DIARIO DE BURGOS, 24/06/2025. Página 5.
El contexto del
piscinazo es el penoso triángulo cerdanabaloskoldiano, que tiene al país en
shock. Un grave escándalo de corrupción
─además, soez y machista─, que afectará a la credibilidad del partido
socialista y su secretario general, pero que, salvo sorpresa, y como suele
decir la Santa Madre Iglesia, es un caso aislado y no cosa de la organización.
La Iglesia,
por vieja y taimada, es experta en gestionar la corrupción, la santa corrupción.
Gracias a ella, con su pretendida dedicación a las cosas de la otra vida,
ha construido una inmensa estructura multinacional de poder especializada en la
gestión de las debilidades de la vida y la salud, en los conflictos
emocionales, en los terrores de la muerte. Un paraestado concentrado en ofrecer
seguridades incomprobables a partir de elementos inasibles, mágicos y
rituales. Lo consiguió tras fijar un mito originario de liberación y justicia, para
incrustarse en el poder desde el imperio romano, convertirse en la gran
terrateniente medieval, en la dictadora de vidas, morales y pensamientos, en la
sostenedora de los poderosos ─Gratia Dei─. Confundió su propia organización
con las estructuras del Antiguo Régimen y fue su brazo armado, condenó y
excomulgó a la Modernidad, el laicismo, la democracia y la igualdad social,
económica, política, de sexos, religiosa… Hasta hoy.
La historia de
la Iglesia podría organizarse en siete capítulos autorreferenciales a su
doctrina: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. Por
entre todos ellos hay mucha, mucha corrupción. Todos, claro, en la atención a
asuntos muy de este mundo y en todos los niveles: malversación, desvíos de
donaciones, inversiones fraudulentas, sobornos, inmatriculaciones escandalosas,
pederastia y abusos, engaños educativos, apropiación indebida, explotación de
fieles ─particularmente de las mujeres─, etc. Todo esto sin entrar en otras
viejas cuestiones como la simonía, el clericalismo, la esclavitud, las guerras
de exterminio, la exaltación y defensa de dictadores…
Voraz,
ambiciosa, insaciable y corruptora. Santa. Y no se mete en política, aunque
pareciera que siempre lo hace con las mismas querencias.
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