DIARIO DE BURGOS, 20/02/2019. Contraportada.
El poder, las clases dirigentes, siempre han
jugado con la información para favorecer su hegemonía y privilegios. La
historia de la humanidad no es otra que la de la explotación y del injusto
beneficio de unos pocos. Lo esotérico, el fanatismo, las prohibiciones y
censuras, la manipulación a través de rumores y maledicencias… tales han sido
—son— las vías de control corregidas por la irrupción de la prensa libre, de
ahí aquel ilusionante título de cuarto poder… Hasta que el control de la prensa
se ha convertido también en asunto de los poderosos.
El proceloso tiempo electoral en el que nos
adentramos viene ya aventado de muchas de estas manipulaciones y de esa especie
de barra libre de mentiras, bulos y falsedades impunes que grotescamente
denominamos fake news. Estas guerras
de desinformación han tomado cuerpo en nuestra política y contaminan nuestra
cotidianidad convirtiéndonos en peleles, o al menos mostrando que por tales nos
tienen
Venezuela y Cataluña, son dos muestras evidentes.
A los innegables errores que haya podido cometer el gobierno venezolano, parece
olvidársenos cómo ha actuado históricamente Estados Unidos con su patio trasero: jamás ha consentido el
asentamiento de gobiernos que contradigan su hegemonía o afecten a sus
intereses, recordemos a Salvador Allende, a Jacobo Arbenz, a Cuba... Se nos ha
ocultado cómo se ha construido la denostación de Venezuela con embargos y retenciones
de sus depósitos internacionales —orquestados por EE.UU. con el apoyo de la
Unión Europea—, que son la razón principal de los sufrimientos de la población,
tal y como denunció el relator de Naciones Unidas, Alfred de Zayas. Este
experto calificó tales sanciones como Crímenes de Lesa Humanidad, tras su
visita de noviembre de 2017.
El gobierno norteamericano ha promovido un golpe
de Estado, claramente anticonstitucional. Después juega con la maldad del presidente Maduro porque no
deja que entre la llamada ayuda humanitaria. ¿Y por qué no se la entregan a la
Cruz Roja para que la reparta, en vez de pretender que lo haga el sublevado
Guaidó? Visten de crisis humanitaria un relato de profundas tergiversaciones sin
insistir demasiado en que Venezuela es el país con mayores reservas de petróleo
del mundo.
Si lo de Cataluña fue un golpe de Estado
—subvertir el orden constitucional desde las instituciones locales—, lo de
Venezuela ¿qué es?