20/1/21

LA CAGADA

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 20/01/2021. Contraportada.

La desafortunada comparación de Iglesias entre el exilio de 1939 y la cobarde huida de Puigdemont al palacete de Waterloo es ridícula, innecesaria, frívola, pero, sobre todo, es una ignominia. El sufrimiento de cientos de miles de españoles que huyeron al extranjero con lo puesto, escapando de una victoria aterrorizadora, inclemente y cruel, no es comparable a la situación del expresident. Se mire como se mire.

   Hay quien ha querido atenuar la culpa señalando que fue Gonzo quien le trasladó la pregunta y, por lo tanto, los términos de la comparación. No seamos ingenuos, la cuestión tiene todos los elementos de estar pactada, formulada en el estilo apocalíptico que tanto gusta a Iglesias. Sabía lo que hacía: agitar los caladeros electorales del catalanizquierdismo a ver si atraía alguna sardina a su ascua en tiempos de la operación Illa.

 Iglesias es un buen estratega político que, antes que nada, se tiene por un gran intelectual. Indudablemente, es un tipo inteligente y formado, pero tiene todos los tics de la soberbia universitaria, de quien se mueve con soltura en el juego verbal conociendo de antemano todas las preguntas y respuestas, del provocador de salón que consigue una cohorte de acólitos ávidos de su salvaje pero sabia oratoria. Le ha funcionado antes, pero no esta vez: nada ha cosechado en Cataland y ha ofendido a todos los que saben qué fue aquel terrible exilio, con miles de vidas quebradas, arrojadas a la miseria, perdidas… Vamos, lo que se dice una cagada.

Memoria histórica es una expresión sin más, posiblemente desafortunada, cuyo valor está en recoger un inmenso patrimonio de sufrimiento, dolor y penurias. Esto es algo que la derecha filofranquista no acaba de entender: que es verdaderamente un patrimonio, un haber, un pertenecer, no una ideología arrojadiza. En la aceptación de ese doloroso patrimonio se bate nuestro ser como sociedad y democracia. No es un tema menor. No son ejercicios de rencor trasnochados —recuerden el chat de la XIX del Aire—, es hacer un país para todos. Con la comparación hecha por Pablo Iglesias, hemos retrocedido en el arduo trabajo a favor de la memoria de las víctimas. Menuda paradoja. Que se deje de regateos y pida perdón. La ingeniosa ocurrencia ha sido una soberana estupidez. 


17/1/21

DÍA DE REYES

IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
LA VOZ DEL PATIO, Nº 6. ENERO-MARZO 2021. Contraportada.

La noche previa no conseguí pegar ojo. Recordaba en el catre la conversación tenida días atrás: “García, es usted un hombre sereno y con estudios, sus compañeros le respetan y hasta ahora no he tenido mayor queja de su comportamiento. Le he mandado llamar porque el próximo día 6 celebraremos los Reyes con los hijos de los internos. Las nobles damas de la ciudad han recolectado regalos con los que obsequiarán, en nombre del Generalísimo, a las inocentes criaturas. Cuento con usted para que haga de Melchor y actúe de portavoz. Gaspar y Baltasar serán dos de los moros que llegaron hace unos días de Villa Cisneros y apenas hablan en cristiano. Quiero un acto ejemplar, que muestre la seriedad de esta institución y el innegable sentido cristiano del Régimen. Darán a cada niño un regalo y un beso según se les acerquen”.

El sábado 6 de enero de 1940 nos dieron a los tres un auténtico café con leche, no el aguachirle habitual. Miré a mis compañeros y no aprecié en ellos señal alguna de nerviosismo, ¿comprenderían la pantomima que nos esperaba? Desde temprano, una masa de críos y madres se agolpaba a las puertas de la prisión produciendo un gorjeo de voces blancas que tenía en tensión a todas las galerías.

El acto constó de solemnes discursos del capellán y del director recordando a los niños que sus padres eran escoria roja, masones y criminales enemigos de España que vivían de la misericordia del Caudillo. Una señora, que debía ser la esposa del alcalde o del gobernador civil, dijo otras insustancialidades necesarias. Los críos, impacientes, esperaban alejados de sus padres que los miraban con desesperación. Por fin sonó un disco de villancicos por los altavoces y los niños se nos acercaron. Respiré profundo y fui dando a cada uno su regalo.

Cada vez que los chiquillos me abrazaban para darme las gracias, les susurraba al oído: “Recuerda, Franco es un cabrón de mierda. Y tu padre, una gran persona”. Los más espabilados abrían mucho los ojos y se giraban para mirarme según se despedían…

Al cabo de un rato, el director me oyó. Fue el mes de chopano del que más orgulloso me siento. 




6/1/21

2021

 IGNACIO FERNÁNDEZ DE MATA
DIARIO DE BURGOS, 06/01/2021. Contraportada.

 Las distopías, esas ensoñaciones futuristas de sociedades alienantes y deshumanizadoras, rebosantes de inventos y robots, se han ido cumpliendo sin que nos percatáramos de ello. Autores dueños de una imaginación desbordante escribieron muchas décadas antes de su existencia sobre los viajes espaciales, la soledad mitigada por engendros mecánicos, la hiperconectividad, el control de la población —también de su generación jerarquizada—, de su pensamiento y movimientos, o de la desafección de los gobiernos. Aquellos mundos felices escondían infiernos totalitarios que algunos quisieron entender reflejo de la sociedad soviética evitando otras contriciones. La paradoja, sin embargo, reside en que quienes han convertido nuestro presente en una atemporal distopía no han sido los herederos de Lenin, sino los de Milton Friedman.

Mientras nos perdemos en pseudofilosofías sobre el transhumanismo, que llenan páginas y páginas de papanatas visionarios, la población se va estupidizando inmisericordemente. Abonados a las redes sociales iconolátricas y alfabetofóbicas —opiniones y estados de ánimo son meros emoticonos—, prisioneros de las cookies interneteras, con obsesivo consumo de pantallas y plataformas que nos enganchan…, nos encontramos en un mundo de sorprendente imbecilismo colectivo que deja cortas las pesadillas de Bradbury, Orwell, K. Dick o Huxley. Y sí, en este tampoco se lee.

Cuando nos hacemos de cruces con la gestión de la pandemia y nos preguntamos cómo es posible con lo que sabemos científicamente del virus que se actúe con tamaña irresponsabilidad institucional…, la respuesta nos la dan los chips que llevamos implantados, no esos que dicen los conspiranoicos antivacunas, sino los inseparables móviles que todo lo largan y todo nos lo dictan a través de la percepción alterada de la realidad que son las parroquias de whatsapp y demás sucedáneos.

Sin valores, sin palabras, sin pensamiento… Rotundos adocenados, pero consumidores individualistas. Esa es la distopía que nos inunda. Que el icono de esta pandemia sea Isabel Díaz Ayuso es la evidencia de este terror blando, aparentemente indoloro, algo fofo, pero libertario. Y que se juegue con las cifras de muertos, se regateen las medidas y controles, se escatime la inversión en sanidad para hacer negocio con las privatizaciones no es sino nueva normalidad… Distópica.