DIARIO DE BURGOS, 31/10/2018. Contraportada.
Crepúsculo de
la noche de los muertos vivientes. Asordinado, emerge el rumor de cadenas que
acompaña al caudillo-cadáver. Le preceden gemidos y el entrechocar óseo de los
taconazos saludadores, húmero enhiesto. La fantasmal hueste avanza torpe,
incordiada por las gualdrapas y correajes desajustados. Las antorchas rompen la
noche negra amarilleando ijares y demás usos de cocido. Al frente de la
estantigua, el caudillo-cadáver, impertérrito, duda. Como siempre.
Los restos —los
restos de los restos— tienen poca prestancia. Extraña su bayo morófobo y
antisemita que le hacía parecer un dios encapado. El ausente le insulta y
desprecia por el engaño y robo de la mesnada. El caudillo-cadáver, sordo a todo
pensamiento, estira su escasito 1,63 mientras el otro le rumia maldiciones
oídas en tablaos finos.
Le dan miedo
los monjes. Sin rostro, encapuchados tras su miserere gregoriano, los oye
recorrer el piso superior sin que sus rezos le den beneficio alguno. Gorigori. Nada
es como esperaba en esta oscura eternidad calcárea. Se aburre aún más que en
vida.
La hueste se
inquieta. Se barruntan cambios. Andan desapareciendo huesos… Llegan voluntarios
vocingleros, estos vivos, pidiendo cambio en las guardias y retretas. Se pide
rearme. ¡Apretad!, les dice la aflautada voz.
Su Excelencia,
han llamado del Gobierno. El caudillo-cadáver mira abúlico desde sus cuencas
vacías. Dicen que se acaba la cruzada y la sopa boba… Vuecencia marcha.
Silencio entre
las osamentas. ¿Para esto hemos hecho una guerra? ¿Qué fue de tanta tortura y
muerte, ocultaciones y robos, tanta miseria y opresión? ¿Qué se hizo de nuestro
terror? ¿Dónde fue nuestra inmisericorde victoria?
Secretarios y
escribanos con máscaras de pájaro dan fe de la ponzoña y malestar del mísero
amasijo. ¡Cuál es el destino!, graznan camisas viejas. ¿Qué dice Roma?
Las sombras
descarnadas se remueven. ¿Justo ahora, cuando tanta promesa hay de retornar a
Ítaca? El caudillo-cadáver, padrecito, aviva el cloqueo nacional. Quien se
cruce el desfile es arrastrado hasta las cumbres del Moncayo… Hasta aquí llega
el baile del perro All Hallows' Eve.
Perdisteis la
historia, Excelencia. Sois la sombra del mal.
Con lo que a
él le hubiera gustado un entierro en alta mar…