DIARIO DE BURGOS, 28/05/2024. Página 5.
El estado de Israel se ha convertido en una vergüenza para el mundo, en el epítome del Mal. Nada, ni el más vil ataque que haya hecho Hamás justifica el exterminio genocida que Israel está practicando sobre el pueblo Palestino.
La historia
del conflicto palestino-israelí no es sencilla en cuanto a las sumas de
sufrimientos que se solapan ─migraciones de quienes huían de pogromos y
persecuciones en sus estados originarios, más tarde de la propia Solución final
nazi─, entremezcladas con sueños de fundamentación nacionalista ─el sionismo─,
que les conducen a un territorio-sueño sobre el que no tenían derecho alguno,
no más, desde luego, que aquellos que llevaban siglos, generación tras
generación viviendo allí. Luego, las guerras con los estados vecinos, la
ocupación de territorios, el incumplimiento de las resoluciones de la ONU, la
subalternización y explotación, la violencia terrorista, el apartheid… Una
larga historia llena de privaciones, campos de refugiados, pobreza, ausencia de
horizontes, extorsión, hambre, enfermedades, robo de la tierra, a un lado;
ultradesarrollo, hiperconsumismo, comodidades, bienestar, alta tecnología y
total compadreo con el primer mundo, del otro.
El actual
gobierno israelí, con su primer ministro a la cabeza, ha decidido que es el
momento del exterminio. Los brutales atentados de Hamás han dado paso a una
respuesta bélica que conlleva una voluntad genocida. Los ataques del ejército
israelí contra la población palestina han supuesto el arrasamiento de
hospitales, escuelas, campos de refugiados, la aniquilación de las
infraestructuras para volverlo todo inhabitable. No han dejado nada. Apenas han
permitido el paso de alguna ayuda humanitaria; destruyen las cargas de los
camiones con alimentos, con medicinas. Nada que permita la vida.
Israel no es
una democracia, sino una teocracia envalentonada que esgrime un derecho divino
y se dice pueblo elegido. El resto, exterminable. Como muestran los soldados y
colonos en sus vídeos, las víctimas, los palestinos, son risibles, humillables,
goyim. Las manifestaciones de sus dirigentes amenazando a España por
querer reconocer el Estado Palestino, con invocaciones a la Inquisición,
muestran qué tipo de exaltación fanático-religiosa y doble moral opera en sus
mentes para legitimar su violencia de hoy...
No es más que
un gesto, pero en estos tiempos de miserables liberticidas, de líderes
conservadores blanqueando vilmente el fascismo mussoliniano, de tanta bajeza
moral y mediocridad, pocas cosas podemos hacer más dignas y moralmente más necesarias
que reconocer el Estado Palestino como solidaridad con su pueblo inocente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario