22/12/21

ABANDONADOS

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA.
DIARIO DE BURGOS, 22/12/2021. Contraportada. 

La errática aventura política de Ciudadanos se extingue definitivamente. El increíble partido menguante no ha perdido oportunidad de perder una oportunidad. Desperdició la esperanza que representó en Cataluña frente al independentismo disolviéndose en una improductiva nada; desnortó su sensatez primera abrazando un españolismo banderillero y gritón; dilapidó un cierto capital reformista, moderado, reivindicativo de una ética casi puritana, para convertirse en inexplicable apuntalador de gobiernos tuertos y cojitrancos. En su metamorfosis, ha llegado a disputar un espacio próximo a la extrema derecha. Para el recuerdo quedan primarias trucadas, fichajes a lo Florentino y el endiosamiento de un líder que nadie extraña. Un balance triste (y merecido).

Antes de ayer, los restos regionales naranjas sufrieron un duro apuñalamiento que nadie podía tachar de inesperado, si acaso de completa inelegancia. Un tuit a lo MAGA daba por terminado el gobierno de coalición con unas razones que casi parecían una pantomima de las que usó Silvia Clemente para abandonar el barco de Mañueco. El presidente JCyL ha decidido fiar su futuro al de Pablito Casado cambiando la I de Paco por la E de T-García, o lo que es lo mismo, hacer su propio Murcia. La fiable y severa Castilla y León en la que, no olvidemos, ganó las últimas elecciones el PSOE, convertida en un Ohio del jueguito que la derecha se trae con las dinámicas trumpistas/orbanianas, que es el mismo perro internacional. Toda vez que C’s era ya una célula durmiente del PP, el tándem Casado/Mañueco impulsará el experimento todavía no ensayado: invocar a los orishas Le Pen, Orban, Kaczyński, Salvini y alentar así el voto para el hijo pródigo extremista (los Varones Ofendidos y Xenófobos), necesario contrafuerte en época de banderías y gobiernos arcoíris.

¿El resultado? Una terrible muestra de irresponsabilidad para con la población castellanoleonesa. Adiós a aquella cordura y protección que invocaban los de la Perla Negra y las Eólicas. Adiós a la adormecida confianza en el sistema regional. Estamos ante “lo que faltaba”, una grotesca evidencia del desprecio a la ciudadanía, abandonada a sus reverdecidas angustias y terrores pandémicos. Como en la máxima sobre la tentación de Oscar Wilde, pretenden vencer al ayusismo cayendo en él, con sus mismas armas.

¿Cuánto de estas cuentas desharán Soria ¡Ya!, León ruge, Burgos Enraíza, etc.? De momento, domina la sensación de abandono, y de hastío. Ni test de antígenos han dejado…




8/12/21

LA PESTE

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 08/12/2021. Contraportada. 

Quienes solo conocen de la historia las lecciones escolares, no saben historia, en todo caso, algo de ideología. Desde las primeras leyes educativas del XIX, la historia escolar fue un programa de mínimos con el que construir ciudadanos, al menos eso se decía. En realidad, se trataba de que los niños salieran con la idea clara de que su país había existido siempre o era el sueño más hermoso, o las dos cosas. Se trataba de la nación, de la identidad.

La identidad es el gran constructo de la Modernidad y la principal bandera de la Postmodernidad. Los estados-nación, bajo los que seguimos viviendo, requerían que el pueblo —sujeto colectivo detentador de la soberanía nacional— se autorreconociera política e históricamente. Y así comenzó el proceloso asunto de la nacionalización de las masas, o lo que es lo mismo, la creación de identidad, para lo que la escuela jugaba un papel fundamental. Se quería/se quiere una comunidad eterna o cuando menos milenaria.

Con la creación de estas identidades nacionales se dejó de morir por el rey o la religión para empezar a hacerlo, a mansalva, por la patria. Desde entonces, las luchas más exaltadas por la identidad colectiva han servido para ocultar tensiones sociales, frustración y explotación. La simplificación identitaria —nos maltratan, nos roban, nos irrespetan…— ha servido para explicar cualquier conflicto. La identidad, su reivindicación, se convirtió en una baratísima fórmula-sucedáneo de la felicidad basada en el ejercicio del odio y la creación de barreras.

La mejor identidad es la que resulta inconsciente, de innecesaria reivindicación. Cuando más auténticamente se es se debe al ejercicio natural de la existencia y la práctica de la costumbre. La obsesión por ser habla de los desajustes vitales, de crisis del modelo, de una imposible fijación y definición. El noventayochista debate del ser de España jamás tendrá sentido o finalización.

El penoso espectáculo en Polonia, con esas ultraderechas tan obsesionadas con sus identidades que nadie puede vivir a su lado, muestra la fragilidad de nuestro mundo, el fracaso de la idea de humanidad. Y afecta a todas las parroquias ideológicas, es un signo de los tiempos: todo el mundo anda pendiente de etiquetas y autorreconocimientos hasta extremos ridículos. Y hay quien confunde esto con libertad o derechos. La obsesión por ser siempre implica el sometimiento de otros a pretensiones ajenas. Digámoslo claro, la identidad es una peste.

                                                              James Ensor,1890. La intriga.

24/11/21

LA INEPTITUD POLÍTICA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 24/11/2021. Contraportada.

Los sistemas políticos pretenden modelos estables, seguros, antes que irrupciones de nuevas formaciones de resultados inciertos, cuando no arriesgados. El problema es que la pretendida estabilidad de los partidos asentados tiende a la institucionalización servil, a la irrelevancia ideológica y a una acomodación al poder proclive a la corrupción. Y así es cómo las grandes agrupaciones se convierten en máquinas de colocación de una militancia descualificada, que repite lemas huecos como mantras, con el fin primordial de exprimir las posibilidades del cargo… El partido pierde su valor instrumental como transformador de la sociedad para volverse en motivación única: el poder para sí mismo. Llegamos a la paradoja del sistema: la frustración y el descontento que generan las grandes estructuras partidistas resultan ser el mejor acicate para la irrupción de alternativas políticas.

Inaugurada la competencia dentro del propio espacio ideológico, resulta sorprendente la escasa autocrítica y reflexión que se observa en los partidos tradicionales. La única razón que se me alcanza es la convicción de mediocridad que invade todo el sistema. En la discusión internacional sobre el valor de la meritocracia —la elección de uno es el rechazo de muchos—, la lógica social acaba exigiendo un equilibrio entre las capacidades y posibilidades: reducir el puro elitismo y facilitar oportunidades a aquellos valiosos que no gozaron de opciones de partida. ¿Sucede así en los partidos españoles? La supuesta defensa del mérito justo —entendido como trabajo duro y honesto—, no se cumple y los partidos aúpan a gentes ofensivamente vulgares cuando no tramposos en la adquisición de los mínimos títulos universitarios —no entremos en la cuestión de experiencia laboral—. A partir de esta cruda realidad, los ciudadanos nos topamos con un insultante bombardeo cotidiano de estupideces, de corruptelas para premiar a los benefactores del líder, a guerras cainitas de egos bochornosos, a poderosos y manipuladores jefes de gabinete fuera de todo control. El espectáculo entre Casado y Ayuso es el mejor ejemplo de las malas elecciones y del poder indebido de la sombra ayusista. El beneficiado, inevitablemente, es el partido-alternativa, la extrema derecha, que, además, consigue radicalizar a las viejas siglas.

El problema del bipartidismo es su condición ineficaz: no puede llegar a los nuevos perfiles y retos sociales. Pero, sobre todo, su gran conflicto es su falta de virtud estructural. Mientras ofrezcan los mimbres que nos echan, seguirán perdiendo terreno. 



10/11/21

LA ESPAÑA EJEMPLAR

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 10/11/2021. Contraportada.

 La necedad es condición acechadora que no descansa. Siglos de lucha y sufrimiento para alcanzar la condición de ciudadanos, de fundar la sociedad sobre bases científicas que permitan una mejora de las condiciones de vida generales (al menos en algunos sitios), y sigue habiendo gente que grita con voz pajosa “¡Vivan las caenas!”. 

Resulta desolador ver cuán abundosa es la sandez después del shock que ha supuesto la pandemia. Ahí tenemos a los antivacunas erre que erre con sus absurdeces y miedos atávicos, convertidos en carne de cañón, en hospedadores del virus, en bombas volantes. Niegan unos, desprecian otros al bicho y sus mutaciones a pesar de los miles y miles, millones de muertos que este ha ocasionado. Y niegan la evidencia que suponen las vacunas, que en España han servido para protegernos y reducir al mínimo las hospitalizaciones y fallecimientos.

Es curioso comprobar como una buena parte de estos negacionistas y antivacunas no dudan en usar antibióticos, ponerse una prótesis de titanio, someterse a quimioterapia, usar coches (gasolina, híbrido o eléctrico), smart tv, microondas, cualquier electrodoméstico, teléfono móvil, ordenadores y tablets, termostatos, gafas progresivas, rifles automáticos... También viajan en tren o en avión, llevan GPS en la bici, van al cine, usan las redes sociales… ¿No se dan cuenta de que su vida se apoya en constantes avances tecnológicos y científicos? ¿Qué mierda les ha entrado en sus cabezas para pensar que la vacuna contra el covid es mala? ¿Qué sería de la humanidad sin los descubrimientos de las vacunas de Jenner, Pasteur, Calmette y Guérin, Theiler, Enders, Salk y Sabin…?

En la España que la OMS pone como ejemplo al mundo por su manejo y extensión de las vacunas, subyace otra que parece continuar presa de los debates que Pérez Galdós plasmara en Doña Perfecta: el inmovilismo provinciano de Orbajosa, ciudad levítica y caciquil, frente al convencido progresismo de Pepe Rey, defensor del ferrocarril, de la ciencia y la industria.

No se puede objetar de las vacunas porque no es posible individualizar el contagio. Así lo están viendo en Nueva York, en Francia, Bélgica o Reino Unido. Hay que vacunarse, y los sanitarios en pleno. Déjense de idioteces de supuestos chips, de no sé qué infertilidades o de inseguridad sobre los efectos secundarios… El virus ni perdona ni negocia, pero sí mata. Lamentablemente, nos queda mucha guerra. 





27/10/21

SOMBRAS

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 27/10/2021. Contraportada.

 Con la salida/huida de Pablo Iglesias del gobierno, las muelas salieron de su letargo y comenzaron a comer acero. En cuanto se derrumbó el mito, la profecía laclausiana, los incansables caínes hicieron recuento de hachas, dagas y espadas. Y creyó Sánchez que aquello era bueno, y puso a calentar a su gens para el siguiente embate. Había comenzado el derrumbe.

Los partidos que habían venido a cambiar el panorama político, boquean como jóvenes dinosaurios intoxicados por tanto dióxido de azufre. Podemos aún cree proteger sus pérdidas mientras a Ciudadanos casi no se le nota el pulso. En la UCI no dan abasto.

El partido naranja, aquel heraldo de cierta sensatez media, denunciador de los excesos del nacionalismo catalán, se apuntó a todas las coyunturas de aspiración pija, de adosado con piscina y pista de padle comunitaria, y acabó creyéndose que este país era un suburbio de New Hampshire, y a poco se transmuta en una sucursal de Ivanka Trump. Sus votantes experimentaron unas radicalizaciones tales que ya no sabían qué eran o por qué sustentaban inexplicables gobiernos. Lo que quede ni siquiera será un hermoso cadáver.

En Podemos, las podas se suceden sin descanso. Presos de una suerte de síndrome de automutilación, el sueño asamblearista se derrumba a la chita callando entre la indigestión de gobierno nacional y un hambre bulímica de liderazgo. Errejón toca la flauta, que parece producir el milagro cromatográfico del tinto al verde, mientras Mónica García le birla la silla para acercarse a la solana de Yolanda Díaz. Y esta es otra, ¿cuál será la nueva fórmula de la enésima casa común. Sobran egos, sectarismos, afanes conspiranoicos, excesos de identidad fluida para centrarse en un proyecto social con chicha.

Los viejos paquidermos aguantan, mal, pero continúan. Sus estructuras absorben los golpes, que en el caso del PP pasan por la ventaja de la fidelidad parroquiana de sus votantes, por más que les pongan a un pequeño Nicolás al frente o Abascal remoje las barbas. Casado lo fía al desembarco de las hipotecas naranjas.  El PSOE, Sánchez, impulsa el viejo gregarismo de quien cree que el viento le sopla de popa y los fondos europeos todo lo podrán. Pero necesita aliados, y esa batalla a su izquierda es la gran incógnita. No hay manera de interpretar las sombras, las tantas sombras. 




13/10/21

Antonio José, 1902-1936.

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 13/10/2021. Contraportada.

    Cada 9 de octubre, el sentido homenaje que hace la Peña Antonio José al músico asesinado en 1936, me provoca tristeza y desazón. No es por el acto en sí, sino por el regateo a la memoria que supone el espacio ante el que se hace: un amasijo de tubos y planchas inexpresivas que recibe el críptico nombre de heptacordo. A sus pies, una pequeña plancha con un impreciso perfil de Antonio José incluye su nombre y las fechas 1902-2002. No aparece el año de su muerte ni las razones de esta.
    A buen seguro, por el momento en que fue erigido este homenaje —2002, año del centenario de su nacimiento—, no hubo intención de ocultación del luctuoso asesinato. Sin embargo, el resultado, paradójicamente, afirma las políticas de olvido franquistas, aquellas que pretendieron expulsar a todos los represaliados del sentido de historia colectiva española.
    Antonio José fue asesinado, pásmense, por convertir el Orfeón burgalés en una maravillosa ilusión popular, un coro de altísima y admirada calidad musical. Nada tuvo que ver no sé qué artículo —inexistente— denunciando a un cura abusador, ni envidias de otros músicos. Ninguna historia rigurosa, científica, puede asumir tales explicaciones.  Fue su pertenencia a la tertulia de El Ciprés, su proximidad a los quehaceres e impulsos del Ateneo Popular, a los esfuerzos educativos de las Misiones Pedagógicas, su compromiso con los humildes, esto es, a los vientos de cambio y modernización de la Generación de la República o del 27, lo que le convirtió en enemigo. Su gran delito: haber impulsado una escuela de música y canto que llegó a ser calificada —con intención— de orfeón obrero. La represión de los sublevados, pronto franquista, buscaba una limpieza ideológica, el exterminio de quienes no fueran parte del conservadurismo nacionalcatólico. Antonio José, un hombre plenamente bueno, no podía comprender esta saña, como muestran sus desconsoladas cartas desde la cárcel.
    La memoria democrática exige el rescate de los represaliados, de tantas personas comprometidas con su tiempo cruelmente perseguidas y asesinadas. Por eso son necesarias hoy las leyes de memoria. Además de programar y recuperar su obra, Antonio José y otros como él merecen estatuas que les recuerden, esculturas con su verdadero rostro y aspecto que hagan pedagogía urbana y trasladen a la población la gran pérdida de sus vidas. En Burgos, lamentablemente, la memoria de Antonio José se sigue perdiendo entre unos incomprensibles tubos. 




 

29/9/21

SERPTIEMBRE

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 29/09/2021. Contraportada.

Un año más, septiembre le desangela el alma. La melosa luz otoñal retuerce el ánimo a Carandi, que arrastra un poco más los pies, que se encoje mientras embolsa sus tres libras falangianas. El ciprés seco, ─madera aromosa y resina, telarañas viejas…─, arrastra su sombra de legua hacia el fondo de un callejón. Si esto fuera Hollywood, Chet Baker le trompetearía But Beatiful. But it is not.

El ámbar septembrino carga nostalgias y ausencias dañinas, asesinas. La conciencia estival noqueada le hace púgil lamentable, otro más. Sospecha Carandi que los dioses olvidaron hacerle beber del Lete, lo que le hace cargar sus muchas vidas previas, y las confluentes y adyacentes, y las contingentes. Es, pues, tiempo de deudas, de listas negras, de lutos no superados, de pavesas y recuentos. En septiembre, ─un siete que novena─, Carandi se puebla de una multitud mordaz y sarcástica que se despliega vocinglera tras cada vaso, que se desborda para no dar tregua a las estupideces presentes. Septiembre pesa, es tremenda rémora, e inmensas las ganas de bastonear a unos cuantos.

En el fragor de la riña de los yoes almacenados, siempre de impecable dialéctica, crece la indignación, una ira sorda al constatar el desprecio por el conocimiento, el ninguneo de la ciencia, del pensamiento… Las redes fecales inundan de basura el hiperespacio acuñando imbéciles ─followers─ que apuntan directamente a la exaltación de la gónada nacionalista, brexitera, trumpista, lepenista, voxista…, iluminados que ponen en duda las vacunas o la violencia machista ─¿en qué mundo viven?─. Los nuevos demócratas dicen que Libertad es ir de cañas o que la Constitución exige bloquear al Gobierno (electo). Carandi sacude la cabeza como si alejara un mal sueño y contempla las impúdicas novedades de biodanza, mindfulness, talleres de homeopatía… ─¿qué fue del sexo tántrico?─, que decoran el viejo garito. Los periódicos soportan inexplicablemente la última estupidez, en formato de proyecto de ley, sobre que la orientación sexual se elige o que lo binario está superado. Y que es un clamor la necesidad de cambiar de sexo. Que las mujeres no son evidentes, o que nombrarlas por su nombre es excluyente, que son “personas con vagina”. Tanta lucha feminista, tanto bregar contra el sometimiento y la anulación de las mujeres para llegar a desaparecerlas…

   Septiembre es un mes cabrón, un mes friollego y arrancapadres, un mes volcánico que pare monstruos. Serptiembre. 



15/9/21

DÍA DE FURIA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 15/09/2021. Contraportada.

Escena: en las Cortes de Castilla y León, sale el vicepresidente de la Junta a darse el pisto con su conciencia en un minuto de gloria televisiva poniendo a caldo a todo el que administra la debacle sanitaria nacional. Arrebato de sincera autocrítica, lo han llamado. Lo primero que le viene a uno a las mientas son los clamores de nuestro abandonado mundo rural, desesperados por la desaparición de sus consultorios y sanitarios…, en Castilla y León. Vivimos en un sistema de mierda, con perdón, y resulta que al ser todos culpables, nadie tiene la culpa.

Échame trigo y llámame gorrión, decía mi padre con su sabiduría preconstitucional. Se le queda a uno cara boba ante estos furores de quienes tienen el poder de tomar decisiones. Ítem más, son los mismos que prometen la felicidad colectiva con sus ocurrentes bajadas de impuestos. Completemos, pues, la lista de debacles que tan corta se le quedaba al vicepresidente airado: quedamos sin servicios públicos, pues prometieron bajar los impuestos; sin médicos ni enfermeras y el consiguiente aumento de listas de espera, al reducir impuestos; sin trenes útiles y accesibles, que vertebren el territorio y no solo las macrourbes, pero bajaremos impuestos; sin maestros suficientes, ni las necesarias escuelas públicas, pero bajaremos los impuestos; sin buenas pensiones, pero bajaremos los impuestos; sin un tejido sólido de investigación y desarrollo tecnológico a partir de las universidades públicas —que son las únicas que investigan—, pero a las que bajamos la financiación con la bajada de impuestos; sin apoyos reales a la dependencia y al envejecimiento, dado que reduciremos impuestos; sin salarios suficientes que permitan una vida digna y, sí, pagar impuestos para recibir servicios.… En fin, a qué seguir, ya ven por dónde voy…

Un proyecto de país o de región conlleva atender sus necesidades, equilibrar sus desajustes y promover la mejora de la población con responsabilidad y sostenibilidad. Para eso, entre otras cosas, hay que ser coherentes con el plan de financiación y gastos. Pero claro, venimos de la cultura de las cajas de ahorro intoxicadas con el ladrillo, de la mala e innecesaria obra pública, del prescindible AVE, de la especulación rampante… Las escuelas políticas que gastamos salen de dopar lo privado con el vaciado de lo público. Así nos va. Y sí, es para indignarse.



9/8/21

BOONE EN CASTILLA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA.
DIARIO DE BURGOS. 08/08/2021. Página 4.

   Al avanzar entre los carrizos y restos de la última poda de álamos, Carandi pisa con el borde del pie, lentamente, evitando crujidos. Dos agateadores se persiguen por el tronco de un sauce y conducen la vista hasta las ramas intermedias, interregno de herrerillos y carboneros en sonora entente. Su andar sigiloso le premia con la vista de un visón en la otra orilla que olisquea atento cada oquedad, cada saledizo. El cazador acaba en el agua, con los bigotes fuera, fiado al impulso de su larga cola, y desaparece entre los juncos que pudieran tener alguna nidada.

   Una media sonrisa aflora en el ojeador. La contemplación de los bichos, como él los llama, le llena de dicha tan intensa como sosegada. Mientras avanza sin prisa, observa una pareja de azulones arrastrados rumorosamente por la corriente y ajenos a otras presencias. Se detiene, y el perro se tumba. Es tanto cosa de paciencia como de alerta de los sentidos. La mañana se despereza entre los brazos y pozas del río con innumerable surgir de mirlos, mosquiteros y carricerines, garzas y gallinetas, verdecillos, lavanderas y ranas. Su espíritu se ensancha y la respiración se acompasa con el agua.

   El pueblo se ve apartado, retrepado sobre una tímida colina. Así está bien. Un lugar al que volver, y del que salir. En esa trashumancia anímica se asienta buena parte de la vida carandiana: un poco de sociabilidad, un bastante de extrañamiento. Un estar medianamente ausente.

   Hozan entre los rastrojos y vuelve en sí. Debe andar la jabalí con sus rayones, pero es un corcino el que se levanta y emprende trote ligero. La vida se le hace intemporal y recupera la sensación infantil de ser un piel roja, un Daniel Boone, un Robinson cualquiera.

   Un chorlitejo escapa río abajo con sus alas picudas, apenas agitadas. Le pierde justo en un recodo desarbolado, como si le anunciara el fin del espectáculo. Lobo, paciente, lo mira pendiente de lo que decida.

   —Volvamos a casa, amigo.

   Y el perro, con el rabo bien alto, inicia un trotecillo de vuelta hacia el sendero. 


21/7/21

MEMORIA DEMOCRÁTICA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 21/07/2021. Contraportada.

 En los 60 y 70, la generación que había nacido al terminar la II Guerra Mundial empezó a cuestionarse el pasado, las implicaciones y compromisos de sus padres y abuelos en el establecimiento del III Reich nazi, de las leyes racistas, de la solución final... Aquellos cuestionamientos procedían de jóvenes educados en escuelas en las que se habían aplicado con firmeza los programas de desnazificación y la más estricta formación en los principios democráticos. La RFA experimentó una profunda crisis social con interpelaciones íntimas, familiares, que también tuvieron su traslado a los debates históricos y a la literatura. De este contexto salieron los grandes políticos germanos implicados en la construcción europea y en la configuración de la moderna Alemania. Socialdemócratas y Conservadores.

A menudo me pregunto cómo trasladar la necesidad de ese juicio histórico y compromiso ético a la sociedad y política española. España vivió una larga dictadura basada en una terrible violencia —física y estructural—, en una corrupción galopante en las clases rectoras y el aletargamiento de la población cómplice o ideológicamente anodina bajo los habituales principios de orden y seguridad. Cuarenta años de franquismo supusieron en la práctica distintas dictaduras merced al camaleonismo del régimen. Y, lógicamente, infinidad de vivencias de más de dos generaciones. Pero los recuerdos familiares, la intimidad de la vida cotidiana no compensa o blanquea hechos constatados: los asesinatos, las persecuciones, robos y expropiaciones, una represión sistemática y cruel de la que nada decía el Nodo, la prensa oficial o la ulterior televisión. Había una España franquista y otras completamente reprimidas.

En un país ignorante e iletrado, la ausencia de compromisos de la derecha para alcanzar un pacto sobre la defensa de los Derechos Humanos y la Democracia impide que asentemos los principios de modernidad y europeísmo que tanto se cacarean. Volver al búnker y rechazar la Historia del siglo XX —la hecha desde parámetros científicos, con evidencias primarias, metodología y rigor—, nos devuelve al barbarismo de hechuras matoniles, intolerante, la España antirreconciliación. Tan fácil que les resulta ver que Cuba es una dictadura y son voluntarios ciegos para nuestro pasado franquista.

La memoria democrática es una apuesta necesaria por la justicia, la verdad y la reparación. Hacer bandera de lo contrario es, simplemente, reconocerse en el aterrador “viva la muerte, muera la inteligencia”.  Pobre España.



7/7/21

LEER O NO LEER...

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 07/07/2021. Contraportada.
 
          A través de las posibilidades que ofrece el lenguaje para estructurar el pensamiento, el ser humano construye realidades que, paradójicamente, también le construyen a él. Es como el dibujo de Cornelius Escher de las dos manos que se dibujan entre sí. La mente humana es metafórica, accede al conocimiento por medio de su adecuación a un relato, a un cuento, a una parábola cautivadora. Conocimiento, que no necesariamente Ciencia, pero ese es otro cantar.

Detrás de esta portentosa cualidad humana está la literatura y, a continuación, el resto de las artes. El poder de la narración es antiguo e inconmensurable. Ante una buena historia, la verdad poco importa. La forma cumbre de esta construcción de la realidad es la novela, un género creador de mundos y personajes que acaban siendo ante nuestros ojos más reales que las entidades corpóreas de nuestra cotidianidad.

La novela, la primera gran novela, fue el genial invento de Miguel de Cervantes El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, una historia sobre lo maravilloso y lo real —el poder de la lectura— donde la aparente locura de su personaje se revela como la más lúcida de las interpretaciones de su/nuestro mundo. Cervantes confiere al lector una autonomía de adulto-en-el-mundo, deja que seamos cada uno quienes concedamos a don Alonso/Quijote nuestro respeto y juicio por sus acciones, libres de apriorismos morales o valoraciones del autor. La lectura de tan fascinante obra se convierte en una experiencia psicológica particular, en un acompañamiento de sus protagonistas, en un viaje —siempre el viaje—, en conocimiento. Esta maravilla del siglo XVII encumbra a Cervantes en el Olimpo artístico humano, sin continuidad en las Españas hasta la llegada del siglo XIX.

Con novelas se ha inventado el pasado y el futuro —que no la Historia—, y con tales Frankensteins se alcanzó la gloria del nacionalismo tras viajar en el tiempo millones de lectores y conocer epopeyas y gestas inmarcesibles, imperios inagotables, héroes legendarios. El nacionalismo es fruto de la novela histórica del XVIII y XIX, del cuento de la existencia milenaria de las naciones y su mismidad. El nacionalismo es una novela devenida en religión. En cuanto a los nacionalistas, prevengámonos una vez más del homo unius libri, y reivindiquemos la maravillosa locura de leer: lo más parecido a la anhelada libertad.



23/6/21

INCÓMODOS INDULTOS

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 23/06/2021. Contraportada.

Es curioso cómo se dan la mano el independentismo catalán y la derecha española para renegar de los indultos. Curioso, sí, pero no paradójico. Ambos espacios políticos hunden sus raíces y planteamientos en el sometimiento de la realidad a la materia de los sueños y las invenciones del pasado. Cada uno ha creado su propia patria mítica, con sus esencias, gestas y héroes. Cada uno ha acuñado un relato nacionalista que inventa un pueblo virtuoso y milenario, esgrimible contra otros, y sacralizan el territorio como si en el conjunto de montañas, llanuras y valles residiera una inmanencia sagrada diferente a la de doscientos metros más allá de la divisoria. Si alguien viene a estropear el cuento, a alterarlo, a hibridarlo, se le recuerda dónde está la puerta, o que no es bienvenido... La derecha no entiende que la apuesta por la unidad ha de hacerse a partir de unos mínimos compartidos, es decir, reconociendo la diversidad y apostando por lo que nos une. Lo absurdo es negar la heterogeneidad y apostar por el unilateralismo. Y esto rige para los independentistas, tan a gusto con la homogeneidad interna combinada con el apoyo a la diversidad externa, lejana, exótica.

Que la CUP —reedición de la otrora gauche divine— juegue a reventar el acto del Liceo y vaya de la mano de los neoliberales de Junts per Cat, —aquellos que tras sus durísimos recortes sociales y copagos farmacéuticos iniciaron el camino indepe como huida—, muestra la confusión de la cuestión nacionalista: la idealización identitaria se antepone a la solución de los conflictos cotidianos. Que el PP —asfixiador del Estatut del 2006, con el inestimable apoyo de la judicatura— vuelva a recoger firmas y trate de abortar cualquier política de negociación apostando por el mantenimiento de su sueño de una patria nacionalcatólica, hacen de él — y de los compañeros de Colón— otro escollo más en la resolución del problema catalán.

La inteligencia de estos indultos está en el rechazo de los discursos-carnero, en evitar los topetazos estériles. Entiendo que no entusiasmen, es lógico, pero no se plantean por gusto, sino por política: deshacen el discurso victimista en los extremos, abren caminos al reencuentro, sobre todo en la calle. Los nacionalismos son, por naturaleza, insaciables. La desinflamación, la mejora de la convivencia, es lo que ambicionamos todos. Y lo que permite que el partido siga... 



9/6/21

VOLVER...

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 09/06/2021. Contraportada.

 Volver, recuperar, restaurar… son verbos que nos sobrevuelan insistentemente para trasladar la idea de un apetecido retorno a tiempos felices, cómodos, pletóricos en logros que a algunos les parecen hazañas. Tornar a un tiempo imposible, que únicamente habita en las brumas del mito, es un sueño social hoy.

Cualquier tiempo pasado fue mejor… en el recuerdo, en la ensoñación, en la nostalgia. Como recogía Lowenthal en su influyente El pasado es un país extraño, la nostalgia es memoria sin sufrimiento. O lo que es lo mismo, es falseamiento.

España es un país de viejos. Lo es estadísticamente, con una tasa media de vida de 84 años. Nuestra pirámide de población tiene forma de bulbo: nacen menos niños que personas mueren cada año, y las franjas mayores de población se sitúan entre los 40 y los 64 años (+/- 17.785.000 personas). Además, tenemos unos 9.270.000 mayores de 65 años.

Esta es la base perfecta para el desarrollo de la extrema derecha, cuya principal seña de identidad es un rechazo de la realidad, del presente, para instalarse en la vuelta, la recuperación, la reivindicación del pasado… Nostalgia.

El gobierno de las emociones es el de la estulticia humana. Tan viejo como la especie es el miedo a envejecer, el deseo de retener la plenitud vital, la búsqueda de la eterna juventud. El problema es que lo que se ofrece al común de los votantes en su declive vital es un engaño, un imposible viaje al ayer de sus vidas que solo genera frustración y desagrado. Se nos olvida que todo tiempo ha sido siempre confuso. Que el pasado aparezca como algo definido y claro es una simplificación interesada. La nostalgia es un arma para la desmovilización, un pasivo detente que nada hace por cambiar las estructuras de injusticia. Los jóvenes que compran el discurso de la vuelta a los tiempos donde los perros se ataban con longanizas sufren una doble estafa. Es lógico que rechacen un presente alienador, pero caen en el juego emocional: se les ayuda a generar una ira social passive-aggressive que los reafirma como víctimas del sistema, pero este no se toca, continua incuestionado.

El planeta se deteriora y con él nuestras condiciones de vida e ilusiones. La negación solo amplía la frustración y el descontento. Ante esa presión, te venden libertad. Pero lo que compras es necedad: tu explotación.




26/5/21

NEGRO

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 26/05/2021. Contraportada.

    Soy un negro. Un negro pobre, joven, con una familia llena de problemas y necesidades. Vivimos en el campo, en una tierra seca que nos desloma para sacar menos de lo necesario. Es imposible seguir así, aquí no hay nada a lo que agarrarse. No tiene sentido que le dé más vueltas. He de hacer algo. Toca emigrar.

Pero soy negro.

Todos los jóvenes hablamos de qué hacer. Este país nuestro es una mierda política llena de gente capaz y luchadora, pero nuestros esfuerzos no sirven ante tanta inseguridad, enfermedades y hambre. No se confunda, amo mi país, mi gente, mis costumbres, la luz intensa, los olores de todos los fuegos, el ruido de la ciudad y el zumbido de los insectos… Pero de eso no se come. Y la abuela necesita muchos cuidados.

El primo de mi amigo Mahamadou, Ibrahim, está en España. Habla con él por whatsapp y le cuenta de sus trabajos allí. La cosa está dura, dice, pero ni comparar con aquí. Le escribe de lugares como Fraga, Vilanova de la Barça, Mataró, Calella, Puzol, Roquetas de Mar, El Ejido, Benifairó de los Valles, Cieza, Mazarrón, Jumilla, La Palma del Condado, Almonte, Salar y Zafarraya… según lo que toque recolectar. Dice que a veces duermen al raso y otras les ponen en naves destartaladas, aunque alguna tiene ducha. Les pagan en euros y su familia ha conseguido salir adelante gracias a sus envíos. Alguno de sus hermanos pequeños ha podido hacer secundaria.

Ibrahim dice que hay trabajo para nosotros porque ningún español quiere partirse la espalda cogiendo fresas, manzanas y melocotones, tomates, patatas, espárragos, naranjas, uvas, aceitunas, flores…

También dice que hay que andarse con cuidado, que allí no somos hombres, no somos personas. Allí eres negro. Eres negro y toca callar, tragar, aguantar pagos bajo cuerda, horarios inacabables… Si tienes un accidente trabajando o enfermas, estás jodido. Y si te pilla la policía, se acabó. O no, depende de lo que quiera el amo de la huerta o del invernadero.

Soy negro. Y el nieto mayor, y el más fuerte. Los míos me necesitan. A lo mejor no es tan malo y la gente entiende lo duro que es dejar tu casa. O no, y solo soy un maldito negro. (…)

No puede ser que todo el mundo sea tan cabrón... 



12/5/21

ET IN ARCADIA EGO

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 12/05/2021. Contraportada.

    Por mayo era cuando, con la apretura del calor, mató el ballestero ingrato al grillo avisador, harto de malos sueños y de la ménade augur. Avió el seso el presidente, Nemrod que todo caza, que, según se viene el verano, tan callando, habíase de acabar con tanta alarma. Ándase a la espera de teutones, britanos y malos hijos de Nederlandia, capones de faltriqueras gordas a los que, lázaros que vivos os quiero, dix que conviene desplumar.

Están las baratarias encendidas: ¿cómo es que nos dejas asín? ¿Repelo merecemos después de tanto confinar? Agua te pedimos todos. Danos el agua Señor, aunque no lo merezcamos, que si por merecer fuera, ni aun la tierra en que pisamos. No nos vengas con Justicia, que ya de antes la hemos de sufrir. Tenemos a los mozos, a los brutos y necios iracundos, prestos al desmadre, al odre y algunos a la degollina.

Posadas mandan. Donde dije ausencia quiero de malos contagios, chiringuitos estentóreos, de conill y hasta la chirla de arroces compadres. Vengan suecas, con senos de duro estaño, que andan Juanes y Manriques, entre erte e indefensivo contrato, prestos al desembozo de sus nardos y polisón.

Lloran físicos y cirujanos, enfermeras y madres pías que ven cómo goliardos de trago gallardo descienden a los nueve círculos infernales. Convertidas las Villa en Canudos, a los hijos del albedrío, la barrica y el picor, prometen fin de cualquier mando, regulación o rigor. Quienes hogaño se emboban con el desparpajo de la babilónica, antaño mataban frailes, degollaban gabachos… así corriera cariñena.

Entre tan aviesas querencias vagan dolidas, perdidas, estantiguas de muertos solos, solos idos, solos clamados, solos, a lo que se ve, por muchos olvidados. Levas inocentes, vencidas por el aire infecto, con los suyos perdidos, abrazados por mantón vacío.

En el teatro del mundo, huyó Atenea y todas las musas, mientras añojos y erales loan, en clave de birra, el ser gil, un gil, el más gil… Embabadas bubucelas anuncian los jinetes, los sellos, el fin. Se acaba el orbe conocido con los albañales a rebosar.

¿Daremos nueva batalla? Cofrades lectores, fugados de redes y mentideros acuden a conciliábulos, se prestan tratados, recitan viejos romances con fervor. Es hora de volver a los caminos y librarlos de tanto salteador. 



28/4/21

LA CARDA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 28/04/2021. Contraportada.

Las hiperventiladas elecciones madrileñas muestran un aire entre irreal y chusco, penoso; a ratos, ridículo. Las declaraciones y sucedidos de estos días parecen burla de la visita de Max Estrella al callejón del Gato. Allí, ante los espejos alteradores, el cráneo privilegiado prorrumpía la frase contumaz: “España es una deformación grotesca de la civilización europea”.

Hoy, ni eso es cierto. El juego verbal impuesto, de una altisonancia insufrible, poco tiene que ver con la realidad, con el asunto en sí: unas elecciones autonómicas. Casi sin aliento, los españoles seguimos el culebrón madrileño como si de verdad nos fuera algo en ello, justo en el momento en que menos se habla de política, de gestión, de servicio público. Hemos pasado de una inesperada y poco atractiva campaña electoral, a un reality show con todos los ingredientes para captar una gran audiencia: casquería, seducción, traición y amenazas.

Discúlpeseme el atrevimiento, pero con las canas que morosamente cultivo, veo pocas casualidades en lo que sucede. Pocas o ninguna. El encadenamiento de provocaciones, irrespetos, intimidaciones y desplantes tienen algo de guion bien trabado, de comic oscuro. Diría que hasta con ínfulas metaliterarias: el autor sospechado es, a su vez, el villano Sombra, barbado, pucelano e invisible, que consigue crear las situaciones más inesperadas con las que provocar una inmensa riña de gatos. Y mientras unos se dan zarpazos sobre porcentajes insuficientes, la ratita presumida campa por sus fueros y brilla en las encuestas. Un liderazgo reforzado con solo evitar el lodazal.

Por supuesto que resulta muy preocupante el voto a VOX y considero inexcusables los comportamientos y declaraciones de sus responsables. Ellos son los auténticos antisistema, hispanizados libertarians a partir de cierto sustrato nacionalcatólico, clasista y bastante inculto. Pero los tiempos van a su favor. La grosería general, la ruptura de los viejos lazos colectivos, el comecocos de las redes sociales, el empobrecimiento de la vida, la inseguridad laboral, los absurdos postmodernos de la autodeterminación individual, junto a la dura experiencia de la pandemia, construyen energúmenos insatisfechos, frustrados, conspiranoicos necesitados de liderazgo sexy, de lemas pegadizos y hasta con nostalgias del caudillo. Los culpables son, siempre, los otros, no el modelo. Y así nos va.

En Madrid, VOX es el señuelo, y quien carda la lana, la del pellizco de monja. Y esa desatención, se va a pagar cara.




14/4/21

DE LEMAS

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 14/04/2021. Contraportada.

 El soez lema electoral de la candidata del PP a la presidencia de Madrid es, amén de un insulto a la inteligencia, un inmenso monumento a la necedad —la ajena, la de la masa—, también de un maquiavelismo avieso y cínico. En estos tiempos de hipérbole gaseosa, de gónadas anabolizadas, de lerdoemocionalidad postmoderna, los discursos políticos pueden resultar tan vacíos como los lemas de los hipermercados. Que a la gente la tienen por imbécil se constata en las maneras y mensajes. Y así como las grandes superficies venden, a los políticos también parece darles resultado.

‘Comunismo o libertad’ es un burdo juego entre el persistente lastre de la dictadura franquista y las consignas americanas de los grupúsculos trumpistas. ¿Cómo se puede esgrimir tal aparente dicotomía en la democracia española, en 2021? ¿Qué entiende el votante ayusista por ambos términos?  Quien haya leído el portentoso M. El hijo del siglo, de Antonio Scurati, ve repetida la estrategia de comunicación que aupó al poder al sibilino periodista Benito Mussolini a comienzos del siglo XX, sin ambages. Los juegos de ecos y espejos que subyacen en la frasecita pepera alcanzan a una población envejecida, muchos de ellos nostálgicos de la mistura memorativa de su vida y la dictadura, gentes que reaccionan a los viejos miedos —tan falsos hoy como ayer—, al rojo, al comunista soliviantador. El lema, además, tiene mucho de la posverdad neoliberal de Trump, de sus fake news impregnadas de pedestre nacionalismo —por ende, blanqueador del franquismo—. El resabio fascista del eslogan, que separa a españoles buenos de la anti-España, y de paso de los migrantes, minorías y demás cuerpos extraños a la nación eterna, consigue exaltar, radicalizar y polarizar apelando a las emociones, aunque no contenga propuesta política alguna.

El ayusomarismo (IDA + MAR, tanto monta…), deja corto al descalabro mental del independentismo catalán. La Comunidad de Madrid actúa con igual, si no mayor, deslealtad con el resto de España que la Cataluña indepe. Y con igual desconexión de la realidad. El breve período de Ayuso como presidenta ha sido un inmenso vacío de gestión, carente de políticas reales, de legislación, incapaz siquiera de sacar adelante unos presupuestos. Igualita que Quim Torra. Su chulería ultra y zarzuelera esconde una irresponsable política de tierra quemada contra el Gobierno de España, su propio partido y la ciudadanía. Atentos al abismo.

  

31/3/21

PORTAS

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 31/03/2021. Contraportada.

 Hay en los centenarios y demás efemérides de ringorrango algo oportunista, un manto de impostación, cuando no de clara falsedad. Detrás de los fastos celebrantes del pasado emergen voluntades que, so capa de tal o cual conmemoración, esconden un hábil ejercicio de utilización de la historia para la promoción de políticas, creencias, o para la exaltación de cierta personalidad. Esta vetusta costumbre ha sido practicada por élites, estados e imperios desde la noche de los tiempos, que ese ha sido siempre el gran servicio del pasado: su maleabilidad constante para asentar continuidades y promesas interesadas, tan sólidas como la propia vejez histórica.

No es lo mismo, sin embargo, celebrar una gesta o un personaje que un bien patrimonial. Felipe González conmemoró a bombo y platillo a Carlos III y su reformismo ilustrado como legitimación del cambio que alcanzaría el país con la convergencia europea. Aznar, en su propio beneficio, lo hizo con Felipe II, el rey-funcionario que tan bien se ajustaba a la grisura distante del presidente. También creó la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales consiguiendo relacionar su política con ciertos tópicos conservadores de la historia de España, como Isabel la católica.

Pero el patrimonio tiene un problema: los procesos de democratización de los bienes culturales y, sobre todo, el reconocimiento del bien patrimonial —tomemos la catedral— como símbolo de identidad colectiva, hace que los significados atribuidos sean poco controlables. Las élites podrán decir lo que quieran sobre el significado de la catedral —discurso encerrado en su propio circuito, casi con valor de cultura de clase—, sin embargo, el común de la población siente la catedral, por encima de todo, como símbolo excepcional de su identidad burgalesa —y no de ser católicos—.

El conflicto de las puertas de la catedral es un ejemplo palmario de contestación popular a lo que ha sido interpretado como intento de apropiación patrimonial. Las firmas en contra, más de 63.000, poco tienen que ver con el diseño de Antonio López —habrá a quien le guste más o menos— o los exabruptos desnortados de Juan Vallejo. El fondo popular es otro, y lo describió perfectamente la pancarta colgada frente al templo que decía “Puertas nuevas no. La catedral es de todos”.

El florentinismo eclesiástico dormirá el proyecto y, desde luego, ya es tarde para votaciones, pero el daño ya está hecho.


 

17/3/21

VuELve

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 17/03/2021. Contraportada 

 El espalda plateada se yergue, infla la rotunda caja torácica y, frenético, la hace retumbar con sus puños. La selva entera se detiene. El gran simio, el póngido por antonomasia, el macho alfa, ha hablado: “Aquí no hay más tarzán que yo”. Fin de la transmisión.

La política espectáculo, el hiperliderazgo, el hambre de épica, la egolatría… son elementos que se intuyen tras la decisión de Pablo Iglesias de abandonar el Gobierno para luchar por la presidencia de Madrid. Una jugada que, dadas las querencias del Líder, imaginamos diseñada en una sala a media luz, con espadas y lanzas arrumbadas contra la pared y en la mesa un mapa miniado en el que mueve torres, ejércitos y monstruos. Sobre el papel, una jugada sorprendente en busca de esa épica alimenticia, casi adictiva, que ayuda enmascarar tanta pérdida y desnortamiento. La pretensión revulsiva no oculta la negación de sus propios cimientos institucionales como nuevo partido: primarias, transparencia, horizontalidad, asamblearismo…, últimamente meros disfraces de las decisiones de una reducidísima cúpula. Iglesias se va, pero deja todo atado y bien atado: el nombramiento de la nueva vicepresidenta, el dedazo que la designa candidata a las próximas elecciones generales y su propia entronización como candidato a la Comunidad de Madrid.

A buen seguro, la estrategia de Iglesias facilitará que Podemos supere el crítico 5% para que sus votos pesen, haciendo así buena la lógica decisión de Más Madrid de no concurrir conjuntamente con los morados a las elecciones. Hay que tener cuidado y no confundir la necesidad de confluir de las izquierdas —para poder superar a Ayuso— con recibir un abrazo de oso que debilite ambas candidaturas.

Una vez más, Madrid tornará en machadiano rompeolas. El peor populismo trumpista de un lado, con la irresponsable e incompetente Isabel Díaz Ayuso y sus proclamas asustaviejas sobre comunistas, checas y bancarrotas dejando a Vox reducido a cómoda tibieza, y un paupérrimo bagaje como presidenta; del otro, el republicano que jugaba a ser el deseado rey Dom Sebastião. Ciudadanos reducido a la inanidad, a la irrelevancia más absoluta dada a su historia de falso partido: montado sobre restos de naufragios previos, bandazos ideológicos, hiperliderazgos y fichajes estrella de nulo compromiso real… Un partido-cadáver. Gabilondo, Séneca trasmutado en Antonio Mairena, respira hondo.

¡Qué primavera nos espera!, sin vacunar y un sin dios en el campo de batalla.



3/3/21

¡SALVE!

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 03/03/2021. Contraportada.

La entrevista nos pilló con una Estrella Galicia en la mano, atentos a los detalles nunca baladíes del arranque: un salón desordenado —restos de jarana, sudor y alcohol—, con ese aire desgastado y sucio que tiene todo fin de fiesta… Y, entonces, Él. Aznar.

Apenas había empezado la interviú cuando el expresidente, con inteligente pose de llaneza, regateó a su (falsa) modestia y nos aclaró que quien estaba frente Évole era una esfinge histórica, un suceso mítico del pasado. Un César.

Con displicencia olímpica dejó clara su distancia con Rajoy y sus gobiernos y afirmó que sus manos no se iban a quemar por ninguno. A él nada le salpica: ni corrupciones ni prisiones de exministros ni las inexistentes armas de destrucción masiva iraquíes.

La mórbida obesidad del ego del expresidente provocó en casa indignación ante las flagrantes mentiras que profirió sobre los atentados del 11-M y su gestión. Miré a Juan Marsé, debatiéndose entre la mueca desvergonzada y la perplejidad, y entendí que aquello le parecía una mala broma, un plagio torpe de La muchacha de las bragas de oro, de aquel Luys Forest, trasunto del viejo Laín Entralgo manoseando y alterando su pasado para construir unas memorias convenientes con las que reinventar al inmarcesible falangista que fue y encajar en la democracia con falso pedigrí.

Paco González Ledesma y Manolo Vázquez Montalbán miraban igualmente fascinados a la pantalla. Ambos habrían lanzado al comisario Méndez y a Pepe Carvalho a recorrer los bajos fondos, los infectos garitos de El Raval y los templos gastronómicos con reservado, para desenmascarar a aquel narciso ensoberbecido, oráculo y arquetipo en el que, según su humilde receta, debía mirarse la derecha, toda la derecha, para, volviendo al redil, incardinar un nuevo ciclo de victorias. El humilde Bridger —menudo calificativo neomasón—, desplegó un discurso laudatorio y campanil, paradójicamente lleno de líneas rojas, en el que, a pesar de invocar a la Historia, dejó claro que no quería a los historiadores para que hicieran su trabajo analítico. Tampoco a los periodistas y sus temerarios contrastes de veracidad. O Él o el caos, sería una conclusión pertinente. O una enseñanza de la que espera que el joven presidente Casado —casi una broma— tome buena cuenta.

De no ser por Él, por Aznar, qué tarde, qué tres amigos me habría perdido…




17/2/21

SLEEPY HOLLOW

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 17/02/2021. Contraportada. 

Qué sonrisa habría arrancado a Washington Irving, postrer autor de los Cuentos de la Alhambra, saber que Sleepy Hollow, el jinete sin cabeza salido de su pluma en 1820, andaría dos siglos después por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. Una broma del destino llena de verbosidad.

Las declaraciones del presidente del TSJ en la 8 de TVCyL —“la democracia de un país se pone en solfa desde que el Partido Comunista, que es al que pertenece este señor (Iglesias), forma parte del Gobierno”— revelaron su ultraica concepción de nuestro sistema, su desprecio por el gobierno elegido en el Parlamento y su opinión del vicepresidente 2º. Además, hicieron buena la afirmación de Pablo Iglesias sobre la falta de normalidad democrática de España. No parece haber sido un lapsus, sino contumaz reincidencia. El presidente del Consejo General del Poder Judicial ya le reconvino en mayo del 2020 cuando Concepción acusó al gobierno de implantar el estado de alarma para “fines distintos a salvar a la población de la crisis del coronavirus”. No le puso verde porque de ese color ya se había vestido él solito, pero sí le recordó Lesmes que por mucha libertad de opinión que exista —que ya hemos visto que no es tanta—, hay unos límites para los miembros del poder judicial destinados a preservar su imparcialidad y autoridad como jueces. En 2019, Concepción se pronunció públicamente en contra de la exhumación del dictador Franco y la vigente Ley de Memoria Histórica, que calificó como “perversa”.

Hay quien relaciona esta logorrea con el hecho de finalizar su mandato al frente del TSJ y sin posibilidades de alcanzar plaza de magistrado en el Supremo. Sus excesos orales —tan de mal gusto como los tuits y raps de Pablo Hasél, lo que, sin embargo, no debería entenderse delito—, estarían destinados a explicitar su disponibilidad política, aun cuando con ello incumpla con los más básicos principios de su cargo. He aquí un presidente de un Tribunal Superior irrespetando la separación de poderes y, por ende, a la propia Constitución.

El tiempo dirá si todo esto le llevó a algún lado o si la leyenda de Sleepy Hollow acabó engullida por su versión hispana: andar como pollo sin cabeza. De momento, el sonrojo que producen sus palabras no nos abandona. 



3/2/21

JOSÉ ANTONIO

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 03/02/2021. Contraportada. 

 A mediados de enero, la Comisión de Fomento del Ayuntamiento de Burgos tropezó con eso que toda la vida hemos conocido como la fachada: la gigantesca inscripción de José Antonio Primo de Rivera de la catedral, conocida en toda España. Parece que al concejal popular Jorge Berzosa le asaltaron las dudas sobre si tal epígrafe estaría afectado por la Ley de Memoria Histórica…  Diestras dudas, pues también afectaron a los concejales de Vox. Uno se queda perplejo ante ciertas manifestaciones. La Ley 52/2007, con ser una legislación tibia y a veces poco comprometida, deja muy claro en su artículo 15 que habrán de retirarse los “escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura”. Independientemente de la lamentable suerte que corriera el fundador de la Falange en noviembre de 1936, Franco hizo profusa utilización de su nombre y retrato para los fines de su dictadura. En nombre de José Antonio se asesinó y persiguió a los desafectos. El ausente fue un evidente instrumento propagandístico de la naciente dictadura desde el primer momento, y su culto ocupó buena parte del primer franquismo, el puramente fascista, perdurando hasta 1975.

La inscripción fue inaugurada por Franco el 20 de noviembre de 1938. El acto, recogido por el nodo, tuvo todo el boato fascista y profusa participación de las jerarquías militares y religiosas. El BOE del día 17 recogía un decreto aprobado la fecha anterior en cuyo primer artículo se declaraba el 20-N de cada año, jornada “de luto nacional”. El artículo 2º indicaba: “Previo acuerdo con las autoridades eclesiásticas, en los muros de cada Parroquia figurará una inscripción que contenga los nombres de sus Caídos…”. Evidentemente, la Iglesia, en este caso, el cabildo, fue connivente. Recuérdese, fueron los obispos quienes declararon la guerra una Cruzada de Liberación.

En la catedral que ha sustituido esculturas de piedra por otras de resina, que ha quitado los saledizos con los escudos de Falange de esta misma fachada, dicen algunos que no se puede intervenir, que toca un innecesario pastiche. Digámoslo llanamente, esto es pura desvergüenza e incumplimiento flagrante de la Ley. Otrosí, evidencia la escasa convicción democrática de algunos políticos y tonsurados. Todo un baldón para el VIII Centenario.


20/1/21

LA CAGADA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 20/01/2021. Contraportada.

La desafortunada comparación de Iglesias entre el exilio de 1939 y la cobarde huida de Puigdemont al palacete de Waterloo es ridícula, innecesaria, frívola, pero, sobre todo, es una ignominia. El sufrimiento de cientos de miles de españoles que huyeron al extranjero con lo puesto, escapando de una victoria aterrorizadora, inclemente y cruel, no es comparable a la situación del expresident. Se mire como se mire.

   Hay quien ha querido atenuar la culpa señalando que fue Gonzo quien le trasladó la pregunta y, por lo tanto, los términos de la comparación. No seamos ingenuos, la cuestión tiene todos los elementos de estar pactada, formulada en el estilo apocalíptico que tanto gusta a Iglesias. Sabía lo que hacía: agitar los caladeros electorales del catalanizquierdismo a ver si atraía alguna sardina a su ascua en tiempos de la operación Illa.

 Iglesias es un buen estratega político que, antes que nada, se tiene por un gran intelectual. Indudablemente, es un tipo inteligente y formado, pero tiene todos los tics de la soberbia universitaria, de quien se mueve con soltura en el juego verbal conociendo de antemano todas las preguntas y respuestas, del provocador de salón que consigue una cohorte de acólitos ávidos de su salvaje pero sabia oratoria. Le ha funcionado antes, pero no esta vez: nada ha cosechado en Cataland y ha ofendido a todos los que saben qué fue aquel terrible exilio, con miles de vidas quebradas, arrojadas a la miseria, perdidas… Vamos, lo que se dice una cagada.

Memoria histórica es una expresión sin más, posiblemente desafortunada, cuyo valor está en recoger un inmenso patrimonio de sufrimiento, dolor y penurias. Esto es algo que la derecha filofranquista no acaba de entender: que es verdaderamente un patrimonio, un haber, un pertenecer, no una ideología arrojadiza. En la aceptación de ese doloroso patrimonio se bate nuestro ser como sociedad y democracia. No es un tema menor. No son ejercicios de rencor trasnochados —recuerden el chat de la XIX del Aire—, es hacer un país para todos. Con la comparación hecha por Pablo Iglesias, hemos retrocedido en el arduo trabajo a favor de la memoria de las víctimas. Menuda paradoja. Que se deje de regateos y pida perdón. La ingeniosa ocurrencia ha sido una soberana estupidez. 


17/1/21

DÍA DE REYES

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
LA VOZ DEL PATIO, Nº 6. ENERO-MARZO 2021. Contraportada.

La noche previa no conseguí pegar ojo. Recordaba en el catre la conversación tenida días atrás: “García, es usted un hombre sereno y con estudios, sus compañeros le respetan y hasta ahora no he tenido mayor queja de su comportamiento. Le he mandado llamar porque el próximo día 6 celebraremos los Reyes con los hijos de los internos. Las nobles damas de la ciudad han recolectado regalos con los que obsequiarán, en nombre del Generalísimo, a las inocentes criaturas. Cuento con usted para que haga de Melchor y actúe de portavoz. Gaspar y Baltasar serán dos de los moros que llegaron hace unos días de Villa Cisneros y apenas hablan en cristiano. Quiero un acto ejemplar, que muestre la seriedad de esta institución y el innegable sentido cristiano del Régimen. Darán a cada niño un regalo y un beso según se les acerquen”.

El sábado 6 de enero de 1940 nos dieron a los tres un auténtico café con leche, no el aguachirle habitual. Miré a mis compañeros y no aprecié en ellos señal alguna de nerviosismo, ¿comprenderían la pantomima que nos esperaba? Desde temprano, una masa de críos y madres se agolpaba a las puertas de la prisión produciendo un gorjeo de voces blancas que tenía en tensión a todas las galerías.

El acto constó de solemnes discursos del capellán y del director recordando a los niños que sus padres eran escoria roja, masones y criminales enemigos de España que vivían de la misericordia del Caudillo. Una señora, que debía ser la esposa del alcalde o del gobernador civil, dijo otras insustancialidades necesarias. Los críos, impacientes, esperaban alejados de sus padres que los miraban con desesperación. Por fin sonó un disco de villancicos por los altavoces y los niños se nos acercaron. Respiré profundo y fui dando a cada uno su regalo.

Cada vez que los chiquillos me abrazaban para darme las gracias, les susurraba al oído: “Recuerda, Franco es un cabrón de mierda. Y tu padre, una gran persona”. Los más espabilados abrían mucho los ojos y se giraban para mirarme según se despedían…

Al cabo de un rato, el director me oyó. Fue el mes de chopano del que más orgulloso me siento. 




6/1/21

2021

 IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 06/01/2021. Contraportada.

 Las distopías, esas ensoñaciones futuristas de sociedades alienantes y deshumanizadoras, rebosantes de inventos y robots, se han ido cumpliendo sin que nos percatáramos de ello. Autores dueños de una imaginación desbordante escribieron muchas décadas antes de su existencia sobre los viajes espaciales, la soledad mitigada por engendros mecánicos, la hiperconectividad, el control de la población —también de su generación jerarquizada—, de su pensamiento y movimientos, o de la desafección de los gobiernos. Aquellos mundos felices escondían infiernos totalitarios que algunos quisieron entender reflejo de la sociedad soviética evitando otras contriciones. La paradoja, sin embargo, reside en que quienes han convertido nuestro presente en una atemporal distopía no han sido los herederos de Lenin, sino los de Milton Friedman.

Mientras nos perdemos en pseudofilosofías sobre el transhumanismo, que llenan páginas y páginas de papanatas visionarios, la población se va estupidizando inmisericordemente. Abonados a las redes sociales iconolátricas y alfabetofóbicas —opiniones y estados de ánimo son meros emoticonos—, prisioneros de las cookies interneteras, con obsesivo consumo de pantallas y plataformas que nos enganchan…, nos encontramos en un mundo de sorprendente imbecilismo colectivo que deja cortas las pesadillas de Bradbury, Orwell, K. Dick o Huxley. Y sí, en este tampoco se lee.

Cuando nos hacemos de cruces con la gestión de la pandemia y nos preguntamos cómo es posible con lo que sabemos científicamente del virus que se actúe con tamaña irresponsabilidad institucional…, la respuesta nos la dan los chips que llevamos implantados, no esos que dicen los conspiranoicos antivacunas, sino los inseparables móviles que todo lo largan y todo nos lo dictan a través de la percepción alterada de la realidad que son las parroquias de whatsapp y demás sucedáneos.

Sin valores, sin palabras, sin pensamiento… Rotundos adocenados, pero consumidores individualistas. Esa es la distopía que nos inunda. Que el icono de esta pandemia sea Isabel Díaz Ayuso es la evidencia de este terror blando, aparentemente indoloro, algo fofo, pero libertario. Y que se juegue con las cifras de muertos, se regateen las medidas y controles, se escatime la inversión en sanidad para hacer negocio con las privatizaciones no es sino nueva normalidad… Distópica.