28/4/21

LA CARDA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 28/04/2021. Contraportada.

Las hiperventiladas elecciones madrileñas muestran un aire entre irreal y chusco, penoso; a ratos, ridículo. Las declaraciones y sucedidos de estos días parecen burla de la visita de Max Estrella al callejón del Gato. Allí, ante los espejos alteradores, el cráneo privilegiado prorrumpía la frase contumaz: “España es una deformación grotesca de la civilización europea”.

Hoy, ni eso es cierto. El juego verbal impuesto, de una altisonancia insufrible, poco tiene que ver con la realidad, con el asunto en sí: unas elecciones autonómicas. Casi sin aliento, los españoles seguimos el culebrón madrileño como si de verdad nos fuera algo en ello, justo en el momento en que menos se habla de política, de gestión, de servicio público. Hemos pasado de una inesperada y poco atractiva campaña electoral, a un reality show con todos los ingredientes para captar una gran audiencia: casquería, seducción, traición y amenazas.

Discúlpeseme el atrevimiento, pero con las canas que morosamente cultivo, veo pocas casualidades en lo que sucede. Pocas o ninguna. El encadenamiento de provocaciones, irrespetos, intimidaciones y desplantes tienen algo de guion bien trabado, de comic oscuro. Diría que hasta con ínfulas metaliterarias: el autor sospechado es, a su vez, el villano Sombra, barbado, pucelano e invisible, que consigue crear las situaciones más inesperadas con las que provocar una inmensa riña de gatos. Y mientras unos se dan zarpazos sobre porcentajes insuficientes, la ratita presumida campa por sus fueros y brilla en las encuestas. Un liderazgo reforzado con solo evitar el lodazal.

Por supuesto que resulta muy preocupante el voto a VOX y considero inexcusables los comportamientos y declaraciones de sus responsables. Ellos son los auténticos antisistema, hispanizados libertarians a partir de cierto sustrato nacionalcatólico, clasista y bastante inculto. Pero los tiempos van a su favor. La grosería general, la ruptura de los viejos lazos colectivos, el comecocos de las redes sociales, el empobrecimiento de la vida, la inseguridad laboral, los absurdos postmodernos de la autodeterminación individual, junto a la dura experiencia de la pandemia, construyen energúmenos insatisfechos, frustrados, conspiranoicos necesitados de liderazgo sexy, de lemas pegadizos y hasta con nostalgias del caudillo. Los culpables son, siempre, los otros, no el modelo. Y así nos va.

En Madrid, VOX es el señuelo, y quien carda la lana, la del pellizco de monja. Y esa desatención, se va a pagar cara.




14/4/21

DE LEMAS

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 14/04/2021. Contraportada.

 El soez lema electoral de la candidata del PP a la presidencia de Madrid es, amén de un insulto a la inteligencia, un inmenso monumento a la necedad —la ajena, la de la masa—, también de un maquiavelismo avieso y cínico. En estos tiempos de hipérbole gaseosa, de gónadas anabolizadas, de lerdoemocionalidad postmoderna, los discursos políticos pueden resultar tan vacíos como los lemas de los hipermercados. Que a la gente la tienen por imbécil se constata en las maneras y mensajes. Y así como las grandes superficies venden, a los políticos también parece darles resultado.

‘Comunismo o libertad’ es un burdo juego entre el persistente lastre de la dictadura franquista y las consignas americanas de los grupúsculos trumpistas. ¿Cómo se puede esgrimir tal aparente dicotomía en la democracia española, en 2021? ¿Qué entiende el votante ayusista por ambos términos?  Quien haya leído el portentoso M. El hijo del siglo, de Antonio Scurati, ve repetida la estrategia de comunicación que aupó al poder al sibilino periodista Benito Mussolini a comienzos del siglo XX, sin ambages. Los juegos de ecos y espejos que subyacen en la frasecita pepera alcanzan a una población envejecida, muchos de ellos nostálgicos de la mistura memorativa de su vida y la dictadura, gentes que reaccionan a los viejos miedos —tan falsos hoy como ayer—, al rojo, al comunista soliviantador. El lema, además, tiene mucho de la posverdad neoliberal de Trump, de sus fake news impregnadas de pedestre nacionalismo —por ende, blanqueador del franquismo—. El resabio fascista del eslogan, que separa a españoles buenos de la anti-España, y de paso de los migrantes, minorías y demás cuerpos extraños a la nación eterna, consigue exaltar, radicalizar y polarizar apelando a las emociones, aunque no contenga propuesta política alguna.

El ayusomarismo (IDA + MAR, tanto monta…), deja corto al descalabro mental del independentismo catalán. La Comunidad de Madrid actúa con igual, si no mayor, deslealtad con el resto de España que la Cataluña indepe. Y con igual desconexión de la realidad. El breve período de Ayuso como presidenta ha sido un inmenso vacío de gestión, carente de políticas reales, de legislación, incapaz siquiera de sacar adelante unos presupuestos. Igualita que Quim Torra. Su chulería ultra y zarzuelera esconde una irresponsable política de tierra quemada contra el Gobierno de España, su propio partido y la ciudadanía. Atentos al abismo.