16/9/25

FRENTE AL HUNDIMIENTO MORAL

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS. 16/09/2025. Página 5. 

Después de la II Guerra Mundial, el filósofo Theodor Adorno afirmó que escribir poesía después de Auschwitz era un acto de barbarie (1951). No pretendía prohibir los poemas, sino enfrentar a la sociedad post II Guerra Mundial a la dolorosa incongruencia de aspirar a la belleza constatado el horror vivido en los lager.

La reflexión del filósofo quedó flotando en el aire, debatiéndose. Una década después llegó el juicio a Adolf Eichmann, magistralmente contado por Hannah Arendt en sus crónicas del New Yorker, de donde emergió su reflexión sobre la banalidad del mal.

La historiografía sobre la Guerra y el Holocausto dio pasos importantísimos para ir más allá de la narración bélica o las biografías de los grandes protagonistas y preguntarse por las raíces de aquella inmensa locura colectiva y sus complicidades. ¿Conocían o no los alemanes corrientes (categoría que quedó para la posteridad) los campos de exterminio? ¿Podía la sociedad alemana en su conjunto ser considerada cómplice de la barbarie genocida nazi? Lamentablemente, la respuesta no podía ser más que afirmativa. Denunciaron, asesinaron, se enriquecieron (por robo, expropiación, explotación) a costa de los judíos, disfrutaron del poder sobre las miserabilizadas vidas ajenas, colaboraron, contrataron, sostuvieron la solución final.

Pero como había que mirar hacia delante, las culpas debían negociarse y hasta olvidarse. Había una razón aparentemente positiva: la necesidad de construir una democracia que ayudara a superar la posguerra y que evitara la repetición de hechos tan terribles. Al final, un peligroso precedente que mostró que fueron muy pocos, Nuremberg mediante, los que pagaron sus culpas.

En España somos duchos en esto de mirar adelante, o como dicen otros, en pasar página, en definitiva, una estrategia para evitar la carga de la responsabilidad, la asunción moral de la culpa. La misma derecha que niega la memoria histórica y democrática es la que estos días alienta y sostiene el genocidio de Israel, que hace de los palestinos una subespecie deshumanizada, exterminable. La vida es política, como señaló Aristóteles, y el deporte de lo que más. Las protestas en La Vuelta han conferido respeto y valoración ética a España internacionalmente, de eso no hay duda. Frente a la sucia y cómoda complicidad, es necesario volver a las preguntas de Primo Levi en Si esto es un hombre, y aclarar si como Humanidad defendemos el derecho a la vida y la denuncia de la barbarie. O negamos el genocidio.

                         Asociación de profesores de dibujo de Madrid.


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