DIARIO DE BURGOS, 14/11/2023. Pág. 5.
A la vista de cómo se
está comportando una parte de la ciudadanía, jaleada por partidos irresponsables
y desleales con nuestro sistema constitucional, parece necesario dejar claras
algunas cuestiones básicas.
En España, se alcanza
el nombramiento como Presidente del Gobierno cuando la mayoría absoluta del
Parlamento, esto es, al menos 176 votos del Congreso de los Diputados, otorga
la confianza al candidato (artículo 99.3 de la Constitución Española, y art.
171.5 del Reglamento del Congreso de los Diputados), debiendo entonces el Rey proceder
al nombramiento. Así se accede en nuestro país a la primera magistratura
democrática. Y de ninguna otra forma. Es decir, quien “otorga la confianza”
para convertirse en Presidente del Gobierno es el Parlamento. Nadie más.
Insistamos con las
peras y manzanas, o lo que es lo mismo, en cuestiones de 1º de Democracia: los parlamentarios,
concretamente, los diputados, eligen al Presidente porque “representan al
pueblo español” (art. 66 de la Constitución Española). Los parlamentarios son “elegidos
por sufragio universal” (art. 68 de la Constitución Española) en las elecciones
generales (23 de julio pasado). Al candidato lo propone el Rey “previa consulta
con los representantes designados por los grupos políticos con representación
parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso” (art. 99.1 de la
Constitución Española). El Congreso de los Diputados vota al candidato
designado y así es como se elige Presidente del Gobierno. Ni más ni menos.
A lo largo de nuestro
casi medio siglo de democracia recuperada, ha habido Presidentes que no han
logrado en primera votación esa mayoría absoluta necesaria, obteniéndola en
segunda por mayoría simple (más votos positivos que negativos). Calvo Sotelo,
en 1981, obtuvo 169 votos; González, en 1989, consiguió 167; Rodríguez Zapatero
obtuvo 169 en 2008; y Rajoy, en 2016, recibió 170. Pues bien, Pedro Sánchez se
convertirá en el octavo Presidente de España con 179 votos del Congreso. Tres
por encima de la mayoría absoluta.
Seguimos con 1º de
Democracia: quienes tachan de ilegítimo el próximo Gobierno se están declarando
antidemócratas y anticonstitucionales. Ni más ni menos.
Cuando en unos años los
historiadores escriban sobre este periodo y traten de explicar la reacción injustificada
de la derecha parlamentaria, judicial, mediática y popular hablarán de su irresponsabilidad,
de deslealtad institucional, de manipulación de la población, de histeria gratuita
y espíritu golpista. Ni más ni menos.
Respétese el
Parlamento. Respétese la Constitución. Con la Democracia no se juega.
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