DIARIO DE BURGOS, 21/03/2023. Página 5.
Vox acude a un instrumento legítimo para barrenar la democracia, y lo
hará con la finezza que usa la ultraderecha 4.0: apoyándose en un viejo
teñido que generará simpatías porque no puede subir escalones, y que usa
chaqueta y corbata con chaleco antigripal. Tamames es una creatura valleinclanesca, un
esperpento de un sueño de inmadurez adolescente: me reconocerán y vendrán a
buscarme, (se omite: “y me adorarán…”). El viejo economista cree ser un maestro
Jedi, y ese será su juego. La triste realidad es que el paseo de su ego en
ebullición por los medios y sus sólo aparentes distancias con Vox, no ocultan
su carácter de juguete roto inteligentemente usado por la mente gris de los
Varones Ofendidos y Xenófobos. Porque Tamames, el ridículo y ególatra Tamames,
puede convertirse en un catalizador extraparlamentario. Con ese leve
desvalimiento físico como armadura, de la mano de su mefistofelismo, incidirá
en las cuestiones más sentidas y sensibles de nuestro presente, buscará ser el
altavoz del hombre corriente, el clamor de los muchos y justificados hartazgos
que borbotean: el de los pensionistas, el de los hipotecados, los consumidores,
la gente del rural, los antifiscalidad, los antipeluchistas, los antiqueer…
Mucha, mucha gente. Vox busca ganar perdiendo.
No es esta una moción para el Congreso, sino para la calle. Las Cortes
serán, de nuevo, un plató televisivo, una fuente inagotable de memes para las
redes. Es una moción de desgaste, de infestación del Gobierno y de lo que a él
se le acerque. Una articulación de efectos especiales para separar la paja del
grano. Para atraer voto. Pocos partidos manejan mejor que Vox la psicología del
oprobio y la angustia.
El PP, mientras el hijo pródigo clama por la salvación nacional, se
subirá a un taburete para evitar la inundación quejándose de que Pedro Sánchez
maneja el grifo. Unidas Podemos seguirá con su lisérgica vida ─que solo le
contesten mujeres─, o lo que es lo mismo, favoreciendo el juego voxista. El
Gobierno no podrá despreciar el envite, como muchos minoritarios proponen,
porque se juega la fijación de un relato que sostenga el titánico esfuerzo que
han sido estos años de vorágine, pandemias, crisis, europeísmo y guerras. El
quid: ¿cómo combatir a un bufón?