18/9/19

LA VUELTA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 18/09/2019. Contraportada.

No son estos tiempos para desentrañadores. Superado el síndrome postvacacional —a la fuerza ahorcan—, no hay forma de levantar la cabeza con el reenganche informativo. Invade el desánimo, se siente uno consumido, macilento, asténico... Es encender la radio, la tele o leer la prensa y constatar cómo vuelven una y otra vez las burras al trigo... Agotador.
Desentrañar, que tiene que ver con lo hondo, las tripas, lo auténtico..., supone atención, curiosidad, averiguación y sospecha. Como actitud ha de ir un paso más allá de lo evidente, superar la sorpresa inicial, la perplejidad lumínica o el estupor etílico. De sus resultados dependen reacciones como la complacencia, la satisfacción y, más a menudo, el horror, la indignación o el desprecio. Vamos, un sube-baja emocional con parada en cardiología.
El desentrañador es un asocial, un aguafiestas, un pesado. Su hiperatención molesta, es antipático al evidenciar las manipulaciones, las corruptelas, al recordar la dejación de controles y responsabilidades que hacemos. No se relaja y gruñe ante la telebasura idiotizante, las apropiaciones de lo público, el engaño religioso, el uso y abuso del patrimonio, la inmensa mediocridad política, el afán desmedido, la despersonalización de nuestras relaciones y el imbecilismo tecnológico. No es un amargado, no cobra por soliviantar ni marear perdiz alguna, pero a fuer de escaldarse corre el riesgo de la desesperanza...
Recorrer los nombres de la política en cualquiera de sus niveles —internacional, nacional, regional, local— nos termina en una farmacia de guardia rogando antidepresivos o barbitúricos. ¡Pero qué hemos hecho para merecer a tanto incapaz! Confundir el bien común con el maquiavelismo de salón, los intereses creados, el tacticismo cortoplacista, abona el desapego ciudadano y que la peña prefiera Sálvame al Telediario. Y así nos va.
Empieza el nuevo curso… o mejor, repetimos.