12/11/24

EL PUEBLO SOLO, NO

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 12/11/2024. Pagina 5. 

Estos días de zozobra, solidaridad e indignación, se oye por distintas redes la frase “solo el pueblo salva al pueblo”. La expresión acompaña a imágenes emocionantes de voluntarios limpiando el barro en Valencia. La frasecita, lamentablemente, es una muestra más de manipulación ultraderechista para tratar de desacreditar al Estado, otro acto de inaceptable amaño emocional e informativo.

Los mismos que han estado negando los efectos del cambio climático, la necesidad de invertir en ciencia y cuidado del medio ambiente, en prevención y en contar con servicios públicos adecuados, ahora nos vienen con este mantra de insuflación de identidad y espíritu colectivo con el que tapar toda la irresponsabilidad anterior. España tiene que aprender ─nos va la vida en ello─ a gestionar catástrofes, a saber que invertir en previsión no es un dispendio, sino un acto auténtico de patriotismo, de protección y defensa de todos.

El Estado es lo que somos, es lo que construimos con nuestro voto y nuestros impuestos, nuestro motivo de orgullo, solidaridad y avance. Las catástrofes son situaciones de gran complejidad, no películas de Hollywood. En cuanto suceden requieren conocimiento del medio, planificación, técnicos especializados, medios de todo tipo, maquinaria pesada y gestión de infraestructuras, movilización de fuerzas de seguridad y ejército, legislación inmediata para ayudas multisectoriales, atención psicosocial a víctimas, etc. Es comprensible que para los afectados todo retraso sea vital, toda inmediatez sea importante, toda atención sea clave. Si existe prevención, unidades de emergencia, planes de contingencia, inversión, prudencia, alertas, es más fácil… Pero siempre las cosas son más complejas, y con la afectación de infraestructuras, todo es más lento. Puerto Rico, un país acostumbrado, pero no con tantos medios, sigue todavía reconstruyéndose siete años después del paso del huracán María…

Mientras el Partido Popular anda montando cazas de brujas para tapar con humo sus propias responsabilidades, el Gobierno de España, sin liarse en discusiones, aprueba grandes ayudas ─10.600 millones de euros la semana pasada, 3.765 millones ayer─, y sin alharacas, con el desembarco de 18.000 funcionarios del Estado en Valencia, se están reconstruyendo en tiempo récord las grandes infraestructuras, los tendidos eléctricos, las redes de alcantarillado, la potabilización de aguas, los colegios, centros sanitarios… Es importante contar con voluntarios, con la solidaridad de todos, pero sobre todo con la fuerza y competencia de nuestro Estado, el de nuestros impuestos y compromisos. Eso es lo que llamamos España. El pueblo solo, no.



 

29/10/24

LOS AMIGOS DEL MIEDO

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 29/10/2024. Página 5.  

Hay un cierto placer infantil en tener miedo, un cosquilleo en la parte baja del vientre: nos libra de la obligación de andar con autoexigencias y responsabilidades para diluirnos en la masa, en el grupo, para adquirir el carácter de manada o piara, de horda.

A menudo cargamos contra los de la promoción del miedo, pero poco hablamos del seguidismo que este tiene, de cómo, gregarios al fin, entramos al trapo, de cuán exitosa es esta estrategia. La narrativa del miedo es tramposa porque lo hace en lo evidente y en lo velado. Por ejemplo, MAGA. Por ejemplo, Imperio. Por ejemplo, Reconquista. Por ejemplo, Pueblo Elegido. Por ejemplo, Terrorismo. Por ejemplo, Menas. Por ejemplo, Deportaciones.

El miedo es un poderoso cemento social, máxime en tiempos de malos individualismos, o mejor, cansinos ─véase la mierda neoliberal de las microidentidades─. Durante largas épocas, los grupos humanos se han gobernado por sistemas que sobredimensionaban lo colectivo y anulaban lo particular. Las religiones hicieron un papel estupendo y con ellas las monarquías, satrapías y demás dictaduras. La lucha tenaz por emerger el sujeto, el individuo, el artista, el autor, el pensador, el ciudadano, fue larga y solo alcanzó plenitud con el liberalismo decimonónico y la conquista de libertades democráticas. Frente a esto, los que defendían ideas de rebaño, grey o masa.

Nada de lo alcanzado, ya se sabe, está asegurado. Trump, Meloni, Orbán, Putin, Le Pen, Netanyahu, Abascal ─y los feijooes que les compren el discursito─ apuestan por recortes de libertades en aras de supuestas seguridades. Leyes mordaza, de seguridad nacional, evitación de empadronamientos y acoso a migrantes, centros de detención fuera del territorio, deportaciones masivas, bombardeos selectivos, privación de auxilios a civiles...  Hay muchas formas de sentirnos seguros a fuerza de crear insolidaridad, caos y destrucción, de acabar con el Derecho Humanitario, el Derecho Internacional, de abandonar todos los principios de Justicia y proporcionalidad por las sucias maneras de la Guerra hasta protagonizar los peores genocidios...

Si por algo las elecciones norteamericanas tienen importancia es por el valor refrendador que tienen las políticas de destrucción de libertades de Trump, por el efecto emulación que tendrán entre las extremas derechas de aquí y allá. Algo nuestro también se vota el 5 de noviembre, y no es que la alternativa sea Jauja, pero lo del republicano puede ser el acabose. Si Donald Trump gana, todos nos asomaremos al abismo.



15/10/24

¿FIESTA NACIONAL?

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 15/10/2024. Página 5.

 Cuando el 22 de septiembre de 1892, don Antonio Cánovas del Castillo, presidente del Consejo de Ministros, se dirigía a la reina regente, María Cristina de Habsburgo-Lorena, madre del rey niño Alfonso XIII, para pedirle que declarara el 12 de octubre fiesta nacional, lo hacía a sugerencia de un círculo de empresarios por cumplirse el IV centenario del descubrimiento, y no con vocación de que se convirtiera en LA fiesta nacional. No fue hasta 1918 que la fecha comenzó a adquirir valor repetitivo en el calendario. Las diversas vicisitudes y sensibilidades del siglo fueron introduciendo connotaciones que poco contribuirían al sostenimiento de la propia idea, extrañamente nacionalizadora, caso de la raza. Unamuno trataría de salvar este término en los años veinte proponiendo entenderlo en sentido espiritual como “algo que se está haciendo siempre, que no está hecho, y si algo central hay que buscar, tenemos que decir que raza es la lengua que es sangre del espíritu”. Pero tampoco. Luego llegaría lo de Hispanidad, que, en 1935, Ramiro de Maeztu explicaría que, “así como Cristiandad es el conjunto de los pueblos cristianos, Hispanidad sería también el conjunto de los pueblos hispánicos, dando a esta palabra un sentido latino y general”. La dictadura franquista vio en esto un utilísimo elemento para su falangimperio retórico-racial y tronante.

Con la recuperación de la democracia fue un error mantener este aparato de pretensiones y sobreentendidos contaminados por tantos abusos del franquismo. El V Centenario evidenció los graves problemas que suponía la retórica colonial por mucho encuentro que se esgrimiera ante la necesaria emergencia de la voz de los pueblos originarios de América reivindicando su propia versión de la Historia. Buscar nuestra afirmación nacional sobre la aceptación de dominios ultramarinos ajenos ─hallados fortuitamente─ no parece lo más sensato en orden a cumplir con el propósito. Una fiesta nacional ha de producir referentes emocionales con fundamento para la comunidad de integrantes. Siendo nuestro estado-nación, como el de todos nuestros convecinos, un desarrollo de la Ilustración, la Revolución y el liberalismo, cuajado durante el siglo XIX, habría tenido mucho más sentido pensar en el arranque del proceso de conquista de los derechos ciudadanos, y fijarse en la proclamación de la Constitución de Cádiz de 1812, eligiendo el 19 de marzo como primera fecha patria.

Perseverar en el error, no nos va a ayudar (a uno y otro lado del charco).

 



1/10/24

La ira de dios

Ignacio Fernández de Mata
Diario de Burgos, 01/10/2024. Página 5. 

Israel, posiblemente un gran error histórico, por más injustificable holocausto que nos pongan ante nuestros ojos, se ha revelado como una inmensa vergüenza moral para el mundo.

Frente a la ficción de ser una pretendía democracia entre lobos, el estado judío ─jurídicamente de naturaleza religiosa─ ha optado por una guerra de exterminio, por arrogarse el derecho a pisar cualquier principio de moralidad y de derecho internacional, anteponiendo su propio derecho divino, su lectura sagrada de la promesa de su dios, para acabar con miles de vidas inocentes más allá de cualquier razón, lógica o amenaza.

El genocidio emprendido por el primer ministro Benjamín Netanyahu contra la población palestina muestra un país-monstruo insensible al dolor de una población arrasada, a un territorio devastado hasta la raíz. Hemos visto como bombardeaban las ciudades, los hospitales y escuelas, como la población huía sin posibilidad de refugio, como todo espacio y rincón era cruelmente tratado como supuesto almacén de armas. Nada queda en Gaza. Más de 41.600 palestinos muertos, 96.359 heridos. Miles siguen desaparecidos bajo los escombros… Sí, hubo un ataque terrorista hace un año de Hamás. Murieron 1.200 personas y más de dos centenares fueron secuestradas. Terrible. Nadie lo justifica. Pero el exterminio israelí aún no ha parado. Han seguido en Cisjordania. Ahora en Líbano…

¿Qué diferencia a Israel de los estados fundamentalistas y teocráticos vecinos, de las milicias con llamados divinos, aferrados a lecturas rigoristas de sus libros sagrados, con pretensiones de mandatos sagrados, tierras y tumbas proféticas, con territorios por los que holló el profeta, el patriarca o no sé qué rey?

De entre los rollos en hebreo antiguo emerge en tufaradas sucias un dios tribal cansado, viejo, insaciable, un dios amargo de hiel y humillaciones, cibernético, cruel, frío, viperino, hipertecnológico, inmoral, tumoral, amoral, el sumo mal, Yahveh-Elohim. Susurra aliento a las mesnadas de fanáticos colonos cada vez que emprenden sus valientes acciones baden-powellianas privando de agua, talando los olivos y/o salando los campos de los palestinos, cada vez que ocupan y expulsan hogares descalzándose, orinando, excretando sobre las resoluciones de Naciones Unidas y el Derecho Internacional.

Ante nuestros ojos, el ejército más poderoso de Oriente Próximo ha exterminado a unos inocentes en su tierra, por existir, por aspirar a sus derechos. A su frente, el Primer Ministro y fiel creyente, Benjamín Netanyahu, acusado ante la Corte Penal Internacional de Crímenes de Guerra y Crímenes contra la Humanidad.

 



17/9/24

BURG DU FOU

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 17/09/2024. Página 5. 

 La ciudad pequeña se despereza después de los meses de suspensión, de invasión terraceril y serpientes varias, algunas ambiguas, pero siempre hosteleras. Sigue la confusión sobre qué somos ─y se reduce la duda de para quién se gobierna─: ¿la sombra de un tipo barbado a caballo?, ¿un barrio de pinchos y tapas?, ¿una herencia dictatorial de polígonos? La mala conciencia oclusa las digestiones, y se hernian. El pasado negado pasa factura al guardar en los desvanes las cosas como secretos sucios… Se juega a negar el ser y a afirmar el continuo. Entiéndase, el pasado, pero qué pasado: el pseudomedieval, el iliberal, el conservador de toda la vida, el facha, el de la vergüenza…

Qué debemos ser y preservar, qué arrumbar. Por ejemplo, la Universidad, que es el futuro. Por ejemplo, la Fernán González… La medievalización del pasado es un proyecto de control, pero no del pasado, sino del presente. El escogimiento de las élites de Burgos de un sesgo medieval no es un asunto ornamental, nada tiene que ver con lo patrimonial, sino con preservar el poder para sí. Todo se vuelve constante: la ciudad pequeña es de cogollo e ilustresía, de corte y cacicazgo, de dejar tirados a los comuneros, de mercaderes, piratas y especulación. Bueno, sí, medievo.

Estos días andan unos fondos machadianos mostrando su esplendor. A nadie parece importarle que sean fruto de la extorsión y la vergüenza, y que no estén en la RAE. Manuel Machado, el poeta bon vivant que no pudo irse de Burgos el 18 de julio de 1936, denunciado por el crítico de ABC Mariano Daranas, hizo in extremis ajuntamiento al tercio de la muerte con loas a los sublevados ─que ya le enfilaban─, mientras Antonio, su hermano del alma, defendía a la República. Pero aquí no se puede hablar de la Memoria Democrática, solo de Petain en el Rolls-Royce entre los regulares a caballo, presentando credenciales a Franco (1938). Otra vez, qué bonito es Barakaldo.

La ciudad pequeña guarda un subsuelo de grandes ocultaciones, entre ellas una inmensa bolsa de gas metano que ya quisiera Repsol ─el amigo de Venezuela─, que a lo mejor la pinchan mansamente con el subcidiano y volamos todos… Que nadie se asuste, todo seguirá igual. El mando, sujeto. En orden. Lo de siempre. Tal vez con un parking en altura más, atufando un cole, pero con decoración cidiana, cristina o porcel.



23/7/24

¿PAÍS?

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 23/07/2024. Página 5. 

Una de las idioteces generales practicadas por la mayoría hoy es creernos un país. Lo mismo da este que el otro, Francia, que España, Portugal, que Marruecos.

Por redes corre un antiguo y divertido sketch del cómico británico Eddie Izzard que cuenta en un fingido diálogo cómo Gran Bretaña se hizo un imperio: robando países. “I claim India for Britain”. “You can’t claim as we live in five hundred million of us”. “Do you have a flag? Y todo el mundo rompe a reír. La clave del asunto: un país existe si tiene bandera, el símbolo, pero, sobre todo, como diría una pitonisa de la tele, si, a través del símbolo, se lo creen sus nacionales.

¿Pero qué es un país? ¿Votarían Uds. para elegir a quiénes forman parte o no de su país? ¿Para qué queremos un país?

Estas son preguntas fundamentales. En primer lugar, porque los países los inventamos los humanos en función de factores históricos o lingüísticos o económicos o geográficos o todos ellos entremezclados. En general, las razones que la gente repite suelen ser mentira ─mitos─. Los países actuales son muy modernos, pueden haber nacido por vocación o por descarte, pero siempre disfrazando su historia. La cosa está en saber para qué desean existir, cuál es la razón, la necesidad de su ser… Para mí, todo se reduce a dos preguntas: ¿para joder ─quien dice joder dice oprimir, explotar o exterminar─ a quien no piense como cierta ideología dominante religiosa, política, clasista, sexista, racista? ¿O para crear una comunidad de mínimos democráticos ─respeto, tolerancia, educación, convivencia─ y máximas oportunidades para todo el mundo? Si no compartimos un compromiso de mínimos, todo se vuelve irrespirable. No es un país, es un avispero al borde de su implosión.

¿Para qué quiere, por ejemplo, la derecha, España? ¿Para qué la quiere Vox? ¿Qué piensa el votante aguerrido cuando Abascal da la orden de abandonar los gobiernos regionales y ve las caras apesadumbradas de los propios vicepresidentes y consejeros que no dan crédito? ¿Por qué le importa más a Abascal Orban o Trump o Putin y votar en contra del Partido Popular Europeo en Bruselas que legislar en Valladolid o en Valencia? ¿Su lealtad dónde está, con quién está? ¿Y la del PP, emponzoñando la Justicia, haciendo suyo un radicalismo antimigratorio mientras gobierna autonomías de ancianos? ¿Votaría para expulsarnos a quienes no les votamos?

 

9/7/24

FRANCIA INDIGESTA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS. 09/07/2024. Página 5.

 Los resultados de las elecciones galas han mostrado que tanto Francia, como la propia Europa, están aún vivas y con conciencia de representar un proyecto político democrático, tolerante, integrador. Todo el continente respiró aliviado el domingo noche cuando supo que la extrema derecha había sido derrotada, que la izquierda era la ganadora de las elecciones.

Algunas conclusiones con relación a nuestro país: en primer lugar, que la derecha española está jugando de manera absolutamente irresponsable. Macron entendió que el auge de Le Pen suponía la voladura de la V República. Actuó como Pedro Sánchez: convocó elecciones tras los preocupantes resultados de las europeas. En Francia, la derecha clásica, gaullista, ha tenido claro que no podía aliarse con la extrema derecha, que esta era una unión contra natura en lo que supone filiarse con quienes tienen raíz antidemocrática. El cordón sanitario o republicano de la segunda vuelta ha sido un ejercicio de decencia y responsabilidad democrática. Eso sí es patriotismo. Ahora tendrán que encarar otros problemas de gobernabilidad y cohabitación, pero la institucionalidad, el respeto constitucional, los valores de Igualdad, Libertad y Fraternidad han sido preservados por encima de quienes quieren un insolidario neoliberalismo salvaje.

¿Y Feijóo, a qué juega en España? ¿Quién puede entender sus declaraciones tras los resultados franceses, como si él no gobernara con la ultraderecha? ¿Indigestión o está más gagá que Biden? Francia quiere para sí un modelo a la española, un gobierno de concertación progresista, parlamentario, que rompa la dinámica presidencialista ─poco fiable─ de Macron. Sin embargo, el PP, que podría participar de esa gobernabilidad, juega al boicot permanente del sistema ─esta semana, ese agitador asacristanado, Miguel Tellado, se ha cargado el acuerdo para renovar la Junta Electoral acordado por Cuca Gamarra y el ministro Bolaños─. El PP, que sigue sin aclararse de su relación con el franquismo, ha optado por radicalizarse, por confundirse con propaladores de bulos impresentables, de persecuciones indignas, de un fango que les va a devorar. ¿Con qué cara va a explicar que el instigador racista Alvise le convoque, junto con Abascal, como si hubiera sucedido un cataclismo al perder Le Pen? El PP, lamentablemente, se ha convertido en un palmero de la ultraderecha, en un blanqueador de racistas. Tal vez en eso mismo…

El Nuevo Frente Popular ha mostrado el camino para la izquierda. Como también el nuevo coordinador de IU. Conciencia, inteligencia y activación. Sobre todo, compromiso. Veremos.

 


25/6/24

MILEI-BELORADO CONECTION

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 25/06/2024. Página 5.

 Desde hace algunos decenios, tanto la Iglesia como el mundo político conservador se han entregado a una radicalización sin control que han creído necesaria para enfrentar una posmodernidad que se les volvía incomprensible e inhóspita. Como resultado, la Iglesia ha entregado los seminarios y centros de formación a corrientes fanatizadas, movimientos, organizaciones y prelaturas con claros comportamientos sectarios, que han acabado configurando un mundo alternativo, exaltado y dogmático. Esos bloques de choque han, finalmente, conquistado los lenguajes y medios de esa posmodernidad hostil, las redes sociales. En su actuar proselitista, se presentan como opciones de fundamentación carismática ─desintelectualizadas─, que reclaman en unos casos una vuelta a un tipo de misticismo naif, en otros un retorno al barroquismo preconciliar. El efecto final de todo ello es la negación de la Iglesia contemporánea en lo que tenga de ejercicio conciliatorio con el mundo, con la negociación exasperante con los pobres, con la asunción de la pederastia, con la realidad necesitada de transacción y tolerancia. Quieren un fundamentalismo guerrero. En unos casos con rock cristiano, en otros con ropajes decimonónicos. Pero belicista. Su reacción, finalmente, no es solo contra el mundo, sino contra la propia Institución. Desde su fachosfera, estos santos soldados penetran hasta en las clausuras más remotas pidiendo acabar a cañonazos y con piras de fuego con todo aquel que se muestre débil, progre, conciliador… Belorado.

La derecha europea, rama laica, que no autónoma, de lo arriba expresado, se ha apuntado a la misma cruzada. Si en EE.UU. el Tea Party supuso el comienzo de la voladura del partido Republicano, que acabó por rematar Donald Trump, los conservadores europeos están aplicándose el mismo harakiri al aceptar como socios a la extrema derecha. La necia actitud comprensiva, de naturalización de la ultraderecha ─Le Pen, Meloni, etc.─ está reduciendo a cenizas al conservadurismo otrora moderado e institucionalista, que no tiene ni las herramientas ni el lenguaje para hacerse con los rebaños de internautas y blogosféricos, esas masas de lerdos infotoxicados, prontos a la alteración y activación emocional por medio de videos de tik-tok. La terrible deslealtad de Isabel Díaz Ayuso hacia su líder y partido con el encumbramiento del sociópata y antidemocrático Javier Milei es clamorosa. En esta huida ególatra e irresponsable de la iliberal Ayuso, se está fraguando la voladura del PP. Si en Génova no ven el cisma, más que ciegos, están perdidos.

 

14/6/24

(LAUDATIO DE LA) CEREMONIA DE DOCTORADO HONORIS CAUSA DE D. JOAN MANUEL SERRAT I TERESA

Universidad de Burgos. 13 de junio de 2024, 12:00 h.

Joan Manuel Serrat con su padrino, Ignacio Fernández de Mata
Foto: Olena Cherkun (Ubu)





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                                                        Foto: Olena Cherkun (Ubu)



11/6/24

SE ACABÓ, SÍ...

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 11/06/2024. Página 5.

Europa se desdibuja como espacio de pensamiento cívico, de construcción política sensata, para dar paso al nuevo histerismo extremista. La contemplación de los resultados de este domingo mueve al puro desánimo. ¿Qué han votado los ciudadanos? ¿Vídeos estúpidos, la mayoría manipulados, con mensajes vergonzosos, con medias verdades o mentiras crasas? ¿Cómo es posible que los siglos de lucha contra la intolerancia eclesiástica, contra el absolutismo regio en demanda y lucha por la libertad de pensamiento, de expresión, por el voto de hombres y mujeres, haya dado paso a esta espectacular mierda, a esta pléyade de necedades?

Dirán que me pongo estupendo, pero, ¿cómo calificar a estos partidos que se mueven en realidades paralelas, que usan falsas imágenes, datos inventados para provocar reacciones viscerales, odios, inquinas, rechazos…? Evidentemente, esto brota cuando tenemos una sociedad preparada para este modelo de comunicación política, un proyecto en el que los partidos son, más que nunca, elementos tentaculares de corporaciones industriales que aglutinan los sectores de comunicación, sanidad, educación, ocio, consumo, energía y financiero. La conquista del Estado se produce a través de la desactivación del ciudadano, antaño un sujeto sociable, con su mundo de relaciones físicas, hoy un pobre diablo enganchado al móvil, con sus clicks intrascendentes, para el que chatear es su máxima expresión de una vida social… Un triste despojo al que le suena bien eso de “se acabó la fiesta” que le cuenta un engañabobos sin explicarle quién financia esas patrañas ni para qué. Así se conquista el Estado. Rotas las solidaridades y el activismo, es el momento de que la sanidad se privatice para amigos como Quirón; la educación privada crezca subvencionada y se aprueben sus cacauniversidades (como Planeta y otras mucho peores); que se entreguen nuestras calles a ese ocio hostelero y corporativo que lo explota para su beneficio, nunca el del ciudadano; ese consumo que lleva a privatizar, inexplicablemente, bienes básicos como el agua, siempre encareciéndola; o la energía, que amén de cara se despreocupa del deterioro medioambiental…

En fin, que no es cosa de ponerse ludita, o sí, pero asumamos que el aplauso acrítico de la tecnología traía una deshumanización ideológica, idiotizadora. El tonto medio pasa a imbécil, el tradicional, a cretino superior. Europa se asfixia a sí misma, y un montón de ingenieros preclaros aplauden el resultado.

    La Socialdemocracia, no sabe si aguanta o se desfonda. La Izquierda, mientras, haciendo el gilipollas.