DIARIO DE BURGOS, 12/12/2022. Página 5.
El esperpento
diario de rezadores frente a la sede del PSOE es perfecta muestra de la
confusión de nuestros tiempos y, particularmente, del impulso antidemocrático
de la ultraderecha católica. Recuperando estrategias de finales del siglo XIX
─la santa intolerancia─, sectores ultras de la Iglesia prorrumpen lemas
franquistas con Cristo Rey y la Virgen como grandes protagonistas nacionalcatólicos,
para promover la desobediencia y la aberración del Gobierno legítimo de los
españoles. Ya se sabe, Dios lo quiere, como en las cruzadas.
Son una
minoría, seguramente, pero la relación Iglesia-Ultramontanismo es una vieja
constatación histórica. No ha tanto lucharon contra el liberalismo progresista
decimonónico, apoyaron el absolutismo carlista, se fajaron contra las culturas
obreras y abrazaron la sublevación y dictadura franquista. La ultraderecha
española actual es un fruto madurado en los movimientos provida católicos y en
ciertas asociaciones de víctimas, todos muy muy próximos al PP. De hecho, Vox
debe su existencia a estos grupúsculos exaltados, y es entre los
monjes-soldados donde encuentra su mejor caladero de tecnócratas.
Hay un común
denominador a todas las ultraderechas internacionales: su autorreconocimiento
como fundamentalistas religiosos de base bíblica. Se acabaron las viejas
guerras de credos en Occidente, hoy están a partir un piñón los ultras
católicos con los ultras calvinistas, baptistas, pentecostalistas, presbiterianos,
adventistas, mormones, ortodoxos…, y judíos. La financiación llega de Hungría,
Rusia, Estados Unidos, México, Brasil, Australia, Israel… El dinero se mueve de
un sitio a otro a través de fundaciones dedicadas a la familia o a la nación
─porque Dios piensa en nacional─, coaligando movimientos y políticas. A nadie
le sorprende ya que grupos con clara connivencia neonazi, otros con inmediatos
e históricos pasados antisemitas sean los mejores apoyos internacionales con
los que cuenta el genocida Netanyahu. Es el Biblical Effect, pues al fin
y a la postre, comparten la literalidad bíblica y, salvo para el caso de la
industria armamentística, promueven el enfrentamiento entre la fe y la ciencia
─a favor de la primera, claro─.
Estos
iluminados belicosos conciben la nación como único espacio político para los
elegidos, lo que abre inmensas posibilidades para excluir a los que piensan
diferente, a los ateos, izquierdistas, a los desviados, minorías étnicas,
migrantes, pobres… A los palestinos.
No son buena
gente rezando el rosario, se autoconciben guerreros en santa cruzada. Su
propósito es acabar con la democracia, y ahí vamos todos. Abascal ya habla de
linchamientos.
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