos rodeados de criminales, a defender los derechos de los privilegiados, a sostener el cabreo interno como base de negación de alternativas.
Ya están aquí. Responden al patrón internacional: jóvenes, de buena pinta, bien vestidos, que hablan con una sonrisa, con familias telegénicas, y que simple y llanamente quieren borrar del mapa a los otros y a los feos. Igual llegan pelín tarde, pero el colmillo se les ha retorcido tanto que parece ya el de un narval. Y empitonan con fiereza.


27/6/18

EL OTRO MUNDIAL

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 27/06/2018. Contraportada.

Cualquiera de los partidos del mundial nos muestra una realidad humana mucho más rica de lo que son los estereotipos que manejamos sobre los países. Gentes de apellidos y aspectos heterogéneos se alinean bajo banderas diferentes para satisfacción del fútbol y aficiones. El mundo de las nacionalidades no es —si es que alguna vez lo fue— monocolor. Salvo en las huecas cabezas de la extrema derecha, claro.
Cuando el tema de la inmigración irrumpe, casi nunca lo hace como un debate sereno. En general, el asunto se presenta como amenaza, lleno de sombras, apelando a emociones casi siempre vergonzantes que, dicen, tienen que ver con la identidad, la tradición o la religión. Pero, la emigración, ¿es realmente mala? Para algunos, según vengan dadas..., como cuando en el fragor de la reciente crisis la entonces ministra Báñez animaba a los jóvenes españoles a irse a otros países para trabajar y reducir la tasa de desempleo, desdramatizando la decisión como una suerte de turismo: “movilidad exterior”, lo llamó. Pero cuando somos nosotros país de recepción, enseguida aparecen jeremías que identifican migración con delincuencia, inseguridad, conflicto…
España es un país sumamente envejecido. La tasa de nacimientos ha caído en picado. La mayor parte de las provincias españolas han perdido población, Burgos un 0,4% en el último año (1497 habitantes menos). Esto es, mueren más personas de las que nacen, mientras sostenemos un amplio conjunto de longevos ancianos, necesitados de atenciones y cuidados.
Tenemos, además, graves problemas de despoblación rural y, laboralmente necesitamos mano de obra para sectores que no la cubren con autóctonos. Pero no es únicamente una cuestión de parchear con los de fuera. Los grandes estudios sobre emigración hechos para Estados Unidos y Europa demuestran que los migrantes crean riqueza, generan dinamismo y expectativas económicas —aumenta la recaudación fiscal, el consumo, el emprendimiento, etc.—, es decir, impulsan la sociedad.
Es hora ya de abandonar los discursos embrutecedores que presentan a la emigración como una amenaza a nuestra forma de vida y seguridad, los datos corroboran justamente lo contrario. Desde luego, hará falta planificación y buenas políticas, pero hagámoslo reconociendo el tipo de sociedad que ya somos y hemos de ser. A nuestros jóvenes los preparamos para un mundo globalizado e intercultural, diverso. Aceptemos que ese es el futuro de todos. Y que es mucho mejor.



13/6/18

ÉTICA A BORDO

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 13/06/2018. Contraportada.

La crisis del buque Aquarius deja en evidencia la miseria moral colectiva y particular que nos rodea. No se trata de las indignantes declaraciones del infame ministro del interior italiano, son también las de quienes advierten del “efecto llamada” de la acogida de estas 629 personas, como está haciendo el PP nacional, partido democratacristiano que acusa al gobierno de utilizar esta crisis “con fines propagandísticos”. ¡Qué asco!
No cabe duda de que para los defenestrados del gobierno, cualquier estrategia es válida para tratar de desacreditar la oleada de ilusión despertada por el ejecutivo de Sánchez, como muestran los vuelcos de las encuestas electorales. Sin embargo, el error del PP se acrecienta. Tratar de mezclar la bazofia y mentiras cocinadas en Génova para contrarrestar y degradar la emoción ciudadana —que si el gobierno es ilegítimo, o Frankenstein, o cualquier otra necedad— con política humanitaria es algo tan degradante y manipulador como lo que hace el ministro de extrema derecha italiano, Matteo Salvini.
El inusitado éxito de la moción de censura y el consiguiente cambio de gobierno proceden del hartazgo ante ese pretendido todo vale que ha regido la acción del partido popular. Surge de la necesidad de decir ¡basta ya! a la corrupción y su blanqueamiento, a la falta de compromisos éticos y al abandono de los ciudadanos en condiciones cada vez más precarias.
Es absurdo pensar que el presidente Sánchez quiere hacer propaganda con la crisis del Aquarius. Lo que al parecer busca es hacer política, la que demanda la población española que en su momento inundó los ayuntamientos y balcones con aquel Welcome Refugees.
Estamos ante la resaca moral de una crisis económica que con su oleada de conservadurismo y populismo de derechas han desarbolado parte del sentido ético colectivo. ¿Qué entendemos hoy por ser europeo? ¿Qué valores representan a nuestras sociedades? Item más, ¿qué entendemos por ser personas?
629 desgraciados que huyen de una miseria insufrible, de una brutal violencia y de la explotación más ignominiosa solo pueden merecer nuestra solidaridad y apoyo. Volvamos a ser una sociedad que se atreve a mirarse al espejo, que se respeta porque ejerce y defiende derechos.  Y, confío, capaz de mostrarse tan coherente como para quitar las inhumanas concertinas de Ceuta y Melilla.



30/5/18

MAYO DEL 18

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 30/05/2018. Contraportada.

Vase mayo y deja un tufillo a heces, no exactamente fértil. Más bien a putrefacto, a corrupción…
Fue por mayo, cuando con las aves alborozadas y los cerezos en flor, que los estudiantes enviscados exigieron a gritos soñar. De aquel imaginar la playa bajo los adoquines quedó más de lo reconocido: la nostalgia por una pureza casi infantil capaz de figurarse el mundo joven, dispuesto al bien y a la solidaridad. Mayo del 68 fue el último asomo de ética espontánea —apenas dos meses, la verdad— en un mundo que posteriormente se precipitaría hacia la hijoputez del thacherismo y la reaganomics, el sucio e inhóspito neoliberalismo que, con el consabido retraso para España, meció en sus brazos la torva mezquindad de los gobiernos de Aznar, sus privatizaciones y su hoy permanente desfilar hacia los calabozos.
El tufillo va siendo hedor. Las comparecencias del gobierno y de los responsables del Partido Popular tras la sentencia del caso Gürtel evidencian el hurto de los valores democráticos, la ausencia de dignidad y virtud en la política española. No es verdad que se sientan servidores públicos. El partido condenado judicialmente se resiste a perder el control de las instituciones que cree le son privativas —por clase, por ideología, por sanción divina—. Su infame y decadente fin de fiesta aboca al paro a todos esos satélites que conciben la política como chiringuito, y al partido como potente agencia de colocación y forraje de mediocres. Henos contemplando la caída de su particular y corrupta Roma: la del pelotazo y el dopaje, la de los sobres y las comisiones, la de la patrimonialización de lo público y la buscada confusión de los poderes del Estado.
No, el Partido Popular no es España. Habrá quienes lo crean —los acérrimos del PP y puede que los independentistas catalanes—. Acábese ya con esta pamplina catastrofista. Vayamos de una vez a la negociación política y al respeto de la heterogeneidad de nuestra sociedad. Resulta ridículo ese morir del PP calificando de impuros los votos de aquellos que, justamente, queremos en las instituciones y no proclamando declaraciones unilaterales de independencia. Necesitamos recuperar la ética civil, volver a empezar. Lo insoportable es esta indignidad en la que vivimos y que tan imposible se me hace explicar a mis hijos.




27/5/18

Conmovedor homenaje a nuestro querido Tino Barriuso 
por Rodrigo Pérez Barredo y Mariano Mangas:


16/5/18

LA LOCURA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 16/05/2018. Contraportada.

En casa andamos perplejos con todo lo de Cataluña. Hemos seguido con atención el procès con la doble mirada de un español desprejuiciado y una puertorriqueña independentista que sabe lo que es realmente vivir en un sistema colonial —de EE.UU.—, bajo leyes constrictoras y económicamente intervenido. ¡Y con 5 referendos sobre su estatus! Pues bien, conscientes de la malhadada gestión de Rajoy del asunto catalán, las decisiones de la Generalitat y el Parlament nos han provocado todas las emociones posibles: sorpresa, incredulidad, dudas, indignación, bochorno, hartazgo, vergüenza… Ahora, con lo de Torra estamos en un pasmo muy grande.
Al conocerse públicamente los escritos racistas y supremacistas del President, todo el mundo se pregunta cómo el dueño de tales ideas se encuentra al frente de una institución contemporánea europea. Item más, ¿cómo es posible que personas que conocían a este buen Torra le describieran como un hombre culto?
Quim Torra ha llegado ahí, —como el propio procès bajo el impulso dado por la extinta CDC ahora PdCat—, por lo que subyace en el ultranacionalismo de estas clases acomodadas catalanas: una convicción supremacista que, tomando expresiones trasnochadas del siglo XIX, creen encontrar razones a su xenofobia en supuestas bases biológicas que, de paso, esconden su profundo clasismo e insolidaridad. Lo afirmó Artur Más: “somos más germánicos que romanos”, al explicar que la marca carolingia habría dotado a los catalanes de un ADN no mediterráneo. Salvador Cardús: “la corrupción en Cataluña es consecuencia de su españolización en las últimas décadas”. O el flamante president Torra refiriéndose a los castellanohablantes: “bestias con forma humana”.
¿Cómo se ha llegado a esto? Pues acumulando odio, estupidez, cerrazón y egoísmo. Un camino por el que se han aupado a casi todos los fanáticos y por el que han discurrido la mayor parte de los horrores de la historia reciente. Por ahí corren, igualmente, Marie Le Pen, Berlusconi, Viktor Orbán, Nigel Farage, Geert Wilders, Norbert Hofer, Donald Trump… 
En cuanto a la cultura de tan acomodadas burguesías, que nadie se confunda, no es una formación intelectual para la mejora de la sociedad, sino una barrera artificial más con la que marcar su distingo y distancia cultural. Aún a riesgo de decir santas barbaridades.
Lo increíble es constatar cómo lo irracional y absurdo parecen normalizarse frente a todo sentido común.



2/5/18

CLOACALAND

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 02/05/2018. Contraportada.

Parece que el luengamente anunciado fin de ciclo político va a ser, como mínimo, agitado.  Lo del Partido Popular de Madrid, con cuatro presidentes imputados o al borde de serlo y exconsejeros recetando cavar fosas mientras amenazan tirar de no sé cuántas mantas…, ha superado a todo culebrón imaginable. Una tormenta perfecta nutrida de sus infectas cloacas —incluyendo lo del máster, no se engañen—. Más que ante el Armagedón parecemos estar ante una versión —aún más cutre— de la República de Saló.
¿Hasta dónde llegará la ola? Ni Nostradamus se atrevería a vaticinar, pues no es solo una cuestión de ideología —v. gr., yo no acabo de ver la gran novedad programática de C’s—. Se trata, más bien, de un inmenso hartazgo. La prepotencia y voracidad de los partidos políticos, su afán de acaparamiento desmedido, hacen insostenible su pervivencia. Ni los más afines pueden justificar los abusos de tantos años de endogamia cerril, de amiguismo descontrolado, de incompetencia, ineducación y corrupción. Por la cloaca irá el PP —acolchando su caída con el infame control de RTVE—, pero morirá matando… Y sirviendo la victoria a Albert Dorian Gray Rivera.
Políticamente, el mundo, Europa, están inmersos en una oleada de penoso conservadurismo con gravísimas desviaciones ultramontanas, en gran medida propiciada por los grandes medios de comunicación. Desde hace décadas, los poderes financiero-políticos dueños de los mass-media han bombardeado a la población con ideas de anomia, destrucción y caos, generando una permanente ansiedad colectiva, especialmente en las cohortes de mayor edad, —no se olviden, las predominantes en nuestras envejecidas sociedades—. Fundado el miedo y la ira —las tan mentadas fake news—, llega el mensaje tranquilizador de los candidatos que prometen enchironar a todo el que se menee, dar inacabables penas de prisión, expulsar a los inmigrantes, detectar cualquier terrorismo —hasta el inexistente—, aumentar el gasto en policía, en controles, en alarmas… Así se consiguen los gobiernos y los brexits, o convertir a un loco en president.
¿Tenemos lo que merecemos? Desde luego, tenemos lo que votamos. Sin embargo, la calle ha mostrado ya su infidelidad con la vieja política y las instituciones polvorientas y entelaradas. Lo hizo el 8 de marzo, y de nuevo ayer. Ojalá no nos mareen en ruedas de casting y maquillaje, sin alternativas reales. Merecemos otra cosa.



18/4/18

LA MEDIOCRIDAD

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 18/04/2018. Contraportada.

Cifuentes, otrora mirlo blanco por una calculada ambigüedad personal e ideológica, es una mujer hecha a sí misma… Al menos en lo que tal expresión significa para tan precoz miembro del partido: buscó padrino a cuya sombra medrar. Lo consiguió en la Complutense. Aprendió que la universidad era un medio y no un fin. Y de aquellas lluvias, estos lodos.
Que los comienzos políticos de Cifuentes fueran de la mano de un personaje tan escurridizo como Gustavo Villapalos —y sus adjuntos— debe verse como premonitorio. Bajo el amparo del rector Villapalos (1987-1995), Cristina Cifuentes se convirtió en funcionaria de la universidad (1990) y directora de un colegio mayor (1995-1999). Villapalos (área de Historia del derecho y de las instituciones) daría luego el salto a la Comunidad de Madrid como Consejero de Educación (1995-2001), y con él fueron la camarilla que incluía a Cifuentes y a su marido. En 1996, por mandato de Ruiz-Gallardón, Villapalos creó la Universidad Rey Juan Carlos.
El caso Cifuentes no es solo un escándalo sobre las mentiras e indecencia de la presidenta de Madrid, es también una muestra del desprecio que determinados políticos tienen por el conocimiento y la cualificación real.  Detrás de las muchas falsificaciones curriculares que aparecen estos días se entrevé una casta política que no ha hecho otra cosa en su vida que chupar de lo público merced a sus relaciones de partido. Gentes sin experiencia profesional acreditada, habitualmente con expedientes universitarios arrastrados y lamentables, gobiernan autonomías y ayuntamientos, ocupan permanentemente altos puestos de la administración… Supongo que en algún rincón de su conciencia sentirán vergüenza e inseguridad de sus méritos académicos y esto los ha llevado a inflar sus currículos con supuestos títulos y diplomas que enmascaren su falta de idoneidad y formación. En sí mismo, esto ya es un tipo de corrupción que, además, supone una invitación a su ampliación, como mostró la burbuja de incompetentes al frente de las Cajas de Ahorro —en realidad, estos mismos—.
Todo el caso Cifuentes rezuma falsedad e indignidad. La Universidad Rey Juan Carlos deberá dirimir sus faltas e ilegalidades, pero eso no exculpa a la falsaria Cifuentes. Con cada nuevo paso en su huida, la presidenta amplía penosamente el número de mentiras.  
De fondo, la turbiedad sistémica creada al servicio de estos trepas y sus partidos, vendidos como jóvenes promesas de la política…