19/9/23

MEMORIA DEMOCRÁTICA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 19/09/2023. Página 5. 

 Con Memoria Democrática nos referimos a un deber cívico que asume la sociedad sobre su pasado reciente, con aquellos que buscaron un mundo más abierto, solidario, más justo, democrático. Este deber es especialmente importante en aquellas sociedades que han sufrido una dictadura o regímenes autoritarios que acabaron con los procesos históricos de modernización y progreso; dictaduras que supusieron inmensas cargas de sufrimiento, dolor y constricción de las libertades ganadas con tanto esfuerzo. Así, la Memoria Democrática se ocupa de quienes no se resignaron en tiempos difíciles y lucharon, de sus allegados, de los luego aplastados, explotados y maltratados, pero también de los que buscaron el fin de la dictadura y la reinstauración democrática.

Esto, claro, tiene que ver con la Historia en cuanto compromiso por conocer la complejidad y verdad de lo sucedido, y no es fácil por las resistencias sociales que genera. Un régimen como el franquista, obsesivamente manipulador de la Historia, conllevó que varias generaciones sufrieran acríticamente una horrenda historia escolar repleta de falsedades y tergiversaciones. Se trataba de inculcar nacionalcatolicismo, de justificar un golpe de Estado y un régimen dictatorial, no de enseñar de buena fe. Esa es una larga y perviviente sombra del franquismo.

Sin embargo, la Memoria Democrática no es solo un ejercicio de Historia, que también, particularmente lo es de Justicia, Verdad y Reparación. Una sociedad se construye sobre consensos y respetos, sobre inclusividad e igualdad. El trabajo de recuperación, conocimiento, dignificación y reparación de tanto sufrimiento injustificado, de tanta vida segada o vilipendiada, de tanto empobrecimiento y anulación, de tanta persecución es un deber democrático. Todas esas voces, víctimas, todas esas vidas y empeños no son meros asuntos pasados, cosas del ayer. Eran vecinos, ciudadanos, padres y abuelos, compañeros, militantes, camaradas…, los más con compromisos de corto alcance, aunque fundamentales para su pueblo, su ciudad, su fábrica. Los hubo activistas, gente con empuje. Otros, necesarios compañeros, parejas, matrimonios, hijos. Todos gentes básicas para una democracia.

Mañana miércoles, el Secretario de Estado de Memoria Democrática dará una conferencia en la Facultad de Humanidades y Comunicación (antiguo Hospital Militar) sobre el valor e importancia de este asunto, que no solo no está superado, sino que es clave para nuestra ciudad y país. Será a las 19:30 h. Entrada, lógicamente, libre.



14/9/23

SI HOY ES JUEVES, ESTO ES EXTREMADURA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA. 14/09/2023. 

Hay un proyecto social que va más allá de caras y supuestos pactos. La reiteración en medidas como la supresión de impuestos a los más ricos, la privatización de servicios, el fin de políticas de equidad, las de igualdad, la extinción del sindicalismo, la ruptura con los ideales democráticos y la memoria de sus luchas, con los procedimientos constitucionales, etc., muestran un plan claro: cambiar la sociedad. Lo hicieron Reagan y Thatcher convirtiendo al Estado de Bienestar o Estado Social en un monstruo pseudocomunista contrario al neoliberalismo. Fue el principio del fin con la pérdida de las estratégicas empresas estatales que daban eficacia al Estado, a sus servicios, al mejor acceso a lo público. El resultado fue el reforzamiento de los círculos ideológico-sociales del conservadurismo, de sus camarillas. Y el empobrecimiento de la población.

Las últimas crisis, como la del euro, la covid o incluso la guerra de Ucrania han mostrado la importancia del Estado como coordinador de políticas de escudo para la población, de atención a quienes no habrían podido costearse apoyos, ayudas, sostenimiento de negocios y salarios, control de precios, vacunas, subvenciones… El éxito de estas políticas sociales se ha topado, no por casualidad, con una brutal ofensiva ultraconservadora contraria a todo este new deal keynesiano. Los discursos de apariencia fatua de Isabel Díaz Ayuso sobre la libertad y tomar cañas son la espuma de una llamada al libertarianismo ultra que pretende romper el pacto social y asentar la idea de ilegitimidad de todo lo que atente contra sus intereses neocon. No es casual que los primeros decretos de todos los nuevos gobiernos ultraconservadores sean, indefectiblemente, la supresión de impuestos a los más ricos y medidas que traten de dejar sin efecto la Ley de Vivienda, en defensa de los grandes tenedores.

Castilla y León, Aragón, Valencia, Extremadura…, repiten el modelo impuesto. Esta reiteración muestra que ni las autonomías ni los ayuntamientos gobernados por la entente PP-Vox están atentos a las necesidades de los ciudadanos, a las particularidades de cada territorio. Se trata de revertir el modelo social. Se busca liquidar el Estado protector de los más desfavorecidos, acabar con la igualdad de oportunidades. Quieren implantar la competencia feroz e injusta, pues los que más tienen son, además, dopados con el vaciamiento de lo público hacia sus negocios (sanidad, educación, defensa, atención social…).

La imposibilidad de hacerse con el Gobierno de España va a llevar al PP a cometer otro acto de traición al modelo constitucional español: deslegitimar los resultados electorales para pintar a un presidente Sánchez como una suerte de obseso-maniaco del poder. De nuevo, Sánchez como Anticristo. Esta manipulación emocional a través del retorcimiento de palabras y emociones, trata de convencer a sus votantes de que el nuevo gobierno progresista que pueda haber en España es el principio del fin. La muerte de la nación española, dirá el privatizador Aznar, el de la burbuja inmobiliaria, el del todo un consejo de ministros encausados judicialmente. Otra vez la retórica apocalíptica.

De momento, lo único que está claro es que no hacerse con el Gobierno de España es un varapalo para la estrategia ultraconservadora de revertir el modelo de protección social que establece la Constitución Española. Habrían laminado el país de arriba abajo gracias a su extensión autonómica y municipal. Tocaban con los dedos su posibilidad de hungarizar España.